Home

Economía

Artículo

EMPRESARIOS

El poder de la linterna verde

En la última década, el Grupo Argos multiplicó por más de cuatro sus activos y por más de seis sus ventas. Se convirtió en un conglomerado internacional, con dominio en Estados Unidos y se enfocó en tres sectores estratégicos. Cómo lo hizo.

25 de febrero de 2017

Los recientes escándalos de corrupción ligados con el sector privado no pueden hacer perder de vista los buenos ejemplos empresariales que abundan en Colombia. Como se suele decir en el país, son más los buenos que los malos y esto también se cumple en el mundo de los negocios.

La semana pasada Jorge Mario Velásquez, presidente del Grupo Argos, pidió, a raíz de lo sucedido con la firma brasileña Odebrecht, no estigmatizar al empresariado, actor fundamental en la sociedad moderna. “Abogo para que se defienda al empresario de bien, comprometido con el país”, dijo Velásquez al recibir la distinción como empresario del año, que le entregó el diario La República.

Pues bien, uno de esos ejemplos empresariales dignos de resaltar es justamente el Grupo Argos, que ha dado un gran salto hasta convertirse en una de las grandes vedetes del mundo empresarial latinoamericano. En una década, los activos de este conglomerado se multiplicaron por más de cuatro y sus ventas por más de seis. De una presencia casi exclusivamente local, saltó a 20 países, con un fuerte dominio en Estados Unidos. Y además del foco cementero, definió otros dos nuevos sectores estratégicos: energía y concesiones, todo dentro del negocio de la infraestructura con potencial en Colombia y en la región.

Para desarrollar estos negocios, el grupo Argos ha ido poniendo la casa en orden, al consolidar su participación accionaria en varias compañías. Es así como el Grupo controla Cementos Argos, que se ocupa de toda la actividad de cemento y concreto; Celsia, encargada de las inversiones en energía; Odinsa -donde acaba de completar el 98,55 por ciento del capital-, que atiende el área de concesiones viales y aeroportuarias (de esta hace parte Opaín operador del aeropuerto El Dorado); y Compas (donde tiene el 50 por ciento) que se ocupa de las concesiones de puertos. Aunque no hace parte de las llamadas inversiones estratégicas, un foco importante es desarrollo urbano, que busca darle salida a lotes ubicados por todo el país y a lo largo de la historia han hecho parte de los activos de la organización.

Es claro que el grupo ha planeado y ejecutado cuidadosamente el camino para llegar a ser la multilatina de hoy. Su historia comenzó hace más de ocho décadas en Antioquia con un conjunto de plantas cementeras concentradas en el mercado local. Si bien desde los años sesenta Argos empezó a exportar sus excedentes de producción de cemento a Venezuela, Estados Unidos y el Caribe, desde la primera década del siglo XXI se propuso ser una compañía relevante en la región.

Hace unos años nadie hubiera imaginado que una cementera colombiana se pudiera apropiar de una parte importante del mercado norteamericano. Pues bien, Argos lo hizo y no solo sigue siendo líder en Colombia, sino que se convirtió en el quinto productor más grande de cemento en América Latina y el segundo en el sureste de Estados Unidos. Cuenta con nueve plantas en Colombia, tres en Estados Unidos y una en Honduras; diez moliendas de clínker ubicadas en Colombia, Estados Unidos, Haití, Panamá, República Dominicana, Honduras, Guayana Francesa y Surinam; y veinticuatro puertos y terminales de recepción y empaque. La capacidad instalada total permite producir 21 millones de toneladas de cemento al año.

En el negocio del concreto, Argos es líder en Colombia y el tercer productor más grande en Estados Unidos. Cuenta con 388 plantas en Colombia, Estados Unidos, Haití, Panamá, República Dominicana y Surinam. La capacidad instalada total es de 18 millones de metros cúbicos de concreto al año.

Argos llegó pisando duro a Estados Unidos cuando compró las primeras dos plantas de concreto por las que pagó 1.000 millones de dólares, una inversión gigantesca para una empresa colombiana en el extranjero. Pero esa apuesta arriesgada ha dado frutos, gracias a que estaba pensada para el largo plazo. Una muestra de ello es que la empresa siguió adelante con su plan de expansión, a pesar de los vientos en contra. La crisis financiera de 2008, que llevó a un desplome en el sector de la construcción en Estados Unidos, no la hizo retroceder. Por el contrario, supo aguantar este vendaval y anunció nuevas adquisiciones. En 2011 compró los activos de la francesa Lafarge en esa nación, el segundo productor de cemento del planeta, por los que pagó 761 millones de dólares. Y en los años siguientes hizo nuevas adquisiciones en Estados Unidos, aprovechando las oportunidades del mercado.

Realizó la última compra en ese país en agosto de 2016. Por 660 millones de dólares adquirió en West Virginia la empresa Martinsburg que aporta a la capacidad instalada 2,2 millones de toneladas de cemento y 1,6 millones de clínker al año. Esta nueva planta permite abastecer nuevos mercados con altas tasas de consumo per cápita, como Nueva York, Nueva Jersey, Maryland y Washington, entre otros. Además de significar la llegada de Argos a un décimo estado en Estados Unidos.

Así las cosas, al sumarse esta operación a las adquisiciones realizadas entre 2005 y 2014, Cementos Argos se convirtió en el mayor inversionista colombiano en Estados Unidos, con recursos que superan los 2.200 millones de dólares.

Visión estratégica

Muchos colombianos probablemente no saben de la transformación silenciosa de Argos. Más allá del negocio cementero, el grupo está hoy presente en el tema de concesiones (infraestructura) y energía. Esta actividad está en manos de la filial Celsia que se ha convertido en uno de los principales jugadores de energía en Colombia, a pesar de ser el más joven, pues comenzó a operar en 2007.

Para desarrollar este negocio, Celsia comenzó adquiriendo empresas del sector. Primero compró Termoflores, una planta a gas natural ubicada en Barranquilla, con una capacidad instalada de 441 megavatios (MW). Posteriormente, en 2008, adquirió la central Río Piedras (20 MW) y Meriléctrica (167 MW), lo que hizo que la compañía terminara ese año con un 46 por ciento de sus activos en el sector eléctrico y con una capacidad instalada de 628 MW. Más adelante anexó a la cadena el proyecto Hidromontañitas (20 MW) y la Empresa de Energía del Pacífico, Epsa, con lo cual la organización alcanzó una capacidad instalada de 1.548 MW y entró a los negocios de distribución y comercialización minorista de electricidad.

Dentro de los hitos que marcan el vertiginoso crecimiento de la empresa, se destaca también la construcción y puesta en marcha de la central Amaime (2011) que sumó 20 MW a la capacidad instalada de Epsa.

Celsia cruzó las fronteras. Adquirió activos de generación en Panamá y Costa Rica, los cuales agregaron 535 MW a la capacidad instalada y le permitieron incursionar en nuevas tecnologías como la eólica y la generación a base de carbón. Comenzó la carrera internacional.

Transcurridos estos años, hoy Celsia tiene el 100 por ciento de sus recursos en el sector de energía y participa en los negocios de generación, distribución y comercialización de electricidad. Tiene una capacidad de generar energía de 2.332 MW, representada en 17 centrales ubicadas en Colombia, 5 centrales en Panamá y 1 en Costa Rica. En el negocio de distribución en Colombia participa por medio de Epsa y Cetsa que atienden a más de 550.000 clientes en 40 municipios del suroccidente.

Este año, Celsia anunció su gran proyecto. Construirá la primera granja solar a gran escala en Colombia, llamada Celsia Solar Yumbo, un proyecto de 9,9 megavatios (MW), conformado por 35.000 paneles solares en un terreno de 18 hectáreas en ese municipio de Valle del Cauca, que generará aproximadamente 16 gigavatios por hora (GWh) al año, lo que equivale al consumo mensual de energía de 8.000 viviendas. La construcción comenzará en marzo y entrará en funcionamiento en el tercer trimestre de este año.

El nuevo filón

Más recientemente, Grupo Argos añadió a su cadena de negocios el eslabón que le hacía falta para ser un jugador relevante en el sector de la infraestructura en Colombia y en la región. Se convirtió en el accionista mayoritario (98,55 por ciento) del Grupo Odinsa, líder en el sector de las concesiones en el país.

Este negocio es una gran movida pues encaja perfectamente en los planes. Odinsa nació en 1992 con la idea de ser el motor de la infraestructura del país. Hoy es un grupo dedicado a estructurar, gestionar y desarrollar grandes proyectos en vías, aeropuertos, puertos, energía, cobro de peajes, entre otros. Cuenta con más de 2.100 kilómetros de vías concesionadas. El Grupo Argos entró a apoyar el crecimiento de esta sociedad con la mira en que se mantenga como una pionera en infraestructura y siga desarrollando concesiones viales y aeroportuarias, entre otros negocios, dentro y fuera de Colombia. El negocio de las concesiones necesita músculo financiero y por ello Odinsa-Argos se puede convertir en una llave poderosa.

Este conglomerado ha logrado escoger y enlazar muy bien los eslabones de su cadena. Por ejemplo, la Compañía de Puertos Asociados (Compas), creada conjuntamente por Grupo Argos y Southern Port Holding Inc. (conformada por la familia Echavarría Obregón de Colombia y Ership S. A. de España), que maneja puertos en Colombia, Estados Unidos y Panamá. Con APM Terminals, uno de los primeros operadores de terminales de contenedores del mundo, Compas tiene un acuerdo para operar de manera conjunta la terminal multipropósito de Compas en Cartagena.

En síntesis, los resultados alcanzados indican que el Grupo Argos trazó muy bien su camino. Si durante el siglo XX, en tiempo de proteccionismo y sustitución de importaciones, la base del negocio fue el mercado interno y nacional, el siglo XXI, el de la globalización y los TLC, permitirá aprovechar las ventajas competitivas de este nuevo entorno. La diversificación estratégica, en mercado y sectores, que lideraron sus directivos en el momento indicado muestra la visión y la pujanza de la clase empresarial del país.