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¿La banca prefiere invertir el dinero a prestarlo?

En momentos de baja dinámica crediticia, como los actuales, los bancos encuentran mucho más atractivo el negocio de tesorería, es decir, invertir el dinero en papeles, especialmente si se trata de títulos de deuda pública (TES).

Esta es una estrategia que han utilizado en el pasado, en circunstancias similares y una vez se reactiva el crédito, los bancos suelen volver a recomponer sus activos.

Por ahora, como dice la Superintendencia Financiera, se observa una sustitución de cartera por inversiones en lo corrido del 2009. Esta es la “consecuencia de las mejores condiciones en los mercados financieros locales y la desaceleración en el dinamismo del mercado crediticio”, señala el organismo de supervisión.

Aunque esta estrategia a muchos les parece contraria a los propósitos naturales de la banca, de prestar, es legítima, especialmente en épocas de crisis, cuando hay que garantizar la estabilidad del sistema.

Sin duda que las utilidades acumuladas de los establecimientos de crédito que hasta mayo ascendían a 2,4 billones de pesos fueron impulsadas por la valorización de los portafolios de inversión.

La preferencia por las inversiones, no es exclusiva de los bancos, es de todo el sistema financiero, incluidas las aseguradoras. Según la Superintendencia Financiera, la participación de las inversiones dentro del activo del sistema, incluyendo fondos administrados, continuó aumentando y bordeó el 50 por ciento del total del activo, en detrimento de los saldos de cartera.

El mayor valor de las inversiones durante el mes fue impulsado por los establecimientos de crédito, cuyos portafolios alcanzaron 44,6 billones de pesos.

Las utilidades acumuladas de las sociedades financieras alcanzaron 3,7 billones de pesos, superiores en 1,1 billones a las registradas en igual período del año anterior.

¿Hasta cuándo seguirá pegado el crédito? No es fácil saberlo con certeza. A medida que vaya retornando la confianza, tanto por parte de los consumidores como del propio sistema bancario, la cartera irá recobrando dinámica.

Hasta mayo, la cartera bruta (incluyendo leasing) de los establecimientos de crédito reportó una variación anual de 13,5 por ciento, y bordeó 149,2 billones de pesos. El ritmo de crecimiento aumentó frente a lo observado en meses anteriores.

En este mes, las modalidades comercial y de microcrédito registraron crecimientos superiores a los del total de la cartera, 18 y 61,4 por ciento, respectivamente. Se destaca que la cartera comercial fue la única que presentó un crecimiento anual superior al observado en abril de 2009.

La modalidad con mayor desaceleración continúa siendo consumo.

La menor dinámica de este crédito se explica no solo porque los hogares no están muy dispuestos a tomar préstamos, sino porque la percepción de mayor riesgo ha aumentado entre los banqueros, fundamentalmente por el mayor desempleo.

La cartera vencida, en todas las modalidades, mostró a mayo un crecimiento anual de 30,9 por ciento. El total de las deudas vencidas suman 7,2 billones de pesos. El indicador de calidad de cartera tradicional (la proporción de cartera en mora frente al total colocado) llegó a 4,8 por ciento, mayor al registrado el año anterior. Sin embargo, se observa una reducción en el ritmo de crecimiento de la cartera vencida desde mediados de 2008. Si se discrimina por modalidad, el mayor aumento anual en la cartera vencida ocurrió en microcrédito y comercial.

Las provisiones (reserva para un eventual no pago de los créditos), por su parte, crecieron a un ritmo de 29,4 por ciento, con un indicador de cubrimiento de 108,4 por ciento.

Una buena noticia es que el Indice de Confianza del Consumidor que mide Fedesarrollo, en mayo, por primera vez este año, tocó terreno positivo y esto podría animar a unos y a otros y reactivar el crédito.

Una reducción adicional en las tasas de interés podrían ayudar a dinamizarlo. Por lo menos para el tercer trimestre del año ya se ha materializado una reducción, gracias a que bajó el tope de usura, quedando en 27,98 por ciento para consumo y ordinarios.