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EN OBRA GRIS

Las cementeras tuvieron un buen crecimiento en ventas, aun en medio de las vacas flacas. ¿Qué les espera este año?

26 de mayo de 1997

La esperanza de los analistas era que a la recuperación del sector cafetero se le uniera este año la de la construcción, para que así la economía comenzara a caminar con el pie derecho. Al fin y al cabo se trata de dos de los principales jalonadores del crecimiento económico en el país. Sin embargo, aunque la fiesta del café sí comenzó, la de los constructores nada que arranca.Según información de Camacol, la caída de la actividad edificadora durante los primeros dos meses del año fue superior al 30 por ciento. Esto quiere decir que la contracción del primer bimestre fue aun mayor a la que se vivió en todo 1995, cuando la caída fue del 24 por ciento. Como dijo el presidente del gremio, Alberto Vásquez, "la emergencia económica y la descertificación dañaron todas las esperanzas de recuperación".Pero aún más reveladores son los datos del Instituto Colombiano de Ahorro y Vivienda _Icav_. De acuerdo con la información de la entidad, la cantidad de préstamos desembolsados a los constructores entre enero y marzo cayó 10 por ciento con respecto a igual período del año anterior, al sumar 310.000 millones de pesos _ver cuadro_. Adicionalmente, es considerable la disminución en la participación de los préstamos a los constructores dentro del total de créditos de las CAV, pues en tanto que hace dos años éstos significaban el 78 por ciento de los desembolsos ahora son apenas el 34 por ciento.Así las cosas, las esperanzas de que este año la construcción reaccione están en veremos. No obstante, según dijo a SEMANA el presidente de Icav, Guillermo Gómez, "yo esperaría que en el segundo semestre las cosas cambien". Y es que ninguno de los involucrados en el negocio quiere que se vuelva a repetir la historia del año pasado, cuando los despachos de cemento gris cayeron 13 por ciento y el consumo per cápita del producto bajó de 218 a 179 kilos por habitante. Se trata de un nivel bastante inferior al de otros países como México, donde es de 347 kilos, o Malasia, donde asciende a 512.Todo cambiaLo curioso es que, a pesar de estas cifras, en 1996 el sector cementero se movió como nunca antes. Por un lado, el gigante mexicano Cemex llegó con todos sus fierros al invertir más de 600 millones de dólares en la compra del 51 por ciento de Cementos Diamante y el 97,4 por ciento de Cementos Samper, con lo que se apropió de cerca del 35 por ciento del negocio en el país. Por encima de él sólo está el Sindicato Antioqueño, el cual a través de la holding Cemento Argos domina más del 55 por ciento del mercado.También resulta sorprendente que en un momento de vacas flacas las ventas de las cementeras hayan aumentado 17,8 por ciento. Así, mejoraron su margen operacional del 14,2 al 16,7 por ciento en un año, de acuerdo con el análisis realizado por la firma comisionista SuValor con base en las compañías inscritas en las bolsas de valores. Por el lado de las utilidades las noticias no fueron tan buenas. Estas sólo aumentaron 4,2 por ciento, en buena parte porque los costos financieros se incrementaron debido al alto endeudamiento de las compañías. Y es que la mayoría de ellas se metió en planes de expansión y modernización, como es el caso de Paz del Río, Rioclaro y Diamante. Esta última tiene un plan de inversiones por 190 millones de dólares para llevar su capacidad instalada hasta los cinco millones de toneladas.La pregunta que muchos se hacen es si el país va a poder absorber ese aumento en la oferta que se espera, más aún cuando la construcción parece no levantar cabeza. Al respecto, las expectativas de los analistas consultados por SEMANA señalan que es bastante probable que así suceda porque la etapa recesiva del sector ha sido ya demasiado larga. Adicionalmente, se espera un incremento en las obras civiles.Por algo SuValor estima que el sector de mayor crecimiento en ventas durante este año será el de cementos. Y ojalá que así sea para que las cementeras puedan comenzar a recoger los frutos del aumento de sus activos y recuperarse de la mala racha. Sin embargo, para que eso ocurra es necesario que cambien varias circunstancias que aún se mantienen. Por ejemplo, que una ciudad como Cali reaccione, pues allí la actividad edificadora cayó 37,4 por ciento el año pasado. Como dijo a SEMANA el presidente de una corporación de ahorro y vivienda, "lo que pasa es que el narcotráfico afectó mucho a Cali porque frenó la valorización de los inmuebles. Los capos vendían 30 y 40 por ciento por debajo del valor real. Y por eso el negocio está frenado, pero tiene que estar cerca el momento en que reaccione".También es necesario que Bogotá levante cabeza, pues la caída en 1996 fue del 33 por ciento. Al respecto, las proyecciones dicen que las ventas del estrato medio comenzarán a reaccionar en el segundo semestre, en tanto que las de los altos solamente comenzarán a recuperarse a finales de año o incluso en 1998. Después de todo, en ellos hay mucha oferta que aún no ha conseguido clientes. Y es que lo más importante para que el sector reaccione, y especialmente para que las cementeras se recuperen en ventas, es que se reduzcan los inventarios, pues mientras eso no ocurra es difícil que los constructores vuelvan a animarse a desarrollar proyectos.