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FUTURO GASEOSO

El acuerdo sobre Ecogas abrió interrogantesentre los interesados en el negocio que sólose resolverán en el Congreso.

23 de junio de 1997

El jueves en la mañana los colombianos se alegraron al saber que ya no corrían el riesgo de tener que parquear su carro por falta de gasolina. La huelga en Ecopetrol estaba prácticamente descartada, pues a la medianoche del día anterior el gobierno y la USO habían llegado a un acuerdo en torno de un polémico tema que había impedido la firma de la convención colectiva durante seis meses: Ecogas.Pero la verdad es que las personas vinculadas al sector no quedaron tan tranquilas. La razón es que, a pesar de que el gobierno logró avanzar en varios puntos, como el hecho de que Ecogas quedara como una empresa independiente de Ecopetrol, con autonomía financiera y administrativa, también quedó formando parte de un holding o grupo empresarial liderado por la estatal petrolera, lo que generó inquietud dentro de los entendidos. Al margen de esa decisión muchos colombianos se preguntaron durante toda la semana pasada por qué había tanto alboroto alrededor del tema de Ecogas. Y la respuesta es que se trata de la empresa que va a liderar uno de los negocios del próximo siglo: el transporte del gas natural en Colombia. La preocupación gira en torno de la altísima probabilidad de que en 10 años la tercera parte de la generación de energía en el país dependa del gas. Precisamente por eso Ecopetrol ha hecho inversiones por 325 millones de dólares para el funcionamiento de la nueva empresa y los inversionistas privados tendrán que colocar otros 738 millones de dólares, a través del sistema llamado BOMT, que consiste en que éstos construirán, operarán y mantendrán los gasoductos durante un tiempo determinado y después los transferirán a Ecopetrol. De acuerdo con los planes del negocio, de aquí a 2011 Ecopetrol prácticamente financiará a Ecogas, pues le pagará menos de lo que la estatal petrolera le tendrá que pagar a las firmas con las cuales firmó los contratos BOMT. Sin embargo, en adelante, el negocio comenzará a andar mucho mejor, de manera que Ecogas le girará el dinero suficiente para poder pagarles a los privados.Son tan altas las expectativas del negocio que era lógico que tanto el gobierno como la USO y los privados estuvieran interesados en saber cuáles iban a ser las bases para la creación de Ecogas.En cuanto al gobierno y los privados, lo que más les preocupaba era que Ecogas no quedara como una filial de Ecopetrol. Al fin y al cabo, como dijo el ministro de Minas y Energía, Rodrigo Villamizar, "eso habría sido ir en contra de la Ley 142 de Servicios Públicos, la cual exige que la producción esté separada del transporte". Y es que, de lo contrario, Ecopetrol tendría todas las condiciones para ejercer una posición dominante, y a través de ella se beneficiaría a sí misma a través de las tarifas de transporte y demás condiciones, como cantidad e incluso calidad.Como dijo el presidente de la Asociación Colombiana de Gas Natural _Naturgas_, Alberto Calderón, "ningún privado se habría interesado en el negocio si Ecogas hubiera quedado como filial de Ecopetrol, porque así sería imposible trabajar en un escenario de competencia, eficiencia y mínimo costo". Al fin y al cabo, si aun con las condiciones que quedaron estipuladas en el acuerdo Ecopetrol tiene un dominio importante, pues posee el 80 por ciento del mercado de gas en el país, es lógico pensar que no sería mucho el espacio que les habría quedado a los privados si la estatal petrolera también hubiera quedado con el control del transporte. Y por el lado del sindicato la felicidad fue total por cuanto en el acuerdo se descartó la opción de una privatización, lo mismo que de una empresa mixta, que fue el centro del debate durante los seis meses de discusiones.Pero aun cuando hubo motivos para celebrar por lado y lado, la verdad es que no todo fue color de rosa. En palabras de Alberto Calderón, "al haber creado un grupo empresarial en los términos del Código de Comercio queda abierta la posibilidad de que se constituya una unidad de empresa. Así, todos corremos el riesgo de que los sindicatos de ambas compañías sean uno solo". En caso de que eso ocurra, lo grave sería que el día en que la USO decida hacer una huelga en Ecopetrol, ésta podría cobijar también a Ecogas, que será la empresa encargada de transportar el 80 por ciento del gas en el país.Si se tiene en cuenta la proyección del negocio en Colombia y lo mucho que dependerán las familias del energético, resulta delicada la posibilidad de que un sindicato pueda paralizar las operaciones de la compañía encargada de que el gas llegue a los hogares.Según el Ministro de Minas, el riesgo de que una huelga en Ecopetrol cobije a todo el sector estará vigente en cualquier caso. En su concepto, "la USO puede convocar a una huelga de industria y pedir la solidaridad de todas las empresas, de manera que en cualquier escenario esa es una probabilidad latente. Pero, aparte de eso, no es cierto que vaya a haber unidad de empresa, pues Ecogas va a ser autónoma e independiente y va a estar adscrita al Ministerio de Minas". A pesar de las palabras de Villamizar, Calderón considera que eso sólo se verá en el momento en que el Congreso entre a precisar los detalles del proyecto de ley que busca crear a Ecogas como una empresa industrial y comercial del Estado. Y de hecho, de acuerdo con lo que dijo a SEMANA el presidente de la USO, Hernando Hernández, "en el detalle del proyecto hay que materializar cómo la nueva empresa va a quedar supeditada a Ecopetrol".Así las cosas, el riesgo de que el proyecto incluya la cláusula de la unidad de empresa no es del todo descartable. De esta manera la pregunta de fondo es qué tanto pueden cambiar las cosas en el Congreso de ahora en adelante. Y aunque es imposible saber la respuesta, los interesados en la discusión consideran que no hay mucho margen para que eso ocurra pues los ponentes firmaron el acuerdo del miércoles en la noche. Y es que si hay algo sobre lo cual no quedan dudas es en lo relativo al potencial de un negocio como el del gas en el país. Al fin y al cabo se trata de un producto cuyo costo es una octava parte inferior al de la energía eléctrica. De ahí que sea tan importante que las condiciones que definen el negocio no dejen a todos los posibles consumidores de gas en Colombia supeditados a la voluntad de un sindicato que, como cualquier otro, lo que necesita son elementos de presión para lograr sus objetivos.