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Una reunión clave del presidente Álvaro Uribe en Estados Unidos fue con el US-Colombia Business Partnership. Los miembros son inversionistas en Colombia que apoyan al país en Washington D.C.

Empresas

Los que vienen

Deutsche Bank, General Electric y Sun Microsystems son apenas algunas de las multinacionales que han mostrado interés en el país a raíz del TLC.

4 de marzo de 2006

Durante la visita del presidente Álvaro Uribe a Washington para acelerar el cierre del Tratado de Libre Comercio (TLC), tuvo lugar una reunión que pasó sin mucho ruido en la agenda presidencial, pero con enormes implicaciones para el futuro económico del país.

Se trató de un encuentro entre el primer mandatario y representantes de un importante grupo de multinacionales que tienen intereses en Colombia. Dentro del exclusivo grupo que visitó la residencia del embajador Andrés Pastrana en la capital estadounidense se encontraban directivos de Nortel, Occidental y BP. Todos ellos ya tienen inversiones directas en territorio colombiano. Sin embargo, había otro personaje representando a una firma que aunque aún no ha hecho presencia en el país, tiene la boca hecha agua por llegar a este mercado. Se trataba de Angela Marshall Hofman, directora de Comercio Internacional de Wal Mart, la cadena minorista más grande del mundo.

Durante el encuentro, Marshall destacó la importancia de firmar el TLC, como impulso a la inversión extranjera en Colombia. Y este es uno de los puntos centrales de la nueva estrategia nacional. El acuerdo con Estados Unidos convierte al país en una plataforma para llegar al mercado más grande del mundo.

Además, el tratado implica cláusulas de protección y estabilidad para la inversión que son fundamentales para los empresarios. Esas garantías son un factor determinante, particularmente para los inversionistas que no conocen del país. Para muchos de ellos, y en especial los gringos, la rúbrica del gobierno del presidente de Estados Unidos en un TLC es una señal de confianza en un país en vías de desarrollo. Y es ese elemento -la confianza- lo que ha ido cambiando en los últimos años y en el que el TLC es el moño para el regalo. Hay signos inequívocos de que hay más de uno loco por venir a Colombia.

Pocos días después de la cumbre en la embajada colombiana en Washington, Josef Ackerman, presidente del Deutsche Bank, uno de los bancos más grandes del mundo que cuenta con 972.000 millones de euros en activos y hace presencia en 74 países, estuvo reunido por cerca de media hora con el presidente Álvaro Uribe en la Casa de Nariño en Bogotá.

Era la primera vez que este personaje, una de las estrellas en la pasarela del sector financiero mundial, pisaba tierra colombiana. Vino directamente para hablar cara a cara con el primer mandatario, sobre el futuro económico y las posibilidades de que ese banco incursione en el país.

Al día siguiente, Francisco Luzón, uno de los hombres fuertes del Banco Santander en España, también llegó al despacho presidencial. Aunque la entidad está desde hace varios años en el sistema financiero local, el objetivo de la reunión era plantearle al gobierno colombiano el interés de fortalecer su operación.

Los casos del Deutsche Bank y del Santander no son los primeros y todo parece indicar que tampoco serán los últimos esfuerzos de las multinacionales que aún no han llegado al mercado colombiano, por encontrar nuevas oportunidades aquí. Fuentes oficiales confirmaron el interés real de JP Morgan Chase, otro de los grandes del sector financiero, para participar en alguno de los procesos de venta que se darán en el sector. Y qué decir de Falabella, que llega después de junio, y de la norteamericana Starbucks, de la cual sólo se espera el anuncio oficial.

Por el despacho del Presidente han desfilado, en los últimos meses, representantes de muchas grandes empresas que están, literalmente, enamoradas de Colombia. Por eso, son más las personas de todas partes del mundo que preguntan por el país y la respuesta que están escuchando es música para los oídos, razones que harían ilusionar a cualquiera: mayores niveles de seguridad, buen ritmo de crecimiento, bajas tasas de interés, TLC en la mira y un largo etcétera. Adicional a esos argumentos está un mercado local de 40 millones de consumidores.

De ahí que el atractivo sea irresistible hasta para los pretendiente más encopetados. El boom lo confirman las propias firmas de banca de inversión, que son contactadas para darle forma al negocio en un mercado nuevo. La mayoría de ellas está revolando en cuadro para enviar información a grandes compañías del exterior que han hecho solicitudes expresas sobre Colombia. Varias empresas del sector alimentos y hasta Penguin, una de las empresas editoriales más importantes del mundo y que tiene negocios en Estados Unidos, Canadá, Irlanda, Inglaterra, Australia, India, Suráfrica y Nueva Zelanda, han indagado sobre las condiciones de estos negocios en el país.

Más visitas

Según pudo establecer SEMANA, también estuvo en el país recientemente Ferdinando Beccalli-Falco, alto directivo de General Electric y uno de los encargados de buscar nuevos mercados para la compañía desde su oficina en Bruselas, donde se desempeña como presidente y director ejecutivo internacional. Este conglomerado tiene una división que maneja crédito de consumo y presta asesoría financiera a los usuarios. La General Electric es la "empresa más admirada de Estados Unidos", según un ranking revelado la semana pasada por la revista Fortune, y una de las más grandes del planeta. Esa misma semana de noviembre de 2005 pasó por Bogotá el número dos de la petrolera BP, Tony Hayward, quien se reunió con el ministro de Minas y Energía, Luis Ernesto Mejía, y el presidente de Ecopetrol, Isaac Yanovich.

Otras fuentes del gobierno informaron que también vino un alto directivo de Sun Microsystems, de quien no revelaron el nombre. La lista se podría extender indefinidamente, pues más empresas del Reino Unido, Estados Unidos y hasta Italia están preguntando por Colombia, para venir a sectores como alimentos, petróleo, textiles y tecnología. "Hemos tenido también muchas visitas de multinacionales de Venezuela y Brasil para utilizar a Colombia como plataforma hacia Estados Unidos", reconoció otro miembro de una firma de banca de inversión que pidió la reserva.

En el mundo petrolero la cosa también está movida. Conoco Phillips, que compró recientemente a Burlington, compañía con operaciones en Colombia, ya indagó sobre cómo profundizar en estas inversiones. "Es la última de las grandes que queda por entrar en forma al país", aseguró un experto del sector. A ella se suman otras que aunque no pertenecen al top ten petrolero, también están con los ojos abiertos, como Amerada Hess, Anadarko, Hunt de Estados Unidos y Eni de Italia. Compañías de China, India y hasta Argentina quieren venir, motivadas, además de las reglas claras de un TLC, por los beneficios de los nuevos contratos y las grandes expectativas que hay de encontrar crudo.

Un asunto oficial

La verdad es que Colombia está pasando por su cuarto de hora en materia de inversión. Por eso el gobierno quiere ponerse las pilas. La semana pasada estuvo en el país David Lovegrove, responsable del boom de inversión en Irlanda, nación que pasó en los últimos 20 años de ser la más pobre a una de las más ricas de Europa. De la mano del presidente de Proexport, Luis Guillermo Plata, Lovegrove expuso su experiencia sobre las formas de alentar la llegada de inversión internacional. Durante su visita, el experto se encontró con varios ministros y empresarios y dejó un menú de fórmulas que pueden contribuir en esta meta.

"He podido darme cuenta de que la imagen que tienen fuera del país sobre Colombia es muy diferente a la realidad que se vive aquí. Lo difícil es convencer a los inversionistas de que esto está cambiando", le dijo Lovegrove a SEMANA durante su paso por Bogotá. Destacó que es necesario establecer reglas del juego claras para las inversiones, así como mantener una agencia de promoción lo suficientemente fuerte desde el punto de vista presupuestal, como para que los resultados se vean. En eso, según él, un TLC es vital.

Ya firmado el acuerdo, la prioridad para la administración Uribe será fomentar la llegada de inversión al país y varios ministros quedaron con parte de la fórmula mágica de Lovegrove.

Según las cuentas de Proexport, en 2004 fueron 49 los grandes inversionistas calificados de otros países que han preguntado seriamente por Colombia. El año pasado ya iban en 92 y en los dos primeros meses de 2006 ya eran siete.

Definitivamente, algo está pasando con Colombia que cada vez les encanta más a los inversionistas. El crecimiento, la liquidez, la percepción de seguridad y el tratado con Estados Unidos son la fórmula de este coctel que tiene embriagados a muchos. El desfile de importantes empresarios internacionales por la Casa de Nariño se va a concretar pronto, muy seguramente, con anuncios que pocos esperaban; es inevitable que más multinacionales lleguen a Colombia. La suerte parece estar echada y este romance va para largo. El TLC selló el compromiso.