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EN CAMARA LENTA

La cotización del dólar ganó algunos puntos la semana pasada, pero aún hay serias dudas sobre la tendencia que seguirá la tasa de cambio.

1 de septiembre de 1997


La revaluación del peso frente al dólar es la causa de la mayoría de los problemas que vive la economía nacional. Esa, al menos, ha sido la conclusión de varios foros realizados en los últimos días por entidades y medios del sector privado para analizar los problemas del país. Por eso no dejó de llamar la atención de los observadores el ligero repunte que tuvo la cotización del dólar la semana pasada.
Para algunos de ellos podría tratarse de un reconocimiento por parte de las autoridades monetarias de la necesidad de permitir una mayor devaluación de la moneda nacional. Pero para la mayoría se trata de un fenómeno puntual, pues en su informe al Congreso la Junta Directiva del Banco de la República insistió en la necesidad de un ajuste fiscal grande y serio como prerrequisito para poder lograr, entre otras cosas, una mayor devaluación.
Pero si lo sucedido la semana pasada dejó las opiniones divididas, sobre lo que sí hay consenso es en el daño que la revaluación del peso le está produciendo a la economía. Con el fortalecimiento del peso las importaciones se abaratan y se afecta la producción doméstica. Las exportaciones no pueden competir y crece el desempleo.
El indicador más diciente en este sentido es la llamada Tasa de Cambio Real _TCR_, que mide la competitividad de los bienes nacionales frente a los productos externos (si la TCR baja, la situación empeora para todo exportador). El Banco de la República determina su índice de TCR con base en el comportamiento del peso frente a las monedas de 18 países, reflejando así la inflación interna en esas naciones. Y frente a un índice de 100 en 1986 la TCR está actualmente en alrededor de 80.
Esto significa, según un número creciente de analistas, que Colombia les está dando ventajas a sus competidores con el actual manejo cambiario. Manejo que, para algunos de ellos, es similar al que llevó a países como México (efecto tequila), Venezuela o Argentina a sufrir serias crisis en épocas pasadas. Y por eso muchos de ellos consideran que es necesario revertir la tendencia lo más pronto posible.
Una de las causas del descenso en la tasa real de cambio, según dichos analistas, es que la Junta Directiva del Banco de la República mantuvo por mucho tiempo las tasas de interés en niveles que hacían poco atractivo endeudarse en pesos. Lo que significa que tanto el sector privado como el público recurrieron a créditos externos para utilizarlos en sus actividades de inversión y gastos. Y con la entrada masiva de dólares el peso se fortaleció.
El Banco de la República reaccionó y comenzó a reducir los intereses. Sin embargo ésta y otras medidas _como la de congelar parte de lo que entre por concepto de créditos en dólares al obligar a los usuarios a realizar en el Banco de la República un depósito del 30 por ciento del crédito durante 18 meses_ fueron tomadas tardíamente. Y aunque éstas deben tener un efecto positivo, los analistas piensan que no están dadas todavía las condiciones para una mayor devaluación.
El Ministro de Hacienda ha insistido mucho en la importancia de implementar mecanismos de devaluación, pero muchas entidades oficiales están presionando para que se les quiten de encima las restricciones impuestas por la Junta del Banco de la República y no sería raro, según los observadores, que lo obtuvieran. Con lo cual se estaría prolongando el problema.
Para los exportadores, además, aunque el Banco de la República continúa aplicando los mecanismos que frenan la entrada de dólares y realiza operaciones de compra y venta de divisas para mantener la moneda estadounidense dentro de la banda cambiaria, sólo la convicción de que se avecina una clara tendencia devaluacionista y que habrá una menor oferta del dólar hará subir de una manera sostenida la cotización de la divisa. Esto, claro, está unido a la condición de que el Estado reduzca sus gastos.
Es por eso que si bien el comportamiento que mostró la tasa de cambio la semana pasada llegó a ilusionar a más de uno, la opinión general _y en particular la de los exportadores_ es que todavía se debe hacer mucho más en este campo para poder respirar con tranquilidad.