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Lo que Rajoy llama "pedido de asistencia para el sistema financiero" trae aparejadas condiciones muy benevolentes para España. | Foto: EFE/Javier Lizón

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Elogios y temores en Europa por el "rescate especial" a España

El trato deferencial que recibiría España de la eurozona, en reconocimiento a las reformas que ya ha implementado, han suscitado llamados a la renegociación de los términos de otros rescates.

10 de junio de 2012

La decisión del gobierno español de solicitar asistencia financiera a la eurozona ha sido recibida con multitud de elogios en Europa. Las autoridades regionales -que autorizarán el préstamo multimillonario- y el Fondo Monetario Internacional saludaron el anuncio, pero otros manifestaron dudas sobre la solidez de la moneda común, o empiezan a reclamar para sí las "condiciones especiales" del rescate a España.
 
Para el presidente de gobierno, Mariano Rajoy, con el pedido de ayuda para los bancos "ganó la credibilidad del proyecto europeo y el futuro del euro", pero hay quienes dudan que el millonario rescate -que se suma a los de Grecia, Portugal e Irlanda- vaya a fortalecer a las economías regionales.
 
El ministro de Economía de David Cameron, George Osborne, por ejemplo, afirmó que las esperanzas de una recuperación de la economía británica están siendo sofocadas por la crisis de la eurozona.
 
Advirtió, además, que "tras dos años de incertidumbre, inestabilidad y crecimiento lento, las decisiones que se tomen en los próximos meses podrían determinar el futuro de toda Europa por una década o más".
 
En Washington, en cambio, fueron puras loas para la decisión de Madrid. El secretario del tesoro Timothy Geithner la calificó de "paso vital hacia la unión financiera de la eurozona".
 
Desde París la ven como "un paso hacia la restauración de la confianza".
 
Por su parte, el FMI indicó que el paquete de salvataje será lo suficientemente robusto como para que los bancos españoles recuperen su credibilidad.
 
El gobierno de Rajoy esperará a obtener resultados de un par de auditorías privadas antes de especificar un monto concreto, pero el eurogrupo ha puesto a su disposición hasta US$125.000 millones.
 
Esta cifra, que supera ampliamente las que se manejaban hasta hace un par de días, sirve "para despejar todas las dudas de los mercados", de acuerdo al ministro de Economía español Luis De Guindos.
 
Pero la prueba de fuego llegará el lunes, cuando abran las bolsas.
 
El doble filo de las "circunstancias especiales"
 
De Guindos confirmó que España pedirá una inyección de capital extranjera el sábado por la tarde, luego de reunirse durante dos horas y media con sus pares de la eurozona.
 
Tanto él como Rajoy se esforzaron por resaltar que se trata de un paquete de asistencia al sistema financiero y no de un rescate a la economía española al estilo griego.
 
El bloque no exigirá a España la implementación de medidas de austeridad u otros cambios en la política macroeconómica, sino solamente reestructuraciones y ajustes en el ámbito bancario.
 
Estas "condiciones suaves" vienen a ser un reconocimiento a las reformas que ya se han ejecutado en España desde 2008.
 
El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, señaló que gracias a éstas, los principales bancos españoles han logrado capear el temporal y se muestran estables.
 
Pero las "condiciones especiales" de este salvataje han sido criticadas desde algunos frentes.
 
Aunque Irlanda saludó -como casi todos los países europeos- la decisión española, algunos analistas se preguntan si no querrá ahora renegociar los términos de su propio rescate.
 
El corresponsal de la BBC Robert Peston afirma que "Irlanda tendría bases fuertes para demandar una renegociación de su salvataje si se confirma que España ha logrado persuadir a Alemania y los otros países de la eurozona de entregar los US$125.000 millones a cambio de nada, al menos en lo que a gasto público y tributación respecta".
 
Una "caja de Pandora"
 
Si Irlanda, Portugal o Grecia -que celebra nuevos comicios el próximo fin de semana y podría acabar saliéndose de la eurozona- quisieran replantear sus propios casos, el bloque podría estar ante uno de los mayores desafíos de su historia.
 
El domingo por la tarde la oposición lusa ya reclamaba al primer ministro Pedro Passos Coelho que exigiera para Portugal el mismo trato que dan a España.
 
En Grecia, donde el 80% de la población desea permanecer en la eurozona a pesar de las severas condiciones de sus propios rescates, una de las promesas electorales del líder socialista y exministro de Finanzas Evangelos Venizelos -quien negoció los términos del último paquete de fondos- es relajar las exigencias que venían en la letra pequeña del segundo salvataje.
 
Para Peston, volver a discutir los casos particulares de estos otros países sería para el bloque como "abrir una caja de Pandora".
 
Y es que en los últimos dos años la eurozona se comprometió a desembolsar cerca de US$500.000 para reforzar las economías tambaleantes del bloque. Ahora a ese monto habrá que sumarle el rescate de los bancos españoles.