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NEGOCIO EN CONCRETO

Con el martillo de esta semana, Cemex formaliza su compra de Cementos Samper.

16 de septiembre de 1996

El miErcoles de la semana pasada hubo muchos ojos puestos en la Bolsa de Bogotá. El interés no estuvo en la rueda sino en la oficina de la dirección de Operaciones. Ante ese despacho debían presentar las garantías todos aquellos que estuvieran interesados en participar en el martillo de Industrias e Inversiones Samper el martes 20. De esta manera se sabría con seguridad quiénes entrarían a pujar por la cementera de Luis Carlos Sarmiento Angulo. Para sorpresa de algunos y para tranquilidad de otros, al final del día sólo una firma había cumplido con los requisitos previstos por la Bolsa de Bogotá: Capital Colombian Holding. Aunque al grueso del público el nombre de Capital Colombian Holding le suena extraño, los conocedores saben perfectamente que Cementos Mexicanos _Cemex_ constituyó esa firma con el propósito de participar en la subasta de Samper. Para nadie fue una revelación que Cemex fuera a entrar en esa operación. Las directivas de la multinacional ya había manifestado ese interés en mayo pasado cuando comunicaron oficialmente su ingreso a Colombia con la compra de Cementos Diamante. Lo que resultó extrañó es que hubiera sido el único aspirante que se inscribió para el martillo, pues se había rumorado que la multinacional alemana Holderbank, propietaria de Cementos Boyacá, iba a participar en la operación. SEMANA conoció que a última hora, por motivos que se ignoran, Holderbank desistió de entrar en la pelea por Samper. Pero ser el único participante no sólo le da a Cemex la tranquilidad de que no se repetiría la historia de diciembre, cuando la compra de Cementos Paz del Río se frustró unas pocas horas antes de realizarse su oferta en bolsa, sino que asegura una estabilidad en el precio de compra. En la etapa de conversaciones los mexicanos y la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo habían acordado que el precio de base sería de 1,08 dólares por acción y que en caso de presentarse una puja éste se iría incrementando en un 5 por ciento en cada ronda. Como sólo hay una aspirante, se mantendrá la cifra pactada. Con estos números el negocio de Samper será una de las transacciones bursátiles más grandes del año, pues ascenderá a unos 280 millones de dólares. La Organización Luis Carlos Sarmiento y un grupo de accionistas minoritarios, encabezados por el grupo Bolívar, se comprometieron a poner en oferta pública el 87.02 por ciento de las acciones de Samper. Además es posible que otros inversionistas menores aprovechen la oportunidad para vender sus títulos de la compañía al precio de la oferta. Pero la compra de Samper no sólo ha causado revuelo por el monto de la operación sino porque con ella Cemex se convierte en la segunda cementera del país, detrás del Sindicato Antioqueño. Con la operación, los mexicanos quedarán con un 32 por ciento del mercado del cemento. Pero las empresas adquiridas por la multinacional azteca tienen una fortaleza adicional, pues sus portafolios están constituidos por compañías productoras de concreto: Industrias e Inversiones Samper es el dueño de Central de Mezclas y Concretos Bogotá, por lo que controla el 34 por ciento del mercado nacional, y Cementos Diamante posee Concretos Diamante que produce el 21 por ciento. Con la posición que tendrá Cemex muchos se preguntan qué va ocurrir con el mercado interno de cemento en momentos en que la demanda está deteriorada por la caída de la construcción. Aunque algunos analistas habían previsto que con el ingreso de la multinacional se desataría una guerra de precios, el fenómeno que se ha observado en las últimas semanas es bastante diferente: hay una escasez notable del material. El pasado 23 de julio la Asociación de Ingenieros del Risaralda denunció que el cemento ha aumentado un 50 por ciento por efectos de la poca disponibilidad. Lo cierto es que el ingreso de Cemex obedece a un interés en el mediano plazo. A raíz del auge petrolero muchos analistas coinciden en afirmar que Colombia vivirá un nuevo boom de la construcción a finales de la década. Fue apostándole a este promisorio futuro que Cemex, dentro de su proceso de expansión, inició en 1994 sus gestiones para comprar una cementera en Colombia _ver gráfico_. Esos primeros acercamientos fueron interrumpidos por la crisis mexicana y sólo se reanudaron en 1995. En este segundo capítulo Cemex mantuvo conversaciones con el Sindicato Antioqueño para comprar Cementos Paz del Río. Pero, como ya se mencionó, este propósito quedó frustrado unos días antes de la subasta, porque la Superintendencia de Sociedades no autorizó la enajenación del 42 por ciento de las acciones que Acerías tenía en la cementera, porque la primera estaba en concordato y éstas eran una garantía para los acreedores . A pesar de esas dificultades Cemex no se desanimó y diseñó un nuevo plan de acción. Inició conversaciones con Andrés Uribe Crane para comprar Cementos Diamante y acordó con la Organización Luis Carlos Sarmiento el negocio de Samper. Cuando se ve la luz al final del túnel hay una cosa que queda clara, si algo ha demostrado en todo este proceso Cemex es persistencia para sacar adelante su proyecto. Esa actitud es vista con muy buenos ojos por muchos colombianos que le agradecen a los 'manitos' su confianza en el país a pesar de todo el ruido de los últimos meses. Y es que en épocas de crisis no todos los inversionistas muestran una voluntad de concreto.