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Tras la bancarrota de Lehman Brothers se armó un caos en el mundo financiero internacional.

CRISIS

Ganó el poder económico

A tres años de la peor crisis financiera de los últimos ochenta años, que hoy tiene a medio mundo protestando en las calles, pasó lo impensable: nada cambió, los responsables no fueron a la cárcel y muy poco se aprendió.

17 de septiembre de 2011

Se están cumpliendo tres años de la bancarrota más grande en la historia corporativa mundial. Lehman Brothers, el más antiguo banco de inversión de Estados Unidos (158 años), se declaró en quiebra el 15 de septiembre de 2008, después de que la crisis de los subprime (hipotecas con altísimo riesgo) estalló en Wall Street en agosto de 2007.

Muchos han calificado la caída de este gigante como un evento catastrófico en la historia del mercado financiero mundial. Sus efectos retumbaron en todos los rincones del planeta, y aún se sienten.

El mundo pensó que nada sería igual después del colapso de Lehman y que las políticas que guiaron por años a Wall Street y a los sistemas financieros del mundo cambiarían. Ahora que se conmemora esta fatídica fecha, muchos se preguntan qué realmente varió, qué lecciones se aprendieron y si los culpables fueron castigados. Las respuestas son frustrantes: todo siguió igual, muy poco se aprendió y los responsables no han sido castigados.

Muchos de los errores que hicieron tambalear a Wall Street, que provocaron la posterior caída de varios de los grandes bancos de inversión de Estados Unidos, siguen presentes. Las protestas que se ven todos los días en las calles de las principales ciudades del mundo tienen que ver con ese capitalismo salvaje que alentó Wall Street.

El documental Inside Job, que ganó en febrero de este año un Premio Óscar, describe los acontecimientos que tuvieron lugar antes y después de la crisis financiera y de la quiebra de Lehman. Su director, Charles H. Ferguson, registró la vida de Wall Street en medio de excesos y señaló a destacados economistas como los responsables de lo que sucedió. Paul Krugman, premio Nobel de Economía, escribió en marzo de este año lo siguiente: "La película nos recordó que la crisis financiera de 2008, cuyas consecuencias todavía influyen en la vida de millones de ciudadanos de nuestro país, no pasó porque sí. Tuvo lugar a causa del mal comportamiento de banqueros, de personas a cargo de controlar la industria de servicios financieros y, sí, también de economistas".

Lo peor de todo es que hoy el comportamiento en el sector financiero no ha cambiado en lo sustancial. Los excesos en los pagos de bonos y salarios a los funcionarios de los bancos, algo que indignó a la mayoría de los ciudadanos del mundo, no han desaparecido. El año pasado, según un estudio del diario The Wall Street Journal, los banqueros de Wall Street cobraron primas récord de unos 104.062 millones de euros (144.000 millones de dólares). Más de lo que recibieron en 2009.

Esto generó toda clase de protestas, pues los gobiernos habían salido al rescate de los bancos emproblemados con dinero de los impuestos de la gente.

Se estima que desde que estalló la crisis financiera, en 2007, hasta la fecha, Estados Unidos y los países desarrollados de la Unión Europea han inyectado cerca de cinco billones de dólares para evitar la quiebra de bancos, aseguradoras y empresas manufactureras. Esto ha alimentado las protestas de los indignados en las principales ciudades del Viejo Continente y Norteamérica.

Paul Koch, un banquero experto en riesgos financieros en Estados Unidos, dice que es difícil erradicar la práctica de los incentivos porque esta es la forma como las entidades atraen los talentos y pueden competir en un mundo globalizado. Y esa es la realidad en los dos distritos financieros de Nueva York y Londres: Wall Street y la City.

Koch dice que algunos gobiernos han mirado de cerca el tema para asegurarse de que las gerencias actúen con limitaciones en la entrega de estas remuneraciones, pero en la práctica lo que se está viendo es que algunos sí castigaron los bonos, pero subieron los salarios.

Tampoco desaparecieron del mapa los sofisticados productos financieros que generaron tantas pérdidas a muchos inversionistas. Andrés Pardo, exfuncionario de Lehman Brothers, actualmente gerente de investigaciones económicas de Corficolombiana, afirma que se ha desacelerado la oferta de muchos de estos instrumentos, pero todavía existen en el mercado.

Se esperaban mayores controles a los bancos de inversión, donde se gestaron muchos de los productos financieros. Pero, por lo visto, esto tampoco se ha logrado. El jueves pasado, cuando se recordaba el colapso de Lehman Brothers, el banco suizo UBS informó que descubrió pérdidas por valor de 2.000 millones de dólares (1.456 millones de euros al valor actual) en operaciones no autorizadas de uno de sus operadores de la banca de inversión. 

Y tampoco ha pasado nada con los llamados responsables del colapso de Lehman Brothers y otras bancas. Aunque la reputación de las agencias calificadoras quedó manchada porque exageraron en la calidad que dieron a las hipotecas subprime -que desataron la crisis financiera de 2008- siguen operando en el mercado y haciendo grandes ganancias. Cabe recordar que el 93 por ciento de las empresas que emitieron bonos de hipotecas subprime tenían calificación Triple A.

Tampoco ha pasado nada con los administradores de los bancos de inversión que agravaron el desastre financiero. Los tribunales de Nueva York encargados de hacer la investigación sobre lo que pasó en Lehman Brothers dijeron que la entidad acudió a trucos de contabilidad para ocultar que estaba al borde de la quiebra, semanas antes de septiembre de 2008. Pero los auditores externos afirman que en estas prácticas irregulares no hubo comisión de un delito. En la búsqueda de los responsables, el informe concluye que las decisiones que tomaron los directivos, con Richard Fuld -el consejero delegado- a la cabeza del equipo, pueden ser cuestionadas, pero que estos se guiaron por su juicio como economistas y no fueron los responsables de la bancarrota.

El portal financiero Investorplace.com dice que tres años después de Lehman Brothers, "no hemos aprendido nada". Afirma que tras uno de los eventos más graves en la historia de Wall Street, cualquier observador podría pensar que el caos que siguió a la caída de este gigante redefinió la forma como debe funcionar la economía global. Pero es un engaño, dice. "Nuestra economía global no es más segura o más fuerte. Los jugadores claves en la crisis financiera se fueron sin consecuencias, los políticos parecen no haber aprendido nada de las pérdidas profundas que todavía se están tratando de recuperar".

Por ahora no hay sanciones civiles ni penales contra Fuld y sus directores, algo que sigue indignando a muchos, pues se llevó 484 millones de dólares en salarios, bonos y opciones de acciones desde el año 2000 hasta 2008, cuando Lehman se fue al piso.

Lo que ha seguido es una lluvia de demandas de inversionistas que han sido falladas en primera instancia. Un juez de Nueva York determinó que Barclays Bank debía pagar 2.054 millones de dólares al fideicomiso encargado de liquidar los activos del banco de inversión Lehman Brothers, cuyo negocio en Estados Unidos fue adquirido por ese banco británico tras declararse en bancarrota.

Un juzgado de Madrid condenó a Barclays Bank a devolver 500.000 euros más intereses a un cliente que invirtió en enero de 2007 en dos productos de Lehman Brothers.

El banco suizo UBS fue condenado a pagar 10 millones de dólares, incluidos 2,5 millones de multa, por haber asesorado mal a clientes sobre productos asociados al quebrado Lehman Brothers.

El Deutsche Bank también fue demandado por muchos de sus clientes. Los afectados dicen que el banco incumplió con sus obligaciones de informar y asesorar. El Tribunal Supremo de Alemania lo condenó por asesoría desleal a un cliente.

No obstante el pesimismo de muchos, hay razones para pensar que el futuro de la banca traerá cambios: cada vez cobra más fuerza la necesidad de una regulación y supervisión coordinada del sistema financiero a escala mundial. El Comité de Basilea de Supervisión Bancaria en Europa tiene listo el nuevo marco regulador con una serie de reformas que incluyen un aumento del capital, mejora de la gestión del riesgo, mayor supervisión y disciplina de mercados. El problema es que con el actual clima de tensión en la economía y de la banca, muchos se preguntan si la transición hacia este nuevo esquema se dilatará y el cambio de rumbo que se espera tomará más tiempo.