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La alarma por la crisis en Europa lleva a un encuentro de emergencia del G7

El grupo acordó estar pendiente de la inestabilidad que los problemas del país heleno ha causado en los mercados internacionales.

7 de mayo de 2010

Los ministros de Finanzas de los siete países más industrializados del mundo (G7) llevaron a cabo hoy una teleconferencia de emergencia ante los efectos de la crisis fiscal griega sobre el resto de Europa.

El grupo acordó estar pendiente de la inestabilidad que los problemas del país heleno ha causado en los mercados internacionales, según fuentes gubernamentales, pero no hizo ninguna declaración conjunta.

Algunos presidentes sí se sintieron obligados a hablar en un día en el que las bolsas volvieron a caer y cerraron una semana negra en todo el planeta.

El mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, expresó su apoyo a "una respuesta firme" contra los problemas económicos actuales en Europa, en una declaración en la Rosaleda de la Casa Blanca.

Previamente, Obama había hablado con la canciller alemana, Angela Merkel, que participa hoy en una cumbre en Bruselas con los otros líderes europeos en la que intentarán frenar el contagio de la crisis griega a otros países.

"Coincidimos en la importancia de una respuesta política firme por parte de los países afectados y una respuesta financiera firme por parte de la comunidad internacional", dijo Obama.

"He dejado claro que Estados Unidos apoya estos esfuerzos y continuará cooperando con las autoridades europeas y el Fondo Monetario Internacional durante este periodo crítico", agregó el presidente estadounidense.

Por su parte, el primer ministro británico, Gordon Brown, reconoció en un comunicado que la situación en la zona euro "se está deteriorando".

A su llegada a la sede de la cumbre en Bruselas, Merkel pidió disciplina fiscal en la zona euro.

"No se trata únicamente del saneamiento presupuestario de Grecia, sino de hacer que todos los países miembros se comprometan de nuevo a ceñirse al Pacto de Estabilidad", advirtió la canciller.

Fuera del G7, el primer ministro de Australia, Kevin Rudd, quien se quejó de que el plan de ayuda de la zona euro y el FMI, que extenderá créditos a Grecia por valor de 110.000 millones de euros durante tres años, no ha restablecido la confianza.

"Los mercados han juzgado que esos acuerdos son inadecuados", dijo Rudd a la prensa de su país.

Alemania, España y Portugal aprobaron hoy su parte en el paquete de ayuda de 80.000 millones de euros prometidos por la zona euro.

A ellos se añadirán 30.000 millones de euros del FMI, cuyo Consejo Ejecutivo tendrá que dar su visto bueno el domingo.

El pasado lunes, Corea del Sur, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y Francia, en su calidad de presidentes, ex presidentes o futuros presidentes del G20, dieron su apoyo al plan del FMI, con lo que votarán a favor en el Consejo, que está compuesto por 24 directores que representan a los 186 países miembros de la entidad.

Mientras, la incertidumbre sobre la crisis griega tiñó de rojo de nuevo a las bolsas europeas.

Fráncfort cedió hoy un 3,3 por ciento, Londres bajó un 2,6 por ciento, París perdió un 4,6 por ciento, Milán un 0,9 por ciento y Madrid un 3,3 por ciento.

Algunos operadores dijeron que parte de la caída se debió a que inversores estadounidenses retiraron posiciones de Europa y volvieron a Estados Unidos.

La bolsa de Nueva York superó el caos de la jornada del jueves, cuando el índice Dow Jones cerró con una pérdida del 3,2% tras un día de volatilidad extraordinaria, pero no se escapó de los números negativos.

Ese indicador había cedido un 1% a las 18.20 GMT, pese a que el Gobierno de Estados Unidos informó de que en abril se crearon 290.000 puestos de trabajo, más que lo anticipado por Wall Street.

Al mismo tiempo, el oro subió por encima de los 1.200 por onza, una señal de que los inversores buscan lugares seguros donde colocar su dinero ante la turbulencia bursátil.
 
EFE