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INTERESES POR LAS NUBES

Por primera vez en muchos años las tasas de interés superaron la barrera del 50 por ciento.

14 de enero de 1991

El mercado financiero anda enloquecido. Las tasas de interés se dispararon a niveles insospechados. La iliquidez de los bancos es total y el gobierno sigue apretando. En su afán de "romperle el espinazo a la inflación", las autoridades monetarias están haciendo todo lo posible por reducir el crecimiento de los medios de pago, a cualquier costo. El Banco de la República, por ejemplo, está colocando Títulos de Participación a 90 días con tasas de interés cercanas al 45 por ciento. Y en las bolsas de valores los papeles oficiales han superado ampliamente dicha tasa, franqueando en algunos casos la barrera del 50 por ciento.

Dos son las razones básicas del apretón monetario. La primera es que -debido principalmente al comportamiento del sector externo- los medios de pago siguen creciendo a un ritmo anual supremamente alto 29.9 por ciento a 30 de noviembre y el interés del Gobierno es terminar el año con un incremento inferior al 26 por ciento. La otra es que, por la época, la Tesorería General de la República tiene que girar un considerable monto de recursos, para cubrir la nómina de los trabajadores oficiales, incluyendo primas y vacaciones. Eso lanzará a la calle una cantidad enorme de dinero, aumentando las presiones inflacionarias en el corto plazo. Y el Gobierno no está dispuesto a dejar crecer más el índice de precios.

Entre los más afectados por la situación están los bancos. Dada la restricción monetaria, la mayoría no esta captando. Y los pocos que han conseguido recursos, lo han hecho a tasas del orden del 38 por ciento trimestre anticipado (lo que equivale a un rendimiento anual efectivo del 49 por ciento). Y todo parece indicar que las cosas no cambiarán antes del final del año.

Es más, la iliquidez bancaria se puede agudizar en los próximos días, por que las entidades del sector tienen que girarle al Gobierno una suma importante de dineros por concepto de los impuestos recaudados en los meses de noviembre y diciembre.

Y la expansión que se suele producir al fin del año, entre otras razones por los ya mencionados giros de Tesorería, no beneficia mucho a los bancos. La mayoría de los dineros que salen al mercado en el mes de diciembre, de acuerdo con la experiencia histórica, es plata que se queda en efectivo y que no contribuye, por lo tanto, a moderar las tasas de interes.

La mayoría de los expertos coincide, sin embargo, en que la situacion es transitoria, y que la plata volverá al sistema financiero en unas tres semanas. Eso explica que tampoco haya mucho interés por parte de los bancos de salir a competir en el mercado con los títulos oficiales. A ningún banco le conviene salir a colocar, por ejemplo, certificados de depósito a término, con plazos mínimos de 90 días y a tasas anormalmente altas, sabiendo que hay una enorme posibilidad de que el mercado se normalice a la vuelta de 20 o 30 días.

Es por eso también que la tasa de interés DTF, que se calcula sobre la base de los certificados de depósito a término, y que ha sido utilizada tradicionalmente como un punto de referencia del comportamiento del mercado financiero, no muestra variaciones tan dramáticas como las que se han visto en los últimos días para otros papeles negociados en el mercado secundario de las bolsas de valores.

Los expertos consultados por SEMANA coincidieron además en afirmar que la situación no es crítica desde el punto de vista del impacto que pueda tener el aumento en las tasas de interés sobre la inversión productiva. "El aumento en las tasas de interés -de acuerdo con uno de ellos no tiene porqué afectar al mercado de capitales; porque no se está hablando de platas para inversión sino de platas a corto plazo".

En general, todos esperan que las cosas vuelvan a la normalidad a mediados de enero del 91. Pero eso dependerá, en buena medida, de la actitud del Gobierno. Si las operaciones de mercado abierto continúan tan agresivas como en los últimos días, será difícil bajar las tasas de interés. Y entonces sí habría que empezar a preocuparse. Pero por el momento lo mejor es aceptar que se trata de una situación transitoria.