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GRUPO EMPRESARIAL BAVARIA

El tránsito de conglomerado industrial a grupo de comunicaciones va viento en popa.

1 de junio de 1998

Quienes pensaban que un antiguo monopolio cervecero no podría prosperar en el cambiante y competitivo mundo de las comunicaciones estaban equivocados. El Grupo Empresarial Bavaria le apostó fuertemente al que, a ojos de todos los expertos, es el negocio de los próximos 100 años, y hasta ahora los resultados parecen confirmar su buen olfato. En 1997 las empresas de medios y telecomunicaciones de Bavaria facturaron más de 400 millones de dólares cerca de 11 por ciento de la facturación total del grupo excluyendo las compañías inversionistaS. Y aunque en conjunto todavía generan pérdidas en el ciclo de vida de un negocio de comunicaciones los primeros años son de altas inversiones y mucho endeudamiento desde el punto de vista operativo generaron utilidades cercanas a los 120 millones de dólares el año pasado. Esta cifra representa más del 19 por ciento del resultado operacional del grupo, excluyendo las holdings y las participaciones minoritarias.
Durante el año pasado, principalmente a causa del acelerado crecimiento de Celumóvil y la adquisición de El Espectador, los ingresos del sector de comunicaciones del grupo crecieron un 25 por ciento en términos reales. En el área cervecera, en cambio, no hubo aumento en términos reales. De continuar estas tendencias, el sector de las comunicaciones sobrepasaría al de las bebidas dentro de los ingresos del grupo en 2005. Sin embargo, la verdad es que esta fecha parece conservadora pues el despegue del grupo en este campo apenas comienza. Este año entrarán en operación el canal privado de televisión de Caracol y la empresa de larga distancia Orbitel en el cual el grupo y la Organización Sarmiento participan con el 25 por ciento y las Empresas Públicas de Medellín con el 50 por ciento. Sólo estas dos empresas podrían estar generando ingresos por 400 millones de dólares adicionales en 2000. Y las oportunidades para la inversión adicional abundan. Durante este año más de dos millones de líneas telefónicas, propiedad de la Empresa de Telecomunicaciones de Santafé de Bogotá y otras empresas colombianas de telefonía básica, pasarán a manos privadas y nadie duda que el grupo estará detrás de buena parte de ellas.
Un observador podría pensar que la dedicación de recursos y esfuerzos a un sector que requiere millonarias inversiones necesariamente debilitará las demás operaciones del grupo. Sin embargo esto parece poco probable. El primer motivo es que, como lo expresa Carlos Arturo Londoño, vicepresidente de Planeación de la cervecera, "el grupo ha cambiado de filosofía de inversión, mientras antes exigíamos el control, hoy estamos dispuestos a tener participaciones minoritarias cuando el socio principal conoce el negocio mejor que nosotros. Este es el caso de Orbitel con la EPM y del próximo ingreso de la cadena de hipermercados francesa Carrefour al país". Esto, en esencia, significa que con esta nueva estrategia los recursos propios del grupo rendirán más. El otro es que, al menos en su otro sector clave, el de la cerveza, su posición es supremamente sólida. En 1997 las empresas de bebidas del grupo generaron ingresos por una cifra cercana a los 1.500 millones de dólares y una utilidad operativa de 300 millones. Al menos en el corto plazo parece poco probable que Leona y la competencia externa comprometan la posición dominante de Bavaria.
En cuanto se refiere a otros sectores, la situación en el mediano a largo plazo es menos clara. En los negocios de transporte aéreo y automotor que representan 18,6 por ciento y 9,4 por ciento de los ingresos del grupo excluyendo compañías inversionistas y participaciones minoritarias la globalización seguramente conducirá a una rápida consolidación, en la cual unas cuantas empresas de talla global probablemente dominarán los mercados. En otro sector importante del grupo, los seguros, la integración de los negocios financiero y asegurador a nivel mundial, como lo demuestran la reciente fusión del Citibank con el Travelers Group, y la agresividad de los principales grupos financieros locales y los nuevos participantes españoles, hace pensar que el grupo se saldrá eventualmente del negocio. No obstante, no hay ninguna información en la actualidad que haga pensar que esta posibilidad se vaya a cristalizar.
Los años que vienen, con el inicio de operaciones del canal privado y Orbitel, serán la prueba de fuego de la capacidad del grupo en el sector de telecomunicaciones. El know-how local y el acceso a licencias ya no serán suficientes para asegurar el éxito en el negocio. Este dependerá de la capacidad de formar alianzas internacionales, de la eficiencia en la gestión y de anticiparse a los hechos en un sector que se mueve a altas velocidades. Habrá que ver cómo le va al grupo en la ejecución, porque en la visión parece haber dado en el clavo.