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Con el programa de emisión de acciones la ETB se juega su última carta para conseguir nuevos socios y obtener recursos frescos para financiar su expansión.

5 de mayo de 2003

Miles de colombianos estan a la expectativa de lo que ocurra con la venta de acciones de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB). Ya hace un tiempo Interconexión Eléctrica S.A. (ISA) probó que la fórmula funciona y que los colombianos están dispuestos a poner sus ahorros en empresas serias y sólidas. Este acontecimiento cobra especial importancia si se tiene en cuenta que últimamente las posibilidades de inversión son escasas. El dólar está estancado y las tasas de interés en el país y en el exterior continúan bajas (a pesar de las últimas correcciones), por lo cual los papeles de renta fija siguen sin tener atractivo. La ETB se prepara a sacudir la Bolsa entre el 12 y el 30 de mayo próximos con una gigantesca operación de democratización accionaria, en la que busca obtener recursos frescos por 350.000 millones de pesos y conseguir 90.000 nuevos socios. Las expectativas sobre esta emisión son muchas, pues la empresa viene de un proceso de privatización que fracasó en el año 2000. Ahora, para garantizar el éxito de la colocación de 15 por ciento de su propiedad accionaria, ha diseñado un producto atractivo para asegurarse de que los 554 millones de acciones que planea poner en el mercado, efectivamente se vendan. En primer lugar, se trata de un producto financiero que garantiza por un buen tiempo una rentabilidad de 7,5 por ciento anual. Cada acción tendrá un costo de 700 pesos y pagará un dividendo privilegiado de 52,5 pesos durante los primeros cuatro años, el cual se irá reajustando cada período con base en la inflación. Esto significa que, pase lo que pase en la compañía, el inversionista obtendrá un beneficio asegurado durante ese período. En segundo lugar, los paquetes de acciones se podrán comprar de contado o financiados a un año sin intereses. Quien lo haga de contado recibirá un descuento de 6 por ciento y quien opte por la financiación a crédito deberá pagar una cuota inicial de 15 por ciento y diferir el resto a 12 cuotas mensuales sin intereses. Hay que tener en cuenta que la ETB estableció como monto mínimo de inversión 600.000 pesos y máximo 250 millones de pesos para evitar que alguien se apodere de grandes lotes de estos papeles. Al igual que en el caso de ISA, las acciones estarán a la venta en una amplia red de oficinas bancarias en todo el país, además de las tradicionales comisionistas de bolsa. Por último, se trata de una compañía cuya deuda tiene una nota Triple A (AAA). Esto significa que la ETB no debería tener inconvenientes para cumplir con los plazos acordados en sus obligaciones financieras, tanto en capital como en intereses, según el criterio de firmas calificadoras de riesgo como Duff & Phelps, que en febrero pasado le otorgó la mejor calificación que una compañía colombiana puede obtener para sus obligaciones en pesos. El negocio de la ETB servirá para sacudir el mercado bursátil que, aunque este año tendrá un buen comportamiento, no alcanzará a ser tan dinámico como en 2002, cuando hubo acciones que generaron ganancias hasta de 148 por ciento, incluidos los dividendos. Un largo camino El proceso de venta de la ETB ha tenido toda suerte de discusiones desde hace un tiempo. La historia se remonta a 1989, cuando comenzaron las primeras discusiones sobre la privatización de la empresa, que se aprobó años más tarde. El proceso, sin embargo, fracasó porque nunca hubo comprador. Finalmente la ETB optó por una fórmula diferente: capitalizarse mediante una venta masiva de acciones, que fue finalmente aprobada por la asamblea de accionistas el 27 de marzo pasado. Si vende lo que espera, 15 por ciento de la propiedad de la empresa quedará en manos del público pero el Distrito preservará el control. El momento es, por lo demás, propicio para la democratización. La empresa, que de Bogotá sólo conserva el nombre porque ya pisa fuerte en Barranquilla, Cali, Medellín, Bucaramanga y Pereira, es el principal proveedor del servicio de Internet en el país, factura más de 44.200 millones de pesos en el negocio de datos y, lo más importante, es la ganadora -en compañía de su rival en telefonía, EPM- del llamado negocio del año en Colombia: la licencia de operación del sistema de comunicación personal (PCS). El año pasado la facturación de la empresa fue de 1,3 billones de pesos (un aumento de 12 por ciento frente a 2001) y las utilidades netas superaron los 251.000 millones de pesos. Tiene activos por 3,83 billones de pesos y pasivos por 2,1 billones de pesos, lo que le permite manejar un nivel de endeudamiento de 56 por ciento; un apalancamiento relativamente bajo si se compara con el de las otras compañías del sector, que tienen en promedio el 70 por ciento. Además los planes de la ETB son muy ambiciosos. Tiene inversiones previstas en banda ancha que exigen cerca de 80 millones de dólares, un plan para instalar en Bogotá 30.000 teléfonos públicos que funcionan con tarjetas magnéticas que demandará 35 millones de dólares. Acaba de asumir el desarrollo de los servicios de telecomunicaciones para todo el departamento de Cundinamarca y se dispone a entrar en ciudades de Colombia donde no tiene presencia mediante asociaciones con compañías regionales. Y ahora asume la tarea de conseguir 90.000 nuevos socios mediante un proceso de democratización de su propiedad, con el que aspira a recoger 350.000 millones de pesos. Los recursos que capte la ETB mediante la venta de acciones se destinarán a dos cosas fundamentalmente. Una, a terminar de amortizar la deuda pensional, que asciende a 700.000 millones de pesos (actualmente está fondeada en más de 80 por ciento). Dos, a financiar su nueva operación de telefonía PCS en la compañía Colombia Móvil, un negocio en el que la ETB deberá aportar, como mínimo, unos 300 millones de dólares en los próximos cuatro años. Los datos financieros y las proyecciones futuras indican que comprar acciones de la ETB es buen negocio. Sin embargo hay que ponerles atención a los riesgos. Como suele ocurrir con las empresas públicas, el mayor riesgo que enfrenta la ETB no es económico sino político: que en años futuros llegue un alcalde poco serio y dilapide los recursos de la empresa. Lo interesante es que la democratización accionaria se está haciendo, precisamente, para impedir que esto ocurra en el futuro. "La ETB necesita que exista un doliente directo y este es el mejor seguro. Con 90.000 ojos encima de la compañía es muy difícil que haya malos manejos", dice Paulo Orozco, presidente de la empresa. La plata de la venta de acciones es, obviamente, bienvenida, pero la motivación de fondo que tuvo en cuenta el Distrito para democratizar la propiedad de la ETB fue blindarla frente al riesgo político en el futuro. Más allá del respaldo financiero que logre con la colocación de acciones, la aplicación efectiva de los criterios de buen gobierno que le exige la Superintendencia de Valores a la ETB para poder cotizar en la bolsa es la que garantizará su éxito en el largo plazo.