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Este miércoles, la junta del Banco de la República tendrá que tomar decisiones cruciales para la economía del país.

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El dilema de la inflación

El Banco de la República enfrenta el dilema de seguir subiendo las tasas para detener la creciente inflación o dejar de hacerlo para no frenar el crecimiento.

18 de junio de 2016

Cada mes, el Banco de la República hace una encuesta entre analistas económicos para conocer sus expectativas de inflación. La consulta es clave porque permite evaluar la credibilidad que tienen los agentes del mercado en el Emisor y en sus decisiones. Además, se sabe que de las expectativas se pasa a la realidad. El expresidente de la Reserva Federal en Estados Unidos Ben Bernanke decía que un “prerrequisito esencial para controlar la inflación es controlar las expectativas”.

Pues bien, según la encuesta de junio, el promedio de los analistas consultados cree que la inflación llegará al 6,23 por ciento este año, lo que indica que sus expectativas van en aumento, pues en mayo veían un 6,02 por ciento para el cierre de 2016.

La noticia, por supuesto, no es buena, pues quiere decir que, a pesar de los incrementos en las tasas que ha decretado el Emisor, en sus últimas reuniones, el mercado no está convencido de que eso sea suficiente para detener los precios. Y dudan que se logrará bajarlos rápidamente.
El asunto es que en mayo la inflación no dio señales de desacelerar. Por el contrario, los precios al consumidor aumentaron por encima de lo que esperaban los analistas. La inflación anual rompió la barrera del 8 por ciento (8,2 por ciento), el doble del límite superior del rango meta fijado por el Emisor (2–4 por ciento), el registro más alto en 15 años. Según el departamento económico de Bancolombia, es necesario remontarse a enero de 2001 para observar un resultado de ese nivel.

Ante el crecimiento en los precios, la junta del Banco de la República debe sopesar muchas variables para tomar la decisión más acertada. Para empezar se enfrenta al dilema de seguir subiendo las tasas para frenar la inflación, como es su función, o detenerse, como sugieren algunos, para no frenar el crecimiento.

Muchos creen que la inflación no se ha detenido porque todavía se sienten los efectos del fenómeno de El Niño, que afectó de manera notoria la producción de alimentos, pero creen que esta presión irá bajando. Estos esperan que el Emisor no siga subiendo tasas. Además sostienen que los choques de oferta, como en el caso de los alimentos, no se detienen solo subiendo tasas de interés.

Sin embargo, otros analistas señalan que la política monetaria (tasas) es la única herramienta con la que cuenta un banco central para controlar la inflación y agregan que mientras sean negativas (inflación en 8 y tasa del emisor en 7,25) se seguirá estimulando la demanda y, por ello, piden al Emisor ser más drástico.

El presidente de la Anif, Sergio Clavijo, afirma que el dato de inflación de mayo no deja duda de la actitud que debe mantener el Banco de la República. Sostiene que a pesar de las señales de incrementos en el desempleo y desaceleración económica, el Emisor debe seguir elevando las tasas de interés. “Es preferible contener las presiones inflacionarias, antes de añadir a los problemas una espiral de alzas salariales que serán igualmente devoradas por una inflación incontenible, tal como ha ocurrido en Argentina, Venezuela y Brasil”.

Un amplio consenso de analistas cree que en la reunión de junta de este miércoles, el Banco de la República elevará su tasa en 25 puntos. Otros pronostican que incluso podría subir 50 puntos. La decisión no es fácil. El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, que preside la junta, dice que se acerca el final de los incrementos. Es claro que desde su posición de gobierno, también está pensando en el crecimiento de la economía.

Para la junta directiva del Emisor este no es el mejor momento. Por segundo año consecutivo no cumplirá la meta de inflación, y completará tres en 2017. Muchos economistas le han comenzado a pasar factura, pues sostienen que la junta debió actuar anticipadamente. El ciclo alcista en las tasas comenzó a finales de septiembre del año pasado, seis meses más tarde de que la inflación había superado el borde superior del rango meta. Aunque después del partido todos resultan buenos técnicos, la verdad es que los miembros de la junta saben que por el éxito que tengan en controlar la inflación los medirá la historia económica del país.