Home

Economía

Artículo

La rueda de la fortuna

Doce mexicanos han ingresado a la lista de los hombres más ricos del mundo en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. ¿Apertura o favoritismo?

1 de noviembre de 1993

EN JULIO DE ESTE AÑO, CUANDO APARECIO en la revista Forbes la última lista de personas o familias con una fortuna superior a los 1.000 millones de dólares (los famosos "billonarios", según el sistema estadounidense), todos los analistas quedaron maravillados. Siete de los 22 nuevos socios de tan exclusivo club eran mexicanos. Y con ellos México se convierte en el cuarto país del mundo con mayor número de personas "billonarias" (13), después de Estados Unidos (108), Alemania (46) y Japón (35).
La propia revista Forbes le dedicó buena parte de su introducción al informe sobre "la gente más rica del mundo" a referirse al fenómeno mexicano. Y lo atribuyó, fundamentalmente, a la política económica seguida por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. "El crecimiento de la riqueza en México -decía el informe-puede ser explicado con una sola palabra: Salinastroika, la radical reforma lanzada en 1989 por el Presidente de México".
Según el análisis de Forbes, todas las administraciones anteriores -excluyendo tal vez la de Miguel de la Madrid, que fue de alguna manera el precursor de la Salinastroika- trataron a los empresarios privados como enemigos del Estado. Salinas, en cambio, inició una era de cooperación que permitió mejorar considerablemente el clima para la inversión privada. El resultado fue el nacimiento de una nueva generación de empresarios mexicanos dedicados al montaje de compañías de primera clase a nivel mundial y listos a enfrentar cualquier clase de competencia.
En resumen, para la conocida publicación financiera estadounidense el surgimiento de las nuevas fortunas es producto, exclusivamente, del modelo de apertura económica del presidente Salinas. Y aunque en alguna parte del informe describe las nuevas empresas mexicanas como "integradas, autofinanciadas y siempre bien conectadas con el poder", lo hace para compararlas con algunas compañías japonesas y coreanas que han alcanzado un gran éxito y no para cuestionar su legitimidad.
LOS CONTRASTES
Eso, sin embargo, es lo que está sucediendo cada día con más fuerza dentro del propio México. Lo que Forbes llama la "buena conexion con el poder" de los nuevos millonarios es, para la oposición al gobierno de Salinas, el producto de una escandalosa alianza entre los representantes del sector financiero y los altos funcionarios del poder ejecutivo. Y por eso han decidido convertir el tema del enriquecimiento "súbito" de tantos empresarios en el punto central de la próxima campaña electoral.
De acuerdo con un artículo de Andrés Oppenheimer, publicado la semana pasada en El Nuevo Herald, de Miami, "aunque no ha surgido evidencia de corrupción, la fabulosa acumulación de riqueza entre algunos pocos privilegiados -y el hecho de que la mayoría están próximos al gobernante Partido Revolucionario Institucional, PRI- ha surgido como un tema de campaña de las elecciones presidenciales de 1994. El centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática, PRD, que todavía sufre las consecuencias de los malos resultados en las recientes elecciones regionales, está tratando de sacar partido al tema".
El abanderado de la campaña es Cuauhtemoc Cárdenas, antiguo militante del PRI y el más seguro candidato del PRD. Y dado que más de la mitad de la población mexicana vive por debajo de los límites de pobreza, no le ha resultado muy difícil encontrar eco para sus planteamientos. "Cárdenas -de acuerdo con Oppenheimer- recibe ovaciones cuando enfatiza que 30 mexicanos acumularon un capital combinado de 75.000 millones de dólares, es decir, casi el 25 por ciento del Producto Nacional Bruto del país el año pasado".
La verdad es que Cárdenas exagera las cifras, pues si se suman las fortunas conocidas de las 13 personas o familias que figuran en el listado de Forbes -y que son las más ricas de México- el acumulado apenas llega a 23 mil millones. Suponiendo que las otras 17 tuvieran 1.000 millones cada una -aunque no hayan sido reconocidas todavía por la publicación estadounidense- el total llegaría a 40.000 millones de dólares. Pero para una persona que no gana ni siquiera el salario mínimo, la distinción no hace ningún sentido. Y para Cárdenas, empeñado ante todo en ganar votos, parece que tampoco.
Los NUEVOS RICOS
Lo que está en juego, además, no es el monto de las fortunas sino la forma como se hicieron. Y en especial la rapidez con que se hicieron. Antes de que se iniciara el gobierno de Salinas de Gortari, el único mexicano que figuraba en las listas de los hombres más ricos del mundo era Emilio "El tigre' Azcárraga, propietario de la cadena de televisión Televisa, en México, y de la cadena en español Univisión, de Estados Unidos. Azcárraga es considerado como el hombre más rico de América Latina y su fortuna supera ya los 5.000 millones de dólares.
Hace tres años ingresó a las listas el empresario Carlos Slim Helu, propietario del Grupo Carso, propietario de la Empresa Tabacalera Mexicana y el imperio industrial más grande de México. Su figura se hizo conocida a nivel internacional con la compra de un paquete importante de acciones de Teléfonos de México, una de las empresas privatizadas por el gobierno de Salinas de Gortari. Su fortuna se estima en 3.400 millones de dólares y sus ganancias superaron el año pasado los 1.000 millones de dólares.
Un año despues la lista se acrecentó con los nombres de Lorenzo y Marcelo Zambrano, considerados como los cuartos productores de cemento en el mundo; Bernardo Garza Sada, quien controla con su familia la compañía holding Visa, dueña de empresas cerveceras y de refrescos, y con amplios intereses en el sector financiero; Jerónimo Arango, propietario del conglomerado Cifra, dueño de siete cadenas de tiendas por departamentos, y Adrian Sada Ganzalez, propietario de Vitro, una enorme planta de vidrio en Monterrey, y del grupo financiero Serfin, el tercero de su clase en México.
El año pasado entraron siete: Carlos Gonzalez Nova, dueño de una cadena de centros comerciales; Angel Losada Gómez, dueño de la cadena de almacenes por departamentos Gigante; Alberto Bailleres, propietario de Industrias Peñoles, una gran compañía minera; Lorenzo Servitje, cabeza del grupo de panaderías Bimbo; Pablo Aramburuzabala, dueño de la cervecería Modelo; Alfonso Ramo Garza, quien dirige Empresas la Moderna, la principal fabricante de cigarrillos del país, y Enrique Molina, principal accionista del Grupo Embotelladora México.
LAS ACUSACIONES
La mayoría de ellos son simpatizantes del Partido Revolucionario Institucional y algunos son amigos personales del presidente Salinas de Gortari. Eso ha dado pie para los reclamos de la oposición, en el sentido de que sus fortunas tienen mucho que ver con un tratamiento preferencial en la privatización de los monopolios estatales que ha realizado el Gobierno a lo largo de su mandato. En el caso de Carlos Slim Helu, por ejemplo, el PRD asegura que Salinas favoreció su oferta para adquirir Teléfonos de México, el monopolio telefónico estatal, durante su privatización en 1990. Hasta ahora, sin embargo, según Oppenheimer, "Cárdenas no ha vinculado a ningún funcionario con los multimillonarios, y líderes del PRD admiten en privado que aún no tienen evidencia con qué respaldar sus afirmaciones".
Los analistas adeptos al régimen aseguran, por su parte, que las acusaciones no pasan de ser un ardid político. Según ellos, la mayoría de los empresarios exitosos de ahora son hombres de visión que adquirieron sus compañías a precios muy bajos durante la crisis financiera de mediados de los años 80, y las encumbraron con la ayuda de inversionistas extranjeros atraídos por la apertura económica del presidente Salinas. Y en ese argumento coinciden con el informe de Forbes, según el cual una de las mayores fortalezas de las nuevas empresas mexicanas es el hecho de que sus propietarios han formado alianzas con poderosas compañías de Estados Unidos. Y cita casos como el del barón de la cerveza, Pablo Aramburuzabala, que hizo alianza con Anheuser-Busch; del detallista Carlos González y su sociedad con Price Club, y del panadero Lorenzo Servitje y su acuerdo con Sara Lee.
Eso, sin embargo, no es suficiente para terminar con el debate. Como le dijo crudamente a Oppenheimer uno de los asesores de la campaña de Cárdenas, "cierto o no, la verdad es que el surgimiento de estos multimillonarios será un punto central, o el tema principal, de la campaña presidencial".