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La hora de los negocios

Comienza Colombiatex cuando la perspectiva de un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos representa una oportunidad de oro de negocios.

19 de enero de 2004

El mercado de los textiles y las confecciones en Colombia se consolida como uno de los más atractivos para los inversionistas extranjeros. Prueba de ello son los 800 compradores internacionales que llegaron esta semana a Medellín a Colombiatex, la feria textil más importante de las Américas. De todas partes del mundo vienen inversionistas a mirar lo que están haciendo los confeccionistas y textileros colombianos, con miras a establecer contactos para llevar la oferta nacional hacia nuevos mercados. Se trata esta vez de 380 empresas colombianas que buscan cerrar negocios por más de 25 millones de dólares con cadenas como Walmart, JCPenny, El Corte Inglés y marcas como Calvin Klein, entre otros. Esta acogida tiene que ver en gran parte con las posibilidades que se abren para las empresas extranjeras del sector textilero en Colombia si se firma un tratado de libre comercio con Estados Unidos (TLC). Un eventual TLC con Estados Unidos representa una oportunidad de oro para entrar a ese mercado con arancel cero. Esta posibilidad motiva a los extranjeros para que vengan a Colombia, bien sea directamente o a través de aliados nacionales. Para los brasileros, por ejemplo, podría ser atractivo complementar su oferta desde Colombia por la cercanía con Estados Unidos y la ventaja de no tener que pagar ningún impuesto aduanero para entrar al mayor mercado mundial. Esta posibilidad ha motivado iniciativas como la creación de una nueva hilendera en el país, que empieza operaciones en mayo de este año en la Zona Franca de Rionegro, al oriente de Medellín. Este proyecto es fruto de una alianza estratégica entre la firma estadounidense Park Dale y el grupo Crystal de Colombia, dueño de marcas como Gef o Punto Blanco y confeccionista para Ralph Lauren y Liz Clairborne, entre otras. Asimismo, la multinacional Worldtex Inc., dueña de la empresa de fibras sintéticas Fibrexa, acaba de abrir una nueva planta en Cartagena para complementar la que ya tiene en Bogotá, desde donde exporta a varios países de América y Asia. Según Coinvertir, se encuentra en estudio la implementación de una planta de producción de la textilera brasilera Vicuhna y la incursión de nuevas marcas de la casa Levi Strauss, entre otras. El tema del TLC también ha impulsado a textileras locales como Fabricato y Coltejer a hacer inversiones por más de 70 millones de dólares para ampliar sus plantas en el corto plazo. "En este momento estamos construyendo un edificio de hilanderías para aumentar nuestra producción de índigo", dice Alvaro Lafourie, gerente de Exportaciones de Coltejer. Fabricato por su parte ha invertido 32 millones de dólares en ampliaciones de maquinaria y equipo. "Esta inversión nos permite por ejemplo pasar de producir 1,5 millones de metros de índigo al mes, a más de 2,5 millones", dice Luis Marino Sanín, presidente de Fabricato. El gran reto Todos estos esfuerzos que se están haciendo para ampliar plantas y crear alianzas con extranjeros para montar nuevas fábricas son fundamentales, ya que con un TLC la demanda sería mucho mayor. Sin embargo no son suficientes. El cuello de botella continúa estando del lado de la materia prima. La cadena textil del país todavía es altamente importadora, por lo que la tarea realizada hasta el momento no es suficiente. De las 90.000 toneladas de algodón que se necesitan al año, hay que importar 55.000. De los 9 millones de índigo que se requieren anualmente, sólo 6 millones se producen en el país. El resto toca importarlo. La falta de abastecimiento de materias primas representa una seria amenaza para el sector. Se estima que para suplir esa escasez en el mercado interno se requieren inversiones adicionales de por lo menos 90 millones de dólares. El otro cuello de botella es la falta de mano de obra calificada. "La expansión de las plantas requiere de nuevos operarios que manejen las máquinas, pero en la mayoría de regiones la mano de obra es muy precaria", dice el presidente de Inexmoda, Roque Ospina. De ahí la enorme necesidad de emprender ambiciosos programas de capacitación para responder a la demanda del TLC y sortear los cuellos de botella en cuanto a mano de obra calificada. Un factor adicional que representa una amenaza para los textileros colombianos es la eliminación de las cuotas para que los países asiáticos, especialmente China, ingresen a Estados Unidos a partir de 2005. En ese año, técnicamente, China podrá exportar tanto como quiera a Estados Unidos. Y como produce tan barato, incluso con aranceles, sus productos son muy competitivos y sus precios muy bajos. Esto representa una amenaza para los confeccionistas y textileros nacionales, cuyas exportaciones están concentradas en más de un 50 por ciento en Estados Unidos. Lo cierto es que Colombia tendrá que incorporar esa realidad a su estrategia de comercio internacional. De una u otra forma el país tendrá que enfrentar la competencia china. Un TLC con Estados Unidos les permitiría a los exportadores colombianos desarrollar nichos de mercado muy específicos y alianzas comerciales con importadores norteamericanos, frente a la eliminación de cuotas que tendrán los países asiáticos. El actual acuerdo de preferencias arancelarias del que goza Colombia con Estados Unidos, Atpdea, vence en diciembre de 2005. Esto da una idea de la brevedad del plazo disponible para negociar un tratado de libre comercio. Un eventual TLC con Estados Unidos puede convertir los sectores de hilazas, textiles y confecciones en ejes para la atracción de inversión extranjera. A los textileros del país se les presenta una oportunidad única para incrementar y fortalecer los vínculos comerciales, financieros y tecnológicos con Estados Unidos. El camino es largo. El TLC está aún sin concretarse, los intereses en juego son muchos y hay una cuenta regresiva de poco más de medio año.