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MACRODEVALUACION

Devaluación sin precedentes altera los nervios de los mexicanos.

21 de diciembre de 1987

El mundo de las finanzas en México se asemeja cada vez más a esas superproducciones norteamericanas sobre las grandes catástrofes. Primero fue, en octubre, el desplome de la Bolsa de Valores que acompañó al "lunes negro" de Wall Street (aunque con causas estructurales propias); ahora, el miércoles pasado, fue una macrodevaluación del peso frente al dólar que llegó, en promedio, al 32.8% en los bancos y a más del 40 en las casas de cambio.
Al abrirse la jornada cambiaria del miércoles 18, la divisa norteamericana -que está de capa caida en todo el mundo menos en América Latina- se cotizaba a 1.713 pesos a la venta y 1.694 pesos a la compra. Una hora después se resgistró la primera devaluación, que altero los nervios del mercado, y poco antes del mediodía se desató el pánico cuando trascendió que el banco de México (el Banco Central) se retiraba del mercado "libre" de cambios, dejándolo como un barco al garete frente a la incontenible marejada de la demanda de billetes verdes.
En ese momento las principales casas de cambio y los bancos Estatal Internacional, Banamex y Bancomer decidieron suspender sus ventas esperando una definición en la cotización. Al cierre, la divisa norteamericana se ubicaba en 2.270 pesos en las principales plazas nacionales, pero en algunas ciudades fronterizas con Estados Unidos, como Tijuana, había superado la barrera psicológica de los 3 mil pesos por dólar.
En el aeropuerto capitalino, donde miles de turistas pugnaban por los "verdes", los "halcones del dólar", "los coyotes" -que habían desaparecido en los últimos meses-, recrearon vertiginosamente el mercado negro y llegaron a vender la moneda estadounidense a 3.500 pesos.
La palabra "devaluación", impresa en letras gigantescas, ocupó la primera plana de los vespertinos y una sensación generalizada de angustia y desaliento invadió a una población que ya venia soportando una inflación anual del 140%.
Los partidos de izquierda y los propios sindicatos oficialistas señalaron que la sorpresiva caída del peso, que vino a interrumpir abruptamente un largo proceso de "deslizamiento" -que no solía pasar de 4 ó 5 puntos diarios- aumentará la carestía y tornará ilusorios los insuficientes aumentas logrados por los trabajadares. El secretario de Hacienda y crédito público, Gustavo Petricioli, en un comunicado emitido el mismo miércoles por la tarde desde la residencia presidencial de "Los Pinos" (y no desde su propio despacho en el Palacio Nacional de "El Zócalo") trató de restar importancia a la grave medida afirmando que el 75% de las transacciones con divisas se hacen con el "dólar controlado" y con "el libre".
Al explicar las causas que determinaron el retiro del banco de México del mercado destaco las siguientes: "La presión sobre las reservas de divisas (que se estiman en unos 15 mil millones de dólares), el pago adelantado de la deuda externa de algunas empresas que debieron acudir al mercado libre para efectuar esos prepagos y la baja de la Bolsa de Valores que originó nerviosismo y especulación contra el peso".
Sin embargo, un antecesor de Petricioli en la secretaría de Hacienda, que actualmente es senador por el gobernante Partido Revolucionario Institucional, Hugo B. Margain, salió a contradecirlo afirmando que este desplome del peso era un indicador "de serias fallas estructurales en la economía" y que echaría leña al fuego de la inflación.
Por su parte el diario "La Jornada", de centroizquierda, reveló que el fenómeno de los "saca dólares", que había menguado debido al atractivo de las altas tasas de interés internas, estaba de nuevo en pleno auge. Según el matutino la fuga de divisas alcanza los 80 millones de dólares diarios. Si esta fuga -agrega- comenzó a producirse el 15 de octubre pasado, el miércoles último había redondeado la significativa suma de 2.600 millones de dólares, el equivalente de los capitales que México había logrado repatriar en un año.