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En Pereira viven 428.000 personas de las que el 54 por ciento de ellas tienen edad para trabajar.

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La encrucijada de Pereira

Golpeada por la crisis cafetera, el declive de las remesas y la delincuencia organizada, la capital de Risaralda sigue inmóvil como la campeona del desempleo en Colombia.

19 de diciembre de 2009

Lo que mal comienza mal termina. El adagio popular encaja como anillo al dedo en la particular caída del mercado laboral que registró la capital de Risaralda durante este año.

El primer campanazo ocurrió en abril. Para esa fecha la encuesta del Dane revelaba que Pereira destronaba a Ibagué, Tolima, como la ciudad con mayor desempleo, al registrar el 19.7 por ciento de desocupados. La cifra sorprendió porque antes de finalizar 2008, la ciudad marcaba apenas un 12.7 por ciento.
 
Los pereiranos y su clase dirigente no terminaban de digerir el problema, cuando la segunda muestra trimestral del Dane reveló que Pereira no sólo mantuvo el primer puesto en desempleo, sino que aumentó. El pico más alto fue en septiembre con un 23.1 por ciento y en noviembre bajó al 21.9.
 
Todos esos porcentajes traducidos a la realidad quieren decir que en esa capital hay 67.000 personas en edad para trabajar, pero que no tienen empleo. La cifra es escandalosa si recordamos que en Pereira viven 428.000 personas donde el 54 por ciento de ellas tienen edad para trabajar.
 
Desde que se prendieron las alarmas, la alcaldía espera recibir del Gobierno Nacional diez mil millones de pesos para invertir en 4.000 empleos temporales por un periodo de tres meses.
 
Pero más allá de las cifras laborales, lo que tiene preocupada a la clase dirigente política y gremial de la ciudad, es la paradoja de que el fenómeno se presenta justo cuando la urbe se perfilaba como el polo generador del desarrollo del Eje Cafetero. De hecho, fue epicentro de grandes inversiones privadas y públicas en los últimos cinco años.
 
Por ejemplo, en ese periodo se asentaron ocho grandes superficies y centros comerciales, además de la consolidación de la zona franca y el parque industrial, “esa paradoja lo que indica es que hay fallas en la vocación económica de la ciudad”, argumentó a esta revista el concejal liberal Juan Pablo Gallo.
 
La otra encrucijada de Pereira surge de uno de los renglones vitales para la economía local: el café. Si bien la ciudad perdió terreno frente a otros municipios del departamento, durante el primer semestre de 2009 subió su producción en 8.4 por ciento, aún en medio de la crisis causada por el clima, la broca y la roya. La mala noticia es que las exportaciones bajaron y dejó de recibir 24 millones de dólares.
 
Para atender la crisis del sector el alcalde Israel Londoño le propuso al presidente Uribe emprender un proyecto de renovación de 2.500 hectáreas de café en la zona rural de la ciudad; la iniciativa fue apoyada por el Gobierno “pero la Federación ha sido lenta en responder”, dijo el mandatario a Semana.com.
 
Igualmente paradójico resulta que justo el año en el que las autoridades lograron frenar los homicidios en un 23 por ciento, (a noviembre ya habían 89 asesinatos menos que en el mismo periodo de 2008), las bandas organizadas como la Cordillera y Los Rastrojos, siguieran al frente del microtráfico en la región, pese a la guerra frontal que desde hace un par de años les declaró el propio presidente Uribe. Organismos como la Defensoría del Pueblo identificaron cerca de 50 pandillas, en su mayoría integrada por niños y que sirven a esos grupos criminales.
 
Pero la mayor de las encrucijadas de esta ciudad corre por cuenta de un fenómeno social que alivió a miles de familias pobres: las remesas. Una muestra del pulpo económico en el que se convirtió este ingreso para la región, es que superan en un 29 por ciento las mismas exportaciones del departamento. El Banco de la República certificó que en 2008 Risaralda recibió 590 millones de dólares y se calcula que este año bajaron en promedio un tres por ciento por ciento.
 
Si bien la reducción aún es baja, preocupa porque Risaralda es el cuarto departamento con mayores ingresos por cuenta de remesas. Pero eso no es todo; según una investigación de la universidad Javeriana de Pereira, realizada por Jhonier Cardona, se calcula que de la ciudad salieron 45.000 personas en los últimos ocho años, la mayoría hacia España y añade que esa población se convirtió en el sustento vía remesas de 140.000 pereiranos.
 
Con semejantes encrucijadas nadie entiende por qué Pereira sigue aún a la espera de acciones de fondo y a punto de celebrar el primer año de un deshonroso primer puesto como la campeona del desempleo.