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LA CONCIENCIA DE LA ECONOMIA

SEMANA entrevistó en exclusiva al Nobel de Economía de 1998, Amartya Sen, experto en pobreza, inequidad y desarrollo social.

14 de diciembre de 1998

A Martya Sen fue bauti-zado así por iniciativa de Rabindranath Tagore, el primer premio Nobel asiático. El abuelo de Amartya era secretario de Tagore y el famoso poeta indio sugirió dar ese nombre al niño _hoy de 64 años_, porque "la palabra Amartya significa ser de otro mundo... y yo puedo ver a este niño crecer y convertirse en una persona muy sobresaliente". Tagore no se equivocó. Amartya Sen fue escogido por la Real Academia de Ciencias de Suecia como el nuevo Premio Nobel de Economía por sus contribuciones a la economía del bienestar, a la economía de la pobreza y al desarrollo de nuevas maneras de predecir y luchar contra las hambrunas, así como por sus esfuerzos destinados a cuantificar la pobreza de manera que permita diseñar programas sociales más eficaces para los menos privilegiados. Sen, el economista social más importante del siglo, es conocido en el mundo académico como "la conciencia de la economía". Esto desde que Robert Solow _otro premio Nobel y catedrático de MIT_ calificó así los profundos aportes teóricos de este indio. Expresivo y de baja estatura, Sen representa a los menos privilegiados en las altas esferas académicas y ha roto barreras entre la alta teoría matemática y la economía del mundo real. Es la primera vez que se otorga el Nobel de Economía a un investigador de un país en desarrollo. La obsesión de Amartya por conocer las causas de la inequidad y la pobreza surgió en 1943, cuando tenía solo 10 años, y vio las imágenes de tres millones de sus compatriotas muriendo como consecuencia de la hambruna de Bengala, en la India. Entonces no podía comprender por qué permitían que pasara eso. Medio siglo después las respuestas que ha encontrado y los análisis derivados de sus precoces preguntas le han representado el Premio Nobel. El hecho de que Sen recibiera el alto galardón sorprendió a muchos. Esto, tal vez, porque su trabajo marca un contraste con las tendencias económicas que glorifican los mercados libres mientras él escribe sobre la importancia de la ética en la economía, la libertad y los derechos, los valores y el desarrollo, la inequidad, la justicia y las oportunidades. De sus 20 libros, el dedicado al tema de la Escogencia colectiva y el bienestar económico ha sido el que ha tenido más impacto. Sen, el único extranjero que ha sido nombrado presidente de la Sociedad Económica Americana, ha sido catedrático en Harvard, Oxford y la Escuela de Economía de Londres. También es el primer extranjero que ha tenido el honor de ser nombrado presidente del Trinity College de Inglaterra. Sen recibió a SEMANA en su oficina tapizada de libros y señaló que el premio es importante en la medida en que va a llamar la atención hacia los miembros más pobres de la sociedad. SEMANA: Se han destacado sus estudios sobre la inequidad. En Colombia se plantea que una de las causas estructurales del agudo conflicto civil que hemos tenido durante 40 años es precisamente la falta de equidad socioeconómica. ¿Qué sugiere hacer?
Amartya Sen: La inequidad y la pobreza son muy sensibles a cualquier tipo de ejercicio de desarrollo. La principal razón de hacer algo respecto a la inequidad es reconocer la negatividad intrínseca de una sociedad donde hay un alto nivel de inequidad. Esta, además, predispone a la violencia y conlleva una serie de consecuencias desfavorables: una de ellas es la inestabilidad económica y la protesta. Cada vez se ven más claros los beneficios de tener una mejor distribución de recursos y oportunidades.
SEMANA: ¿Hacia qué países que hayan progresado hacia la equidad deben mirar países como Colombia?
A.S.: Hacia las economías del este del Asia, antes de que entraran en dificultades... que pueden ser temporales. Corea del Sur, Tailandia, Taiwan, China y Japón han progresado en este frente por dos o tres décadas. El éxito de esas economías está en que tienen una distribución de recursos más equitativa, y esto es muy importante.
SEMANA: ¿Cómo avanzaron hacia esa distribución más igualitaria? ¿Qué medidas iniciales tomaron al respecto?
A.S.: Particularmente tuvieron reformas agrarias. Reformas diferentes, como sucedió en China con la colectivización, la cual significó que todos en el área rural podían tener una pequeña cantidad de tierra, y eso hizo una gran diferencia. La mayor equidad en la distribución de recursos ha sido muy favorable no solo para crecer más rápido sino para generar un proceso verdaderamente participativo de desarrollo económico. Se debe mirar hacia la mejor distribución de los recursos y poner especial atención a la distribución de las tierras. Esto es muy aplicable a Colombia también.
SEMANA: ¿Qué otros aspectos se deben tener en cuenta para propiciar una mejor distribución de los recursos?
A.S.: Es importante ampliar las oportunidades de estudio. Las economías que han tenido más éxito en los últimos años, como Japón, Taiwan, Singapur y China, han estado muy orientadas hacia la educación. Es una pena que en muchos países, como la India, la educación sea un valor menospreciado. También es fundamental la destinación de fondos estatales al sistema de salud pública. No soy un experto en Colombia pero puedo ver que hay una línea general para mejorar las oportunidades sociales y económicas. Siempre va a existir un nivel de inequidad, pero es importante reducirlo al máximo. Así se reducen, también, las tensiones sociales.
SEMANA: A algunos analistas les preocupa la fuerza de la globalización económica y sus implicaciones en el desarrollo de sus naciones.
A.S.: La globalización es una fuerza que puede ser positiva si es adecuadamente respaldada por políticas nacionales. Esta podría ser una importante fuerza de prosperidad para el mundo.
SEMANA: ¿Cómo analiza el impacto del neoliberalismo en países en desarrollo como Colombia? Se plantea que puede perjudicar a las industrias locales porque les queda difícil competir con países desarrollados.
A.S.: El Estado tiene un papel que cumplir, al igual que los mercados, en el proceso del desarrollo económico. El neoliberalismo sugiere que los mercados pueden ser usados eficientemente para promover el desarrollo. Muchos países han tenido éxito en este sentido. Pero el hecho de que el neoliberalismo plantee que la acción del Estado destinada a lograr reformas agrarias o a una distribución de recursos y oportunidades sociales más equitativa no es necesaria sino que se deben dejar esas cosas al mercado... creo que es una visión errada. Hay que buscar el lado positivo de ambas visiones. El neoliberalismo tiene el beneficio de enfatizar en las capacidades individuales. Pero las políticas y la acción del Estado también pueden ofrecer cosas positivas.
SEMANA: Algunos analistas lo han catalogado a usted como un fuerte crítico del neoliberalismo.
A.S.: No es una cuestión de estar a favor o en contra del neoliberalismo. Es reconocer en donde yacen las fortalezas y debilidades del mismo y no caer en actitudes dogmáticas. Tenemos que reconocer que vivimos en un mundo donde hay muchas instituciones. El mercado es una institución y es importante. El Estado, los medios, las elecciones también son instituciones claves. Tenemos que pensar en una coalición entre las diferentes instituciones. Y en ese contexto darle un rol al mercado es importante, pero no se debe negar la participación de las demás.
SEMANA: Usted ha defendido en especial la igualdad de derechos y de oportunidades sociales en el marco del desarrollo económico.
A.S.: La democracia y los derechos humanos no solo son extremadamente importantes por sí mismos sino como parte del desarrollo social y económico. Los procesos de reforma económica y de expansión de oportunidades sociales deben ser adelantados simultáneamente, con mucha más energía en la expansión de oportunidades sociales. Pero eso no quiere decir que se deben frenar las reformas económicas. Ni siquiera los mercados que funcionen bien pueden encargarse de los problemas derivados de una escasez de oportunidades sociales. Estas son causadas por educación básica inadecuada, un bajo nivel de servicios de salud y deficientes patrones de propiedad.
SEMANA: En sus libros usted se refiere a la importancia del papel de la protesta social. ¿Cuál cree que debe ser el papel de la protesta social en países en desarrollo?
A.S.: Las variaciones en oportunidades sociales pueden ser reducidas por medio de la protesta política y la oposición. A través de la protesta social la población puede, ante todo, influenciar el gobierno. Esto le da el incentivo político al gobierno para hacer cosas que no generan protesta o tensión social sino que generan aprobación social. Y eso es importante. No se puede tener una hambruna en un país democrático porque la protesta social es tan grande y eficaz que cualquier gobierno puede ser debilitado. Entonces los gobiernos están motivados políticamente a evitar las hambrunas. Además la protesta social es una forma de comunicación, una manera de cultivar relaciones entre unos y otros. Y vivimos en una sociedad donde la interacción es muy importante. La discusión pública es muy importante para la cohesión social, especialmente si la alternativa es seguir en un enfrentamiento.
SEMANA: ¿Qué pasa, entonces, si se reprime la protesta social?
A.S.: Si la protesta es negada, entonces hay que protestar contra la prohibición a la protesta. Cuando existe un solo partido y no hay protesta social, no hay oposición, para supuestamente dejar al gobierno hacer su trabajo. Ese esquema no ha sido exitoso ni en casos de gobierno de izquierda ni de derecha. Una sociedad debe permitir la crítica. Para tener una economía y una sociedad exitosas se deben dar condiciones de tolerancia. Dejar a la gente protestar y discutir. Y tomar una decisión basada en ello.