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El lunes por la tarde el presidente electo Juan Manuel Santos anuncióel nombramiento de Juan Carlos Echeverry como ministro de Hacienda.

MACROECONOMÍA

El desafío

Aunque hay señales positivas de recuperación económica, el nuevo gobierno recibe un gran hueco fiscal, alto desempleo, creciente pobreza y atraso en infraestructura.

27 de junio de 2010

No es una casualidad que el primer nombramiento que hizo el presidente electo, Juan Manuel Santos, fuera el de su ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry. En este sentido, siguió la misma línea de sus antecesores Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, quienes al inicio de sus respectivas administraciones le dieron prioridad a la conformación de sus equipos económicos. Roberto Junguito y Juan Camilo Restrepo fueron los ministros llamados al gabinete de los dos anteriores gobiernos.

Empezar a conformar el gabinete por el área económica tiene una razón muy válida y poderosa: envía una señal de confianza dentro y fuera del país sobre la importancia que el nuevo gobierno le dará al manejo de la economía.

Claro que también hay otras razones. Los gobiernos salientes suelen dejar las arcas vacías y quien llega debe comenzar a cuadrar la caja y a saber con qué cuenta la nueva administración para empezar a desarrollar las promesas de campaña, que tienen un alto componente económico. Después de la retórica de la plaza pública, hay que aterrizar las ideas, y eso pasa por la cartera de Hacienda. El nombrado Ministro de Hacienda no la tendrá fácil en los próximos cuatro años. El panorama fiscal de Colombia luce muy complejo. El déficit fiscal estructural está alrededor del 4 por ciento. Es decir, los gastos del Estado son mayores a los ingresos. El faltante a financiar, en cabeza del gobierno nacional, será de 23,7 billones de pesos para 2010 y las presiones del gasto vienen en aumento. Además de los ineludibles en cuanto a transferencias, gasto militar, pensiones y pago de deuda, habrá que atender otros temas delicados, como el de los desplazados. Y en materia de salud hay que señalar que todavía, pese a la reforma que acaba de aprobar el Congreso, el déficit del sector no ha quedado resuelto. Entre tanto, los mayores ingresos tributarios dependerán del ritmo de crecimiento de la economía, y aunque hay señales de recuperación, en esta materia nunca se debe cantar victoria. El gobierno pronostica un crecimiento del 3 por ciento para 2010 y del 4 por ciento para 2011, algo que es mejor de lo que muchos analistas habían proyectado a comienzos de año, pero todavía un crecimiento insuficiente para las necesidades del país.

Y aunque la mayor preocupación se centra en el frente fiscal, hay otros temas que generan gran preocupación. La tasa de desempleo supera el 12 por ciento y la informalidad laboral sobrepasa el 50 por ciento, los niveles más altos de la región.

El ex ministro Juan Camilo Restrepo cree que el gran reto del nuevo Ministro será definir y orientar, desde la cartera de Hacienda, el área social, que quedó muy deteriorada. El 45,5 por ciento de los colombianos está en la pobreza y el 16,4 por ciento vive en condición de indigencia.

Sergio Clavijo, director de Anif, afirma que el gobierno tendrá que enfrentar las realidades de un presupuesto altamente inflexible para bajar el gasto y profundamente perforado en su componente de ingresos. Es decir, su margen de maniobra en esta materia es muy reducido.

Sin embargo, Echeverry, quien conoce bien la realidad de las finanzas públicas, es más optimista de lo que puede hacer desde esta cartera que lo que piensan muchos de sus colegas.

Promete resolver los desequilibrios fiscales sin aumentar impuestos e incluso sin necesidad de vender la participación que la Nación tiene en Isagén. Santos ha dicho que por razones estrictamente fiscales no haría la venta, como había propuesto el gobierno saliente.

¿Cómo lo hará? Echeverry dice que "cada uno sabe cómo quitarse las pulgas". Esto para significar que incrementar los tributos no es la única fórmula para tener unas finanzas al menos en equilibrio. Si así fuera, el país ya lo habría logrado, pues todos los gobiernos han acudido a reformas tributarias para aumentar los ingresos de la Nación y el problema no se ha resuelto.

Por ello dice que acudirá a una fórmula que se basa en ahorro y en aprovechar bien la coyuntura de mayores ingresos en el sector petrolero y minero. Por ejemplo, propone crear un fondo con las regalías incrementales. La idea no es quitárselas a las regiones sino ahorrarlas de manera gradual. Según sus cálculos, en cuatro años podría ahorrarse un punto del PIB, lo que al final del periodo restará del déficit del sector público consolidado.

Un componente importante de la estrategia para aliviar la presión fiscal vendrá por la vía de modificar algunas de las exenciones tributarias que han ayudado a incrementar el hueco. La idea, dice, es revisar el esquema de incentivos tributarios de tal manera que se dirijan a la creación de empleo. Propondrá cruzar el pago de parafiscales contra el IVA, pero inicialmente la idea es llevar este esquema a las empresas informales para entrarlas a la formalidad. Echeverry y Santos se han casado con la idea de que si un mayor número de empresas entra a la formalidad, por esta vía se conseguirá un alivio fiscal en materia de salud, pues serían trabajadores que comenzarían a cotizar al régimen contributivo.

Entres sus cálculos para mejorar las finanzas públicas están los mayores ingresos petroleros que espera recibir el país, pues la producción de crudo aumentará a 800.000 barriles por día a finales de este año y se acercará al millón en 2011. Se estima que esto se podría traducir, en los próximos cuatro años, en ingresos para el gobierno central del orden de un punto del PIB. Naturalmente el optimismo del nuevo gobierno se basa también en las mayores expectativas de crecimiento económico.

Ahora bien, el reto en materia de empleo, la mayor preocupación de los colombianos, no es menor. La gran promesa de campaña del Presidente electo de crear dos millones y medio de nuevos empleos en el cuatrienio y de formalizar 500.000 más para bajar el desempleo a un dígito es una meta ambiciosa que genera muchas dudas entre los analistas que se preguntan cómo llevarlo a la práctica. Echeverry habla de un plan de choque basado en los sectores líderes del crecimiento o 'locomotoras', que serán la minería, el agro, la construcción de infraestructura y la vivienda.

El nuevo Ministro de Hacienda cree que sus metas son alcanzables, así algunos analistas vean que todavía hay muchas cosas ambiguas en el programa, especialmente sobre las políticas que llevarán a que los sectores líderes tengan un gran crecimiento.

El asunto es que Echeverry arranca sin sorpresas de lo que le espera. Tiene confianza en que logrará cumplir las promesas de campaña, y aunque en materia económica muchas cosas son más fáciles decirlas que hacerlas, el nuevo Ministro llega con una alta credibilidad, y el voto de confianza hay que dárselo.