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PIRÁMIDES

Inculpados

Las víctimas del colapso de las pirámides protestan contra los grupos financieros. Los bancos dicen que no tienen velas en ese entierro. ¿Quién tiene la razón?

22 de noviembre de 2008

La semana pasada, en medio de una tertulia sobre las medidas de emergencia adoptadas para enfrentar el colapso de las pirámides, el presidente Álvaro Uribe hizo una enérgica defensa del sistema financiero. Con cifras en mano, destacó los avances en bancarización, mostró cómo este sector es el mayor contribuyente de impuestos y remató diciendo que "no hace bien generar odio contra el sistema financiero".

Estas palabras tenían una razón de ser. Está haciendo carrera, estimulado por quienes estafaron a miles de colombianos con las pirámides, que a la banca le cae algo de responsabilidad en esta crisis. En las protestas que han hecho los clientes de estas captadoras ilegales se han visto pancartas en contra de los grupos financieros. David Murcia, dueño de DMG, ha dicho a sus seguidores que todo se trata de una persecución de la banca. Lo preocupante es que no faltarán quienes crean que es así y tomen medidas de hecho contra el sector.

Pero, ¿hay razones para culpar a la banca por la proliferación de las pirámides? Para el ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus "es descabellado pensarlo". En su opinión este fenómeno desnudó una cruda realidad que él llama la "cultura del atajo". Aquella que no mide los resultados y ni atiende consecuencias. La cultura de 'mejor ni pregunto' para que de pronto no se esfume el milagro. El ex director de Planeación, Juan Carlos Echeverry, cree que los ataques a la banca son "un revanchismo populista".

Es evidente que en Colombia el florecimiento de las pirámides tiene mucho que ver con los factores sociales relacionados con la cultura del dinero fácil. Sin embargo, vale la pena recordar que la experiencia internacional ha demostrado que hay relación entre la banca y el auge de estos esquemas piramidales. Cuando el FMI analizó el caso de Albania (que se quebró por culpa de estos captadores), señaló que para frenar la propagación de dichas empresas los gobiernos deben establecer sistemas financieros que funcionen muy bien. Esto significa que toda la gente tenga acceso a los servicios.

¿Y qué opina la banca? ¿Siente algún grado de mea culpa? La presidenta de la Asobancaria, María Mercedes Cuéllar, dice que es absurdo pensar que las pirámides surgieron por una deficiencia de la banca. "Brotes de esquemas de pirámides se presentan en todo el mundo, y por ellos los gobiernos, bancos centrales y autoridades judiciales deben estar en permanente alerta para desmantelarlas". La verdad es que muchos cuestionan al sistema financiero porque todavía no ha logrado bajar hasta los estratos de menores ingresos. La ausencia de la banca en estos segmentos puede ser un terreno abonado para que prosperen empresas ilegales de captación o los conocidos 'gota a gota'.

Aunque la percepción de algunos es que los bancos han estado alejados de los más pobres, la verdad es que en los últimos años se han logrado avances. El número de personas bancarizadas (acceso de los habitantes a los servicios financieros) aumentó en tres millones y medio desde 2006. Esto significa que el indicador de bancarización pasó de 47,5 a 55,5 por ciento. Hoy el 92 por ciento de los municipios cuenta con alguna entidad financiera. Hace dos años era el 73 por ciento. Esta mayor cobertura se ha conseguido con la política de banca de las oportunidades, pero también con el apoyo de instituciones que se la han jugado por los sectores más pobres.

Pero para masificar los servicios financieros se requiere de otro elemento fundamental: reducir los precios que cobran los bancos por el manejo de las tarjetas, por las transacciones electrónicas o por los retiros en cajeros. Hoy son muy elevados. Mientras tanto, algunos se siguen preguntando si las utilidades de la banca no son enormes y si los márgenes de intermediación (la diferencia entre lo que pagan por captar y lo que cobran por prestar) son demasiado altos. Los banqueros se defienden. No es el sector más rentable del país y los márgenes tampoco son los más altos en América Latina.

Lo cierto de todo es que el colapso de las pirámides ya tumbó a un superintendente financiero, ha puesto a la 'banca' en el banquillo, en jaque a la economía del sur de Colombia y a un país entero a reflexionar sobre las razones por las cuales estos captadores prosperaron tan fácilmente.