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LAS TASITAS DE PLATA

El sector financiero contuvo la respiración una semana, antes de que el gobierno oficializara medidas sobre las tasas de interés.

3 de marzo de 1986

Tres semanas de expectativa en el sector financiero terminaron la semana pasada, cuando el gobierno expidió las medidas que había anunciado desde comienzos del año, respecto al control a las tasas de interés. Al cabo de días de incertidumbre, en los cuales se llegó a dudar sobre si la administración estaba dispuesta a llevar a cabo su propósito, se emitieron al tiempo dos resoluciones de la Junta Monetaria y tres decretos del Ejecutivo, que dejaron en claro que, hasta nueva orden, el mercado de dinero en Colombia queda controlado por el Estado.
Las medidas afectaron a los establecimientos de crédito, tales como bancos, corporaciones financieras, compañías de financiamiento comercial y corporaciones de ahorro y vivienda. En el caso de las tres primeras, se fijó una tasa máxima de captación del 30.84% anual, equivalente al 26% pagadero por trimestres anticipados. Así mismo, se fijó un tope de colocación del 41.12% anual efectivo para bancos y corporaciones financieras y del 43.33% anual efectivo para compañías de financiamiento comercial. En el caso del sistema UPAC la corrección monetaria se redujo del 23% al 21% y los intereses de captación y colocación se disminuyeron en un punto porcentual.
Como era de esperarse, la decisión del gobierno le cambió la cara al sistema financiero. Después de varios años de moverse dentro de un mercado con tasas liberadas, la reacción a las medidas demostró que se va a necesitar un tiempo antes de que se empiecen a ver los resultados. Por el lado de los inversionistas, se vio que la cautela es el denominador del momento, y como consecuencia de ello se explicó que las bolsas de valores del país tuvieron su peor semana en lo que va corrido del año.
A su vez, el mercado del crédito estuvo marcado por la confusión. Tanto las instituciones como los clientes iniciaron el proceso de ponerse de acuerdo sobre la nueva reglamentación y, en opinión de los conocedores del tema, pasarán algunas semanas antes de que la situación se normalice.
Sin embargo, aparte de esas dificultades iniciales, el control a las tasas fue recibido con menos traumatismos que los inicialmente esperados. La mayoría de los expertos coincidió en que el escogido fue el momento más apropiado de los últimos años, debido tanto a la liquidez en el sistema financiero, como a la existencia de una coyuntura económica favorable.
Con todo, esa opinión no impidió la presencia de algunos interrogantes. En primer lugar, se destacó el hecho de haber puesto en un plano de igualdad a bancos, corporaciones financieras y compañías de financiamiento comercial, en el terreno de la captación de recursos. Según varios expertos consultados, cada clase de institución obtenía dinero del público a diferentes tasas, pero al imponer un mismo patrón para todas, quedan en situación de desventaja aquellas que, a los ojos del inversionista, parezcan menos seguras u ofrezcan un servicio de inferior calidad. "No es lo mismo confiarle el dinero a un banco con oficinas en todo el país, que a una entidad pequeña, si ambas pagan la misma tasa", sostuvo un especialista en el tema, quien agregó que "el control a los intereses va a incidir en una concentración de las captaciones en unas pocas empresas financieras".
Una inquietud similar se expresó en torno de los beneficios a largo plazo de la medida. Si bien se reconoce que una rebaja sustancial en los intereses va a ayudar a empresas y particulares que se encuentran endeudados hoy en día, queda la duda sobre si se va a estimular el inicio de nuevos proyectos. Como es conocido, el país no es un paraíso para el inversionista y por ello son muchos los que dudan que la sola rebaja en los intereses llegue a estimular la aparición de nuevas empresas productivas.
Un interrogante similar se formuló respecto al control de otras operaciones de financiamiento que se hacen por fuera de las entidades de crédito vigiladas por la Superintendencia Bancaria. El caso de los créditos comerciales y de las compañías de Leasing fue mencionado como ejemplo de aquellos préstamos que se hacen a tasas de interés que superan sustancialmente las cobradas por las instituciones financieras.
Por último, quedó la duda sobre la permanencia de las medidas. Dadas las condiciones de liquidez del mercado financiero, hay recursos disponibles para todos, pero no se sabe lo que pasará cuando el dinero empiece a escasear y cada entidad trate de atraer fondos del público. Tradicionalmente, lo sucedido en estos casos muestra que las instituciones se acaban ideando algún sistema para romper la norma sin entrar en el terreno de la ilegalidad, pero la pre gunta radica en definir si el gobierno va a ser capaz de mantenerse en sus trece y crear las condiciones para que, alguna vez, y sin controles el país vuelva a conocer las bondades del crédito barato.