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GRUPOS ECONOMICOS: ¿OTRA GUERRA?

La negativa del grupo Santdomingo a participar en la Corporación Mundial 86 amenaza con llevar a un enfrentamiento a los tres grandes de las finanzas.

14 de junio de 1982

El primer indicio fueron unos asientos vacíos en el elegante salón del piso once del Banco de Colombia, donde se llevó a cabo la ceremonia que daba creación a la "Corporación Colombia 86", entidad del sector privado que se encargaría de realizar el mundial de fútbol.
Con la excepción de un vicepresidente de Avianca, los puestos reservados a los representantes de las empresas del grupo Santodomingo, estaban desocupados. Inicialmente este hecho no parecía tener mayor trascendencia pues el nombre de Carlos Cure, presidente de Bavaria y cabeza visible del Grupo en ausencia del propio Santodomingo (embajador en Pekín hasta la semana pasada), fue incluido en la lista de socios fundadores. Igualmente el de Roberto Pumarejo, pariente cercano de Santodomingo y gerente de Colseguros, otra de sus empresas.
Las cosas comenzarian a cambiar dos días más tarde, cuando apareció en "El Espectador" una carta firmada por Cure, solicitando que su nombre fuera retirado del acta de fundación, pues "por ahora no me es posible comprometer recursos de esta empresa en la financiación de tal evento".
No fue necesaria la carta de Pumarejo pocos días más tarde, en el mismo sentido, para entender de qué se trataba. El Grupo Santodomingo no participaría en el mundial de fútbol a través de Colombia 86. Oficialmente los voceros del grupo argumentaban que ellos eran simplemente administradores de recursos de terceros y que carecían de facultades para disponer de ellos en un evento cuyo costo final desconocían. En privado se rumoraba que Santodomingo era hombre poco dado a jugar papeles subalternos en actividades promovidas por terceros.
El día después de publicada la carta de Cure, Jaime Michelsen Uribe dio declaraciones en una entrevista para el programa radial 6 a.m. 9 a.m. Dialogando telefónicamente con los periodistas Julio Nieto Bernal y Alfonso Castellanos, manifestó: "Es lamentable que Bavaria, una empresa tan importante y perteneciente a un grupo financiero de los más poderosos del país no se vincule a la realización del mundial de fútbol de 1986 por falta de recursos. No puedo comprender por qué manifiestan ahora que no tienen recursos, cuando, por ejemplo, el Fondo de Jubilaciones vale más de tres mil millones de pesos, que ellos manejan libremente".
Santodomingo, quien por esos días se hallaba en Bogotá con motivo del matrimonio de su sobrina, reaccionó a estas declaraciones extendiendo el boicot de su grupo a la empresa Avianca, la cual inicialmente había aceptado participar en el certamen por iniciativa de Carlos Ardila Lulle, uno de sus principales accionistas. Cure, en calidad de presidente de Bavaria, que es la mayor accionista de Avianca solicitó a Cala, el gerente de la misma retirarle su apoyo a la corporación creada por el Grupo Grancolombiano.
El que reaccionó en esta ocasión fue Carlos Ardila, quien fue informado de esta determinación en la junta de Avianca. Disgustado por la forma unilateral como estaba procediendo el Grupo Santodomingo, manifestó que él había comprometido su palabra de que la empresa participaría en la nueva Corporación y que, de no ser así, sus acciones estarían a la venta.
Mientras esta situación se definía, los grupos Santodomingo y Grancolombiano, comenzaron a movilizar sus tropas. El Sindicato Nacional de Trabajadores de Bavaria envió una carta a "El Espectador" respaldando la posición asumida por Cure, indicando que "es deber ineludible de los trabajadores respaldar la actitud sincera y honesta asumida por el doctor Cure, Quien antes de comprometer los recursos de la Compañía, en especial los fondos de jubilación, ha salido en defensa de los mismos".
Michelsen, según algunos rumores, estaría dispuesto a retirar sus depósitos en Invercrédito y otras entidades financieras del Grupo Santodomingo. Al finalizar la semana los dos bandos prudentemente se abstenían de abrir fuego abiertamente. Probablemente ambos tenían en mente la experiencia de las Malvinas, en donde lo que había comenzado como una cuestión de principios se había convertido en un conflicto de proporciones inesperadas, con muchas bajas para las dos partes.