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El Dorado 90

Hasta la grama de los estadios se puso en venta en Italia.

16 de julio de 1990

Después del fútbol, la gran estrella de Italia 90 es el dinero. La final del Campeonato Mundial de Fútbol no sólo es el espectáculo con más seguidores a nivel orbital, sino también el más lucrativo de todos. Los ingresos generados por el torneo superarán los US$8.000 millones, cifra que es igual a la mitad de la deuda extema colombiana y que se equipara con la producción anual de bienes y servicios de Camerún, una de las mayores sorpresas del campeonato.
Los italianos echaron la casa por la ventana, con el fin de ofrecer una buena imagen de su país a los miles de turistas que lo visitan por estos días y a los millones de aficionados que siguen el torneo por la televisión: se calcula que 500 millones de personas, en promedio, están viendo cada uno de los 52 partidos de que consta el campeonato, lo que elevará la audiencia total a 26.000 millones de televidentes, la más alta que pueda congregar cualquier espectáculo a nivel mundial.
El mayor gasto lo hizo el gobierno italiano en la remodelación de 10 de los estadios en los cuales se efectúan los encuentros y en la construcción de otros dos. Adicionalmente, al Estado le correspondió financiar la infraestructura necesaria para garantizar la realización del torneo y para facilitar el acceso a los escenarios deportivos, desde la construcción de nuevas líneas férreas, hasta la ampliación de parqueaderos. En total, de acuerdo con datos oficiales, las erogaciones del gobierno por este concepto llegaron a US$4.390 millones.
El solo centro de comunicaciones construído para la RAI (la cadena estatal de radio y televisión italiana que monopolizó los derechos de transmisión del campeonato) costó cerca de US$500 millones. Y el gobierno contribuyó con US$360 millones a la remodelación y ampliación de los hoteles necesarios para alojar a los aficionados atraídos al país por la Copa Mundial.
Las mayores beneficiadas con el torneo fueron, de acuerdo con lo anterior, las grandes empresas constructoras de Italia. Pero no las únicas. Las ventas al detal de productos ligados a la Copa Mundial alcanzarán, según estimativos de las empresas productoras, los US$ 1.300 millones.
Todo vale en materia de "souvenirs", incluída la grama de los estadios que sirven como escenario al Campenato Mundial. Según el diario Herald Tribune, la empresa Abacus y Pigal, de Venecia, asegura que los aficionados pagarán hasta 150 dólares por un trozo de cinco centímetros cuadrados de la grama en la cual juega el equipo de su respectivo país. Si se pudiera vender el césped de todos los estadios donde se juega el campeonato, se generarían ingresos por US$23 millones.
Dichos ingresos, sin embargo, estarían muy por debajo de los de Telemundi, la empresa comercializadora del logotipo y la mascota del Mundial, cuyas regalías ascenderán a US$50 millones. Más de 40 compañías pagaron verdaderas millonadas por emplear a "Ciao", el muñequito articulado de cabeza esférica que sirve como logo del Mundial. Los derechos pagados por cada una de ellas oscilaron entre 200 mil y un millón de dólares, más un 10% sobre las ventas totales. En los últimos días, además, han salido al mercado cerca de 450 productos adicionales, con reminiscencias de Italia 90.
Pero además de comprar recuerdos, los aficionados que visitan a Italia gastarán millones en su papel de turistas. Aparte de los US$ 160 millones que se gastarán en la compra de tiquetes para ver los partidos, y de acuerdo con los estimativos más conservadores, los visitantes dejarán cerca de US$300 millones en hoteles, tiendas y restaurantes del país. Todo eso sin contar las ventas en el mercado negro y la comercialización de algunos productos vinculados de manera no oficial con el campeonato, como un cigarrillo lanzado recientemente por el monopolio tabacalero estatal, llamado simplemente "Mundial".
El ponqué, pues, será bastante grande. Y de él no podía quedar excluída la Federación Internacional de Fútbol Asociado, FIFA, entidad que maneja el deporte a nivel mundial. Los derechos que recibirá la organización por la transmisión televisada de los 52 partidos del torneo han sido estimados en US$70.8 millones, a los cuales se debe sumar la participación a que tiene derecho en el valor de los boletos de ingreso a los estadios.
No todo el mundo ha salido ganador en esta feria, sin embargo. Los habitantes de las ciudades donde se juegan los partidos han tenido que sufrir por el encarecimiento de gran cantidad de productos, por el aumento en los problemas de tráfico y por todas las molestias asociadas con la invasión de turistas provocada por el Mundial. Sin contar lo que tendrán que pagar en impuestos durante los próximos años para cubrir las obras del Mundial.
Más grave, empero, es la situación de una gran cantidad de pequeñas empresas que ofrecieron su ayuda a los organizadores del campeonato, esperando como única remuneración la publicidad asociada con el éxito del evento y que, al final, se han visto involucradas en una gran polémica sobre las "mordidas" que se habrían producido en el curso de la construcción de las obras.
Como en cualquier país del Tercer Mundo, los sobrecostos fueron la característica general en la mayoría de ellas. La remodelación del estadio de Génova, por ejemplo, estaba calculada en US$36 millones. Al final, las obras costaron US$97 millones. En Nápoles, se estima que los ciudadanos tendrán que pagar hasta el año 2010 por las obras relacionadas con el torneo. Según Gianni Rivera, una de las estrellas de Italia en la Copa Mundial de 1970 y miembro en la actualidad del Parlamento de su país, en muchos casos "los costos se llegaron a triplicar, lo que quiere decir que hubo una gran incompetencia por parte de los administradores de los proyectos, o que se cometieron grandes errores en la estimación inicial".
Para algunos observadores, se trata de "un fenómeno típicamente italiano". Para otros, sin embargo, la cosa va mucho más allá. Según un alto dirigente de un partido político italiano, citado por el Herald Tribune, "la mafia va a terminar con los bolsillos repletos gracias al Mundial". El mismo diario cita dos o tres incidentes previos al campeonato en los cuales aparecieron comprometidas varias personas ligadas con las organizaciones de la mafia. La policía italiana, no obstante, ha sido bastante cauta en el tratamiento del tema. Nadie duda, a pesar de ello, que en un ponqué tan grande como el de Italia 90 todo el mundo tuvo acceso a su correspondiente tajada.