LOS PRECIOS AL POZO
Caída vertical de precios de petróleo y del carbón altera perspectivas de bonanza energética para Colombia
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Tal parece que la semana pasada hubo grupos más maltrechos que los ciclistas colombianos después de correr la etapa del pavé en el Tour de Francia. La celebración en Viena de una reunión de emergencia de la famosa Organización de Paises Exportadores de Petróleo, OPEP, dejó en claro que la poderosa alianza de otros tiempos esta moribunda o, cuando menos, sirve para muy poco.
Semejante impresión se ha hecho más firme en las últimas semanas. Al parecer el declinamiento empezó, desde que a mediados de 1984, la superproducción mundial de petróleo obligara a los 13 paises miembros, a actuar para evitar una caida abrupta en el precio de 29 dólares por barril de crudo. En opinión de los entendidos la competencia de los países productores no afiliados a la OPEP, se ha traducido en una presión imparable, que ha obligado a que ya se estén pronosticando precios futuros de 20 y hasta 15 dólares por barril de combustible.
Los esfuerzos hechos por la OPEP en el sentido de regular el mercado parecen haber sido totalmente vanos.
La producción de los 13 países integrantes de la alianza, ha pasado de unos 28 millones de barriles diarios de petróleo en 1979, a cerca de 14.3 millones durante junio--el nivel más bajo en los últimos 20 años--y, sin embargo, el mercado sigue "inundado" en petróleo.
Los nuevos descubrimientos del Mar del Norte y del Mar Báltico, explotados por Inglaterra y Noruega, han sido determinantes para que la oferta del combustible siga relativamente constante, a pesar de los límites autoimpuestos por la OPEP.
Como consecuencia, el precio oficial del crudo vendido por cualquiera de los países de la organización, ha pasado de 29 dólares por barril hace un año, a 28 en enero y a 26.50 en la última semana, precio que no obstante era rechazado por algunos miembros de la OPEP.
Semejante situación de angustia, contrasta con lo sucedido durante la década de los 70, cuando la OPEP elevó el precio del barril de petróleo de 1.50 dólares en 1973 a 34 dólares en 1979. Ahora, esa bonanza se ha acabado y a medida que la producción mundial se concentra en países independientes de la OPEP, el futuro es completamente incierto.
Posiblemente eso no sería así, si la OPEP pudiera, por lo menos, controlar la buena fe de sus miembros. Pese a que cada uno se ha comprometido a un nivel de producción determinado, los especialistas afirman que sólo --Arabia Saudita, Kuwait y Venezuela--han cumplido sus compromisos. En el otro extremo están los "díscolos" --Nigeria, Irán y Ecuador--los cuales no sólo venden más de lo permitido, sino que lo hacen a precios menores que los acordados, introduciendo confusión en un mercado ya de por sí bastante desordenado.
Con todo, la unidad se había logrado mantener hasta la semana pasada, gracias a la paciencia de Arabia Saudita y de su ministro del Petróleo, el jeque Ahmed Zaki Yamani, quien restringió la producción de su país en cerca de dos millones de barriles diarios, casi una tercera parte de su potencial, a costa de una recesión económica que ha obligado al gobierno de Riyadh a afirmar que si nadie va a respetar los acuerdos, ellos tampoco.
Por lo tanto, la reunión de Viena era definitiva para conservar, asi fuera precariamente, esa unidad. En caso de una guerra entre productores los observadores aseguran una caida vertical en los precios, que afectaría profundamente a los actuales y futuros exportadores, incluido Colombia.
Como es de suponer, el pais no se veria beneficiado por una reducción drástica en los precios del petróleo, considerando las perspectivas de exportación de doscientos cincuenta mil barriles diarios de crudo a partir de 1987. Lo anterior, se complementa con los prospectos pesimistas sobre el precio del carbón, mercado donde también se puede presentar un fenómeno de superproducción (ver recuadro).
Ante estas circunstancias, es lógico afirmar que parte del futuro de Colombia se estaba decidiendo el viernes pasado en Viena, pese a que el país no ha sido exportador de petróleo en más de diez años. Lamentablemente para los intereses nacionales, los pronosticos sobre la continuidad de la OPEP, la cual evitaria una temida guerra de precios, no parecen ser muy buenos, pese a los comunicados oficiales de la organización. "Ellos --afirmó un experto petrolero sobre los integrantes de la OPEP--harán una cantidad de ruido. Prometerán adherirse a sus cuotas y entonces se irán a hacer exactamente lo que han venido haciendo: su deseo". -
UN CERREJON DE CHINA
Tal parece que las angustias que ahora vive el mundo petrolero, respecto a la estabilización de los precios del crudo en niveles superiores a los actuales, se ha transmitido al mercado del carbón. Desde que a mediados de 1982 la tonelada del mineral alcanzara el precio de 50 dólares, éste ha venido declinando hasta llegar a un promedio de 40 dólares por tonelada, valor que parecía impensable al comienzo de la década. Al igual que sucede con el petróleo, en el carbón también se han presentado problemas de superproducción mundial y la situación no hace pensar en una mejoría.
La prueba más reciente de ello se dio el primero de julio pasado, cuando Occidental Petroleum --el socio de Ecopetrol en los pozos de Arauca- iniciara formalmente en China su participación en el proyecto minero de Pingshuo, con una inversión cerca na a los 175 millones de dólares. Con ciertas similitudes al proyecto colombiano de El Cerrejón, Occidental aspira a que la mina produzca 15.3 millones de toneladas de carbón antes de finalizar la década, suma que equivale a cerca del 10% de la oferta exportable de carbón en el mundo.
Tales niveles de producción podrían asegurar que el precio del mineral continúe deprimido durante un buen tiempo y que laS esperanzas de Colombia sobre la bonanza carbonífera se vean aplazadas hasta la década de los noventa.
Para Occidental,que posee un 25% de las acciones de la mina de Pingshuo, el riesgo parece ser un poco menor. Aparte de que los salarios a los mil 700 operarios chinos serán en promedio de unos 7 mil pesos colombianos, la compañía norteamericana cuenta con el compromiso del gobierno de Pekín de comprarle el carbón que no pueda colocar en los mercados internacionales. Fue tal vez debido a esto que Armand Hammer, el octogenario presidente de Occidental, afirmara, delante de la plana mayor del gobierno chino, que Occidental "no tiene una reputación por perder dinero y aquí tampoco lo vamos a perder". -