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Huellas de goma y software malicioso, entre las pruebas de las autoridades para capturar a 22 personas, que habrían falsificado más de 2.000 licencias en Bogotá.
Huellas de goma y un 'software' malicioso, entre las pruebas de las autoridades para capturar a 22 personas, que habrían falsificado más de 2.000 licencias en Bogotá. | Foto: Supertransporte

INVESTIGACIÓN

Hasta datos de profesor fallecido se usaron para falsificar miles de licencias de conducción

Utilizaban huellas de goma para aprobarle horas de estudio a los interesados sin que asistieran. 2.000 personas adquirieron su pase de manera ilegal.

29 de septiembre de 2020

“Le llegó la licencia en un tamal”. Este dicho popular, que es usado comúnmente para decir que una persona tiene el aval de las autoridades para manejar sin haber cumplido con todas las normas requeridas, le cabe perfectamente a más de 2.000 personas que adquirieron su ‘pase' con documentos ilegales.

La operación fue detectada por las autoridades de tránsito, policía judicial e inteligencia, quienes capturaron este martes a 22 personas, quienes presuntamente falsificaban los certificados de aptitud en conducción en dos centros de enseñanza automovilística (CEA), en Bogotá. Uno en el sur de la ciudad y otro en la localidad de Chapinero.

A los investigadores les tomó 14 meses para confirmar las irregularidades en dichos centros de educación. Según el mayor General, Carlos Ernesto Rodríguez, director de Tránsito y Transporte de la Policía, se realizaron allanamientos, interceptaron líneas telefónicas, monitorearon a los presuntos responsables y entrevistaron 30 personas, entre alumnos y profesores de estos lugares.

Con esta información, pudieron establecer que la banda de ‘Expertos’ o ‘Sigilosos’, utilizaban huellas de parafina para registrar a los alumnos en las clases teóricas y prácticas, con lo cual ellos no tenían que asistir presencialmente.

“Las personas llegaban a recibir su primera clase, ubicaban sus huellas en la parafina y no debían regresar en los días siguientes. Simplemente con esto, al iniciar cada jornada, en la escuela ubicaban la huella del estudiante”, explicó Rodríguez.

En uno de los allanamientos, se encontraron 77 huellas de goma, correspondientes a 8 instructores suplantados y 69 estudiantes que no estaban tomando las clases presenciales. Además, se ubicó un software malicioso, con el cual concretaban el negocio ilícito.

Y es que la práctica non sancta también la hacían con los docentes. En sus archivos, los presuntos responsables guardaban las huellas de goma de instructores a quienes ya se les había terminado su contrato laboral e incluso a uno que falleció el año pasado.

Como estas personas deben firmar las planillas, garantizando que los interesados en conducir sí cumplen con las aptitudes para salir a las vías, en los CEA utilizaban la información de los profesores antes vinculados para falsificar sus evaluaciones.

Con estas prácticas, los salpicados lograron cargar la información falsificada a 2.127 ciudadanos, quienes hoy tienen su licencia activa, pero, en muchas casos, son un peligro para la seguridad vial del país, al no contar con las capacidades mínimas que exige la ley.

Según la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, los datos de estas personas serán retirados del Registro Único Nacional de Tránsito (Runt). “Con esto, las personas perdarán su licencia y la Fiscalía General de la Nación continuará su investigación, porque prestarse para eso, tiene connotaciones penales”, dijo.

A los capturados, por su parte, se les imputarán los cargos de concierto para delinquir, acceso abusivo a sistemas de información, fraude procesal, falsedad en documento público y falsedad personal.

Este es un mensaje contundente para otros posibles evasores de la ley, quienes están en el radar de las autoridades policiales y administrativas.

De hecho, Camilo Pabón, superintendente de Transporte, confirmó que desde que se reinició la operación de los CEA -tras la cuarentena nacional- se han abierto 20 investigaciones contra estos centros de enseñanza, por presuntas malas prácticas.