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El lío de las flores

Colombia tiene excelentes argumentos para conservar sus preferencias arancelarias en la Unión Europea, pero podría perderlas por cuenta de una pelea entre India y Pakistán.

17 de marzo de 2003

En las próximas semanas el Consejo de la Unión Europea, que representa la voluntad de los jefes de los Estados que la conforman, tendrá que tomar una decisión crucial para Colombia. Según lo que resuelva, varios productos colombianos importantes en la economía nacional, sobre todo por la cantidad de empleo que generan, podrán seguir siendo exportados a los 15 países de la Unión Europea (UE) sin arancel, o de lo contrario tendrán que empezar a pagarlo.

Hasta ahora prácticamente la totalidad de las exportaciones colombianas a Europa, que en 2002 estuvieron en alrededor de 1.625 millones de dólares, gozan de cero arancel. Este privilegio tiene dos orígenes: por un lado el café verde, que no paga impuestos de importación en ninguna parte del mundo según lo estableció la Organización Mundial de Comercio hace ya varios años; por el otro, la UE creó un Sistema General de Preferencias (SGP) especial para los países que luchan contra la producción de drogas ilícitas, y que según la última renovación de ese régimen en 2001 cobija a los países andinos, a los centroamericanos y a Pakistán.

Como quedó aprobado y estará vigente hasta diciembre de 2004, este régimen especial de SGP debe 'graduar' -o sea excluir del beneficio arancelario- a aquellos productores que durante tres años consecutivos muestren cierto grado de competitividad. Como ya lo anunció públicamente hace unos meses la Comisión Europea (el poder ejecutivo de la UE), estableció que las flores, los árboles, algunas frutas tropicales y hortalizas colombianas ya habían adquirido esa competitividad y, por lo tanto, recomendó al Consejo quitarles el privilegio del cero arancel.

Esa es precisamente la decisión que debe tomar este mes, o más tardar a principios del próximo, el Consejo de la UE. Si les comienza a cobrar impuestos a estos productos desde el primero de junio, como lo pidió la Comisión, o si difiere el plazo hasta el año entrante, como lo ha solicitado el gobierno colombiano. Las autoridades andinas buscan además que cuando la UE renueve el régimen que los beneficia para que rija desde 2005 hasta 2014 se elimine esta cláusula, que permite excluir los productos más competitivos.

Para Colombia el asunto es vital. Sólo en flores queda en vilo la exportación de alrededor de 60 millones de dólares, pues de cero arancel pasarían a pagar más de siete millones de dólares en impuestos, y esa puede ser la diferencia entre ser competitivo en el mercado o salir de éste. Y no sólo es un problema de divisas. Cada hectárea de flores genera entre 10 y 20 trabajadores, dependiendo del tipo de flor, y ese empleo hoy está alrededor de Bogotá y de Medellín principalmente, lo que ha tenido un impacto positivo en el bienestar social y la seguridad de estas ciudades. Sin flores en la sabana de Bogotá la migración a la capital sería enorme y el desempleo rural mucho mayor.

Además de estas razones Colombia esgrime otras de carácter político. Este país hace un gran esfuerzo en vidas y en recursos para luchar contra la droga y lo mínimo que puede hacer Europa, como gran consumidor de droga, es compensarlo con regímenes como el del SGP. No tiene mayor sentido que cuando realmente se logra un producto de exportación sólido y que genera empleo legal se le castigue. Es decir, mantener el SGP-droga obedece a un raciocinio político ya aceptado en la UE. Y si no, ¿cómo se explicaría la contradicción de que la UE le esté donando al año a Colombia más de 18 millones de euros en ayuda humanitaria y cooperación para el desarrollo y tome la decisión de 'quitarle' casi 14 millones de euros al desarrollo económico y social del país al excluir varios productos del SGP-droga?

Ahora bien, el lío es que la decisión del Consejo europeo no depende sólo de su sensibilidad a los poderosos argumentos colombianos. El juego político mundial también limita su capacidad de acción frente a Colombia. Ocurre que como Pakistán está incluido en este régimen especial de preferencias, India, que quedó por fuera, denunció estos beneficios arancelarios ante la Organización Mundial del Comercio, argumentando que son discriminatorios.

Según fuentes consultadas por SEMANA en la UE la presión de terceros países ante la OMC es grande, y si el Consejo resuelve ahora hacer una excepción a las normas del SGP para beneficiar a las flores colombianas, pese a que se han vuelto competitivas, todo este régimen especial para productores de drogas ilegales puede ser demandado ante la OMC. En ese caso se correría el riesgo de perder las preferencias para otras grandes exportaciones colombianas, como el carbón, por ejemplo.

Así las cosas, como lo dijo un técnico europeo, gracias al efectivísimo cabildeo colombiano el Consejo está buscando una solución intermedia. Los países amigos de América Latina en la UE, como España, por ejemplo, están apoyando los argumentos políticos del gobierno colombiano y tratando de que finalmente éstos tengan mayor peso que las consideraciones comerciales que ha esgrimido la Comisión. De este pulso depende la suerte de muchos exportadores colombianos y de sus empleados en el campo.