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FAVOR, AJUSTAR SU CINTURON

MAS ALLA DE LOGRAR LA RECERTIFICACION AEREA, LA AEROCIVIL AHORA TIENE QUE DEMOSTRAR QUE SI TIENE LA CPACIDAD DE EJERCER CONTROLES EN MATERIA DE SEGURIDAD.

18 de marzo de 1996

En estos días certificación es una palabra de moda. El país está en vilo esperando la calificación del gobierno de los Estados Unidos a la administración de Ernesto Samper en su lucha antinarcóticos. Pero el término no sólo está sien-do citado en ese contexto: en materia de aviación también Colombia está a la espera del visto bueno. El 26 de febrero, la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos -FAA- emitirá un nuevo concepto sobre la capacidad de la Aeronáutica Civil para velar por la seguridad aérea en el país.El próximo lunes se cumplen los 120 días que ese organismo le dio a la entidad colombiana para ponerse al día con sus sistemas de vigilancia. Cuando el año pasado la FAA dio a conocer su decisión de bajar a Colombia a la categoría dos _autorización condicional para volar a los Estados Unidos_, muchos pusieron el grito en el cielo. La percepción fue que el Tío Sam se había metido en los asuntos internos del país y que pretendía imponer sus criterios. A pesar de lo antipático de la decisión, ésta fue tomada con base en acuerdos internacionales suscritos por la Aerocivil. Según estos, cualquier signatario del Acuerdo de Chicago y miembro de la Organización de Aviación Civil Internacional _OACI_ puede inspeccionar las normas y los procedimientos de seguridad en otro país.Lo más triste es que el procedimiento de la FAA no sólo fue legal, sino que en su evaluación final el organismo norteamericano reveló la cruda realidad que estaba viviendo la Aerocivil. Como lo aceptan sus propias directivas, la entidad era incapaz de velar por la seguridad aeronáutica. El entonces director, Alvaro Cala, tomó nota de los siete requerimientos que según la FAA debía poner en práctica para no descender a la tercera categoría y quedar como un paria de la aviación. En su informe la entidad norteamericana solicitaba, entre otras cosas, la modernización de los reglamentos que deben seguir los operadores aéreos, la elaboración de un registro de las sanciones impuestas, la capacitación del personal necesario para llevar a cabo las evaluaciones, y la actualización y la reorganización de los archivos. Además, le pedía adecuar su organigrama para cumplir sus funciones de vigilancia.Para la Aerocivil esa era una tarea titánica. Tenía más de 20 años de atraso y necesitaba ayuda para ponerse al día. Recurrió a Avitas, una firma asesora internacional que debe llevarla de la mano en esta nueva etapa. Siguió sus consejos en materia de actualización reglamentaria y organización institucional; pero adicionalmente debía entrenar su personal para asumir sus nuevas funciones. Contrató seis instructores chilenos para capacitar a sus inspectores aeronáuticos y de operación. Pero a pesar de haberse puesto las pilas, la Aerocivil no podrá cumplir con todos los requerimientos que le hizo la FAA, pues en el registro de sanciones aplicadas, se quedó corta. El jefe de la Oficina de Control y Seguridad, el capitán Germán Duarte, considera que en ese aspecto hay una limitación de orden legislativo: "el procedimiento para castigar a una aerolínea es muy dispendioso, puede tomarse varios años. Para hacer cumplir las normas , hemos optado por parar temporalmente las naves con problemas".Pero aún así la Aerocivil piensa que sí ha hecho su tarea. Esa percepción fue confirmada por una delegación de la FAA que a principios de febrero visitó Colombia. De acuerdo con un comunicado emitido por la Aeronáutica la semana pasada, la misión dio un concepto favorable sobre el trabajo desarrollado hasta la fecha. Pero a pesar de esas flores, las fuentes consultadas por SEMANA coincidieron en afirmar que es muy posible que el 26 de febrero no se pueda brindar por la recertificación aérea: la fiesta quedaría aplazada hasta mayo, mientras se evalúan los nuevos controles.Y si hasta ahora el camino ha sido culebrero, lo que le espera a la entidad no es nada fácil. Entre las tareas que ha de acometer en los próximos meses está la recertificación de todas las aerolíneas y los aviones que vuelan en Colombia. Aunque algunos como el director de la Aerocivil, Alberto Dávila, aseguran que la seguridad en el país es buena por "los controles que les aplican a las empresas aéreas las compañías que les financian o arriendan los aviones", hay otros que consideran que estas evaluaciones traerán muchas sorpresas. Con la guerra tarifaria de los últimos tres años, algunas compañías estarían metiéndole goles a los estándares de seguridad para reducir sus costos.Estas afirmaciones le echan más leña al tema tarifario, por el cual ya hay un enfrentamiento entre las compañías que vuelan en Colombia. De una parte están Avianca-Sam y Aces, cuyos presidentes han advertido en múltiples oportunidades de las consecuencias en materia de seguridad que pueda implicar una rebaja indiscriminada en los precios de los pasajes. Del otro lado están AeroRepública e Intercontinental, que en los últimos años han logrado alterar la distribución del mercado con costos más favorables para el usuario (ver recuadro). Ante las acusaciones, el presidente de AeroRepública, Alfonso Avila, señala: "nosotros adoptamos los parámetros de seguridad contemplados por la FAA" y sostiene que su diferencia tarifaria obedece a que "sus costos operativos son mucho menores por tratarse de una empresa joven que no tiene pasivos altos".Si la Aerocivil se pone al día con su función de vigilancia y aplica los correctivos necesarios puede ayudar a ponerle punto final al enfrentamiento. Hay quienes afirman que con controles estrictos en materia de seguridad podrá establecerse con claridad si la operación a bajos costos obedece a virtudes administrativas o a la relajación de las normas. Como le dijo un conocedor de la materia a SEMANA, "no creo que la solución sean las tarifas mínimas: una buena supervisión sería suficiente".Pero las diferencias entre las aerolíneas van más allá. Avianca y Aces ya anunciaron que en caso de que la Aerocivil pierda el año a último momento y el país sea bajado de categoría, estas empresas gestionarán directamente su certificación con la FAA para poder seguir volando a ese país sin problema,y no perder entre el 10 y el 20 por ciento de sus ingresos totales. Esa posibilidad, aunque remota, ya tiene antecedentes: así lo hicieron Philippine Air Lines y la empresa salvadoreña Taca. Las otras compañías que van a los Estados Unidos, las aerolíneas cargueras, no son tan optimistas en caso de una descertificación. El gerente de Líneas Aereas del Caribe, Alberto Donado, considera que "se trata de un castigo directo para el país. Tendríamos que alquilar aviones con matrícula norteamericana, lo cual a las cargueras nos quebraría en seis meses".Y es que pensar en las consecuencias de una descertificación aérea, cuando las autoridades norteamericanas han expresado su complacencia por los logros alcanzados, no es ser ave de mal agüero. Según el presidente de Avianca, Gustavo Alberto Lenis, "estamos a la mitad del camino, todavía podemos perder el año". Falta ver si la Aerocivil mantiene el ritmo de trabajo y demuestra que su afán de cambio no era sólo para ganar los exámenes de habilitación.