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En este caso de la Fiduciaria Bogotá, como en otros recientes, donde se han presentado desfalcos, está comprometido algún funcionario de confianza de las empresas, que cae en la tentación de hacer plata fácil

FINANZAS

Infidelidad empresarial

Millonario desfalco ocurrido en la Fiduciaria del Banco de Bogotá tiene perplejo al mercado. Podría ser el fraude más grande en la historia reciente en el sistema financiero colombiano: 30 millones de dólares., 99886

7 de febrero de 2009

Los fraudes empresariales en los cuales se involucran empleados de confianza ocurren hasta en las mejores familias. Acaba de pasarle nuevamente al Grupo Aval.

El pasado jueves 22 de enero a las 5 de la tarde, en un habitual proceso de auditoría interna en la Fiduciaria Bogotá, se descubrió un posible caso de corrupción y millonario desfalco que tiene perplejo a todo el mercado financiero colombiano.

La auditoría, practicada al final de la tarde de ese día, sorprendió a todos en la fiduciaria. Faltaban en el balance unos títulos de deuda pública (TES) por un valor nominal de 59.000 millones de pesos, pero que hoy, con la valorización que han sufrido estos papeles, pueden superar los 70.000 millones de pesos.

La sorpresa fue mayúscula, pues se trataba de papeles que pertenecían al pasivo pensional de Ecopetrol, fideicomiso que administra esta fiduciaria, y que estaban guardados en el Depósito Central de Valores, un sistema electrónico diseñado para la custodia de títulos valores y que se considera impenetrable. Actualmente, el mercado ha dejado de transar títulos en papel y todas las operaciones se realizan por vía electrónica.

Inmediatamente las directivas de la fiduciaria pusieron en conocimiento de las autoridades el caso y desde ese momento la Superintendencia Financiera, la Fiscalía General de la Nación y el Autorregulador del Mercado de Valores iniciaron el proceso de investigación que actualmente se adelanta.

El ilícito involucró al menos a un funcionario de confianza de la fiduciaria, quien conocía las claves para entrar al Depósito Central de Valores. Al acceder a este sistema venía retirando títulos del fideicomiso de Ecopetrol y los transfería a nombre de terceros, quienes los utilizaban para negociar en el mercado de valores. Es objeto de la investigación durante cuánto tiempo el funcionario de Fidubogotá realizaba esta práctica y si el externo actuaba de buena fe o era cómplice.

Lo cierto es que hoy esos títulos están en manos de otros inversionistas que los compraron cumpliendo las reglas del mercado y a quienes ya no se les puede reclamar la devolución del papel.

¿Cómo pudo ocurrir esto cuando se sabe que hay enormes controles y medidas de seguridad en las entidades financieras? Sencillamente porque este es un típico caso de infidelidad empresarial, en la que un funcionario se deja tentar por ganancias millonarias.

Nadie duda que en este caso participaron varias personas dentro de la fiduciaria y que eventualmente contaron con la complicidad de alguien de afuera.

Apenas comenzó a correr el rumor del fraude en el mercado de valores, varios traders advirtieron que había un par de inversionistas que trataban de negociar estos títulos, a nombre de la compañía Latina de Aviación, empresa que nació en 2000 para ofrecer servicios de transporte aéreo. Sin embargo, la Aeronáutica Civil confirmó a SEMANA que la licencia para operar esta empresa fue cancelada en septiembre de 2006 mediante Resolución 3834. Según la Cámara de Comercio, a las directivas de esta empresa pertenecen Mónica Mazzilli y Jaime Fernando Durán, quienes fueron mencionados por operadores como los inversionistas que estuvieron tratando de negociar los títulos en las últimas semanas. Ha llamado la atención que ahora esta compañía aparezca relacionada en una negociación de títulos de deuda pública, pero eso será objeto de la investigación.

Ahora bien, en este complejo caso aparece mencionada la firma Profesionales de Bolsa, que en un comunicado informó que "es ajena totalmente a lo ocurrido. Cualquier hecho irregular ocurrió fuera de nuestra firma".

Tanto Fidubogotá como Ecopetrol aseguraron que el patrimonio de los pensionados de la petrolera no se verá afectado porque existen pólizas de seguros que cubren este tipo de riesgos.

Además, la propia fiduciaria, que pertenece al Banco de Bogotá, se ha mostrado diligente para resolver el problema.

En las mejores familias

En Estados Unidos los escándalos financieros que involucran a grandes empresas se han convertido en noticias habituales en la prensa (recuérdese los casos de Enron, WorldCom, Tyco, entre otros). Pero en Colombia, esto no ha sido pan de cada día.

Tal vez, porque como dicen los expertos involucra un factor reputacional y por esta razón, se evita a toda costa que salga a la luz pública.

En los últimos meses en Colombia se han visto ya varios casos de fraudes en los que están involucrados funcionarios de alto nivel y confianza en prestigiosas firmas de Bolsa, en tesorerías de importantes empresas y en entidades financieras.

Una característica en común de los últimos casos detectados es que han sido las propias auditorías internas de las compañías las que han dejado al descubierto los ilícitos. Así ocurrió en la Administradora de Fondos de Pensiones y Cesantías Porvenir, en donde se descubrió un desfalco de 10.000 millones de pesos, suma que hacía parte de la recursos administrativos y no de los ahorros de los afiliados. Este caso condujo a la destitución de tres funcionarios, incluido un vicepresidente. Fueron responsabilizados no del desfalco, pero sí de fallar en los controles que se establecieron para evitar que esto sucediera. La pérdida la asumieron los dueños de la AFP.

A Bavaria también le ocurrió. El año pasado, el tesorero de la cervecera fue acusado del manejo irregular de 1.400 millones de pesos y en enero de este año, acaban de ser condenados un ex empleado de la cervecera y una persona externa por cometer un fraude de 4.700 millones de pesos contra Bavaria.

En julio del año pasado otro escándalo sacudió la Federación Nacional de Cafeteros y Valores Bancolombia. La propia firma comisionista ordenó la investigación administrativa que dejó en evidencia una irregularidad relacionada en la compra y venta de divisas. El monto del eventual ilícito no se divulgó, pero fueron retirados de los cargos el tesorero de la Federación y un comisionista de Valores Bancolombia.

En esta lista de escándalos cae también la firma comisionista Intervalores, que el año pasado fue intervenida por la Superintendencia Financiera por graves inconsistencias de carácter financiero y contable y en donde se involucraron acciones que emitió Ecopetrol. La intervención no afectó los intereses económicos de los accionistas de la petrolera, pero sí dejó al descubierto irregularidades en el manejo de algunos operadores de la firma.

Existe la percepción de que el fraude empresarial viene aumentando en todo el mundo y en Colombia. Según un informe de Kroll, una empresa global líder en consultoría sobre riesgos, la actual turbulencia financiera y la amenaza de una recesión global darán por resultado un incremento en los delitos de cuello blanco, así como grandes cambios en el modus operandi de los defraudadores.

SEMANA conoció el último informe Global sobre Fraude publicado en el mes de enero y éste señala que en tiempos difíciles hay más propensión al fraude y corrupción corporativa. Según Ernesto Carrasco, gerente general de Kroll en Colombia, "presenciamos un marcado incremento en el número de casos de fraude corporativo durante las contracciones del mercado ocurridas en 1987, 1991 y 2001." De acuerdo con la investigación de esta empresa, las áreas de las empresas más críticas y susceptibles de ser objeto de algún tipo de fraude son la financiera y de la tesorería, en las cuales ocurre el 70 por ciento de los casos.

El asunto es que estos episodios de infidelidad, como se les conoce en el mundo empresarial, son más frecuentes de lo que se cree. Y, como dicen los expertos, en un mundo tan sofisticado, especialmente cuando se trata de mercados financieros, los ladrones de cuello blanco van a la vanguardia para burlar los anillos de seguridad. Lo positivo de estos últimos casos en Colombia es que las alertas han funcionado y tanto las autoridades como las compañías están aprendiendo a enfrentar estas prácticas.