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LOS HIJOS DE PAPI

Tres de los herederos del magnate petrolero norteamericano H.L. Hunt dilapidan parte de una fortuna de 9 mil millones de dólares

6 de octubre de 1986

Muchos pueden creer que es imposible perder tanto dinero en tan poco tiempo, pero una familia de millonarios tejanos acaba de demostrar que tres mil millones de dólares no son nada en la vida. Se trata de los Hunt, úna de las dinastías más importantes del mundillo capitalista, quienes en la última semana de agosto tuvieron que declarar en concordato a dos de las empresas que constituían los pilares de su fortuna, con el fin de evitar que una serie de bancos embargaran propiedades, que respaldan créditos por unos 1.500 millones de dólares.

Lo ocurrido a finales del mes pasado fue tan sólo un capítulo más de una serie de errores cometidos por los tres hijos mayores de Haroldson Lafayette Hunt, más conocido como H.L., quien al morir en 1974 dejó un imperio petrolero avaluado en más de mil millones de dólares. Descrito como el arquetipo de los millonarios tejanos, el fallecido H.L. comenzó su fortuna al invertir las ganancias de un juego de póker en los campos petroleros del oriente de Tejas, poco antes de que comenzara el boom del crudo. En poco tiempo, H.L. se convirtió en un multimillonario y en una época llegó a ganarse más de un millón de dólares por semana. Semejante riqueza pasó a manos de sus quince hijos--se casó tres veces--a su muerte, siendo dividida en tres partes principales.

La mayor tajada la sacó lo que se llamó "la primera familia", compuesta por seis hijos del primer matrimonio de H.L. Los años finales de la década pasada fueron especialmente favorables y se cuenta que los tres hermanos mayores--Nelson Bunker Herbert y Lamar-acertaron en prácticamente todos los negocios que hicieron. Sin embargo, ese panorama cambió sorpresivamente en 1980 cuando los seis hermanos invirtieron profusamente en el mercado de metales, llegando a comprar 59 millones de onzas de plata, poco antes de que los precios se desplomaran. Como consecuencia la primera familia sufrió una pérdida combinada de más de mil millones de dólares, en cuestión de meses. Ese descalabro llevó a que las hermanas, Margaret Hunt Hill y Caroline Hunt Schoellkopf, hicieron toldo aparte, llevándose de paso los bienes del cuarto hermano Hassie, quien es retrasado mental.
Gracias a eso, tanto Margaret como Caroline han mantenido su fortuna relativamente intacta, aunque se cree que el colapso en el precio del petróleo puede haber disminuido el valor de sus activos. El año pasado, la revista Forbes estimó su patrimonio en 1.400 y 1.300 millones de dólares, respectivamente.

En cambio, los hermanos parecen ir de tropiezo en tropiezo. Para pagar buena parte de las deudas acumuladas con la operación de la plata. Placid Oil Co. (una de las empresas más importantes del grupo), solicitó un crédito por 1.100 millones de dolares a un consorcio de trece bancos, entre ellos el Citibank, el Bankers Trust y el Manufacturers Hannover. A cambio los hermanos tuvieron que vender o hipotecar prácticamente todo lo que tenían: desde las plantaciones de algodón en Mississippi, hasta un parqueadero en Alaska, pasando por la colección de estatuas de Herbert, el Mercedes y el reloj Rolex de Lamar y una pintura de Bunker y su hijo.

Fue ese préstamo el causante de todo. Aunque fue renegociado en 1982 y algunas de las condiciones se flexibilizaron (incluyendo la liberación de los bienes personales), la marcha de los negocios no fue lo suficientemente satisfactoria. Aparte de los problemas con el petróleo, una refinería de la familia se declaró en bancarrota en marzo de 1985, incumpliendo con más de 100 millones de dólares en deudas. Como es de suponer, el golpe más fuerte se sintió a comienzos de este año, cuando los precios internacionales del petróleo pasaron de 25 a cerca de 10 dólares el barril. Según los especialistas, ese hecho fue determinante para que en marzo 27, Placid Oil se declarara impedido para cumplir con los pagos de su deuda.
Dos meses más tarde, otra de las compañías estrellas, Penrod Drilling Co., propietaria del mayor número de plataformas marinas en el mundo, tampoco atendió una de las cuotas de un préstamo que se le habia hecho. Casi a renglón seguido, los bancos empezaron con los procedimientos legales para hacer efectivas las garantias de los préstamos y embargar los activos de Placid y Penrod.

Básicamente, el último punto de conflicto tuvo que ver con la obstinación de los Hunt de involucrar a Placid en una costosa exploración de petróleo en el Golfo de Méjico, con todos los riesgos que eso implica.
Mientras que los bancos piden que el dinero que se está invirtiendo alli sea utilizado para pagar las deudas de la compañía, los Hunt insisten en que si tienen éxito ello les podria representar unos mil millones de dólares, con lo cual Placid aseguraría su supervivencia.

Aunque todavía es muy temprano para saber lo que pasará, los observadores ven poco factible la recuperación de los tres hermanos. Aun el resto de la primera familia podría resultar afectada si, como se dice, las hermanas sirvieron como fiadoras en algunos de los préstamos.

Sin embargo, es dudoso que pese a semejantes pérdidas, los Hunt lleguen a quedar en la calle. Nelson Bunker, por ejemplo, tiene entre sus activos personales al mayor número de caballos de carreras en el mundo. Claro que ahora es probable que tome más en serio las cosas. En la época en la que especuló con azúcar y soya, tenía dos libros empastados en cuero en su oficina firmados por él: "Todo lo que sé sobre soya" y "Todo lo que sé sobre azúcar". Las páginas interiores estaban en blanco, y como prueba de que efectivamente no sabía mucho del tema, sus negocios de azúcar están en bancarrota y por los de soya fue multado por el gobierno norteamericano.
Por su parte William Herbert tendrá seguramente más tiempo para dedicarle a su colección de estatuas antiguas. De resto es probable que su estilo de vida no cambie mucho ya que seguirá manejando el mismo auto viejo y viviendo en la misma casa discreta que ocupaba cuando tenía 1 500 millones de dólares de patrimomo.

A su vez, Lamar continuará ocupado con sus actividades personales, entre las cuales se cuentan la de ser dueño de los Kansas City Chiefs, un equipo de fútbol americano, y tener intereses en otros deportes como el tenis y el basquetbol.

En comparación con lo sucedido en la primera familia, los miembros de la segunda pueden mirar por encima del hombro a sus hermanos. En efecto los cuatro hijos del segundo matrimonio de H.L., comandados por el conservador y discreto Ray Lee, han visto cómo su herencia de 250 millones de dólares ha pasado en doce años a valer cuatro veces más. No obstante es dudoso que algo de esa suma la vean los hermanos medios. La discusión del testamento de H.L. y la repartición de la herencia se caracterizo por los agrios enfrentamientos entre Ray Lee y la primera familia.

Ese hecho, sin embargo, no parece preocupar del todo a Bunker, Herbert y Lamar. Según dijeron hace unos dias, confian en que podrán sacar adelante sus empresas. Si no, puede ser que no importe. Una de las frases más famosas en el anecdotario de los millonarios fue la pronunciada por Bunker después de la pérdida de la inversión en plata. En ese entonces, el arrogante millonario dijo, encogiéndose de hombros: "Mil millones de dólares ya no son lo que eran antes". --