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EL AVE FENIX

A PESAR DE LA PREOCUPACION DE LOS DUEÑOS POR LAS DEMANDAS, EL AGUILA MOSTRO EXCELENTES RESULTADOS EN SU BALANCE

11 de marzo de 1996

El martes pasado, los accionistas del Banco de Colombia no sabían cómo celebrar, no tanto por el segundo cumpleaños de la privatización de la entidad, sino porque la acción alcanzó el precio más alto de los últimos años. Llegó a transarse a 426 pesos en la Bolsa de Bogotá, un nivel sin precedentes desde la privatización. Y aun-que al final de la semana volvió a bajar, la emoción había sido suficiente."El Banco tiene unos bonos en dólares que algunos convirtieron en acciones, lo que las valorizó. Los que más demandaron las acciones fueron los inversionistas extranjeros", dijo a SEMANA un comisionista. A su vez, Bancol _la sociedad dueña del 76 por ciento del banco_ no ocultó su emoción por el fenómeno, pero aseguró que la acción aún está subvaluada, de manera que lo más probable es que ahora tienda a subir. Parte de la explicación para que eso ocurra tiene que ver con un asunto que amarga cualquier celebración que se haga por el cumpleaños de la privatización: las cerca de ocho demandas que existen contra el proceso. Sin embargo, como no hay mal que dure cien años, la buena noticia es que ya no habrá más, pues el plazo para presentarlas era de dos años.Pero lo mejor del cuento de la semana pasada no fue tanto el precio de la acción sino algo que quedará en claro esta semana cuando se les anuncie a los accionistas el incremento en sus dividendos. Se trata de los resultados del banco. Por un lado, tuvo utilidades por 54.360 millones de pesos, lo que muestra un incremento del 28,5 por ciento frente a 1994. Lo más sorprendente es que, como la idea de las directivas es mejorar la calidad de la cartera, las provisiones sumaron 58.000 millones de pesos, con lo que las utilidades operacionales alcanzaron 112.000 millones. Eso, frente a las provisiones de 28.000 millones hechas en 1994 muestra la estrategia conservadora que hoy impera. Ese manejo ha llamado especialmente la atención. Los analistas del Thomson Bank, por ejemplo, destacan en su reporte de noviembre "la habilidad del banco para aprovisionar agresivamente y a la vez dar utilidades", aunque aceptan que un manejo tan conservador afecta las ganancias. Algo similar afirma Swiss Bank Corporation en su resumen sobre el tercer trimestre de 1995, donde dice : "fue otro período de lento crecimiento, pues el manejo continúa enfocado en mejorar la rentabilidad de las operaciones centrales del banco, aumentar la eficiencia y mejorar la calidad de los activos". Alvaro Jaramillo, presidente del Banco de Colombia, le dijo a SEMANA: "lo primero que hicimos fue limpiar la casa, y eso lo logramos mediante la sistematización que nos permitió identificar elementos de crédito que no se ajustaban a nuestra política; entonces decidimos aprovisionar, y eso nos forzó a ser extremadamente conservadores".Pero el de las utilidades no fue el único buen anuncio. Otro tuvo que ver con el patrimonio, que pasó de 140.000 millones de pesos en el primer trimestre de 1994 a 320.000 millones en 1995. Además, el banco mostró datos como el aumento en el cubrimiento de la cartera vencida del 16 al 71 por ciento; la disminución de los costos operacionales, luego de reducir en 20 por ciento la planta de personal; y sobre todo, el haber mejorado su grado de eficiencia _costos administrativos como porcentaje del margen financiero_ del 86 al 58 por ciento, nivel cercano al estándar internacional del 50 por ciento. Otra parte de la historia es que, de vivir en sobregiro, el banco se convirtió en el principal prestamista para el sector financiero, al colocar 50.000 millones de pesos. Y como si eso fuera poco, también ganó un punto de participación en el mercado de las cuentas corrientes, al llegar a 9,1 por ciento.Mostrar buenos resultados es casi una obligación para los dueños del banco, pues tienen detrás a los 80 bancos que les prestaron cerca de 300 millones de dólares para adquirirlo. Por fortuna, los prestamistas parecen estar contentos. Al menos así lo demuestran las declaraciones de Herminio Fraga, encargado del desarrollo latinoamericano del grupo Soros, uno de los mayores prestamistas para los Gilinski. Según él, "vemos un gran esfuerzo alrededor de la eficiencia, y destacamos el manejo cauteloso de la cartera. Creo que están listos para crecer más. Es un privilegio haber invertido en los Gilinski, así como en un país que puede mostrar un excelente desempeño".Igualmente favorable fue el último reporte de Morgan Stanley, de diciembre 29 de 1995, que mantiene su calificación de 'strong buy' _definitivamente comprar_ para el banco y prevé un mejoramiento importante en el valor de la acción. Al destacarla como una historia de cambio, la firma norteamericana dice que "nosotros creemos que el Banco de Colombia es una buena opción para invertir (...) A través de nuevos sistemas y una cultura enfocada en la productividad, el banco está buscando clientes que se ajusten a su rentabilidad esperada".La Sombra Sin embargo, como no todo puede ser color de rosa, cada vez que los directivos del banco hablan de los buenos resultados, recuerdan también la amarga historia de las numerosas demandas. Casi todas son en contra del hecho de que el sector solidario sólo haya tenido la posibilidad de adquirir el 17 por ciento de las acciones del banco en el momento de su privatización y, en general, lo que buscan es una indemnización. Contra el contrato de venta en sí sólo hay al parecer dos demandas. El vicepresidente jurídico del Banco de Colombia, Alexander Vernot, dijo en diálogo con SEMANA que "la privatización está amparada por una disposición que asegura que sólo el gobierno o Bancol lo podrían atacar". Otra garantía es el fallo de la Corte Constitucional de febrero de 1994, que aceptó la inexequibilidad de la norma que limitaba la oferta de acciones para el sector solidario, pero dijo que tal disposición no podía afectar situaciones jurídicamente consolidadas, como la venta del Banco de Colombia. Así mismo, los abogados del banco consideran que la nueva ley de privatizaciones, expedida en diciembre de 1995, significa una protección, por cuanto dice que el Estado podrá tomar medidas tendientes a buscar la seguridad de los procesos de privatización.Más allá de las consideraciones de orden jurídico, el hecho de que el tema esté sobre el tapete, y el que aún falten al menos dos años para resolverlo, causa nerviosismo entre los accionistas. El representante de uno de los bancos que le prestó a los Gilinski, le dijo a SEMANA: "me preocupan las demandas porque afectan el valor de mis acciones, y lo mismo ocurre con la situación política de Colombia. Pero las dos cosas van a ser resueltas dentro del marco legal del país. Simplemente es cuestión de tiempo". Ese es sin duda el mayor dolor de cabeza que tienen para los dueños del banco, pues cuando aún no celebraban el primer mes de hacer el negocio de su vida, ya tenían sobre sus hombros la primera demanda. Y desde ahí, ese parece haberse convertido en el pan de todos los días para alimentar el hambre de quienes quisieran tener la mejor presa del águila.