Junto a la aparente normalización de las relaciones entre la banca internacional y el país, la semana pasada trajo consigo la crítica de algunos sectores independientes, respecto del manejo que ha venido recibiendo la futura bonanza petrolera por parte del gobierno. Dadas las difíciles circunstancias cambiarias que vive Colombia, varios analistas se mostraron preocupados por la existencia de problemas que, de no solucionarse, pueden disminuir los beneficios reales que dejará la explotación de crudo durante la segunda mitad de la presente década.
Según lo visto, el mayor interrogante se presenta hasta ahora en la construcción del oleoducto Caño Limón-Zulia que deberá ser el encargado de transportar el petróleo desde los pozos de Arauca, para repartirlo por todo el país. Pese a que la obra se inició hace un par de meses con todos los bríos del caso, ha venido sufriendo retrasos debido al secuestro de tres ejecutivos de la compañía contratista Mannes Mann -dos colombianos y un alemán- y al continuo saboteo por parte de supuestos elementos guerrilleros. La paralización de las obras ha sido de tal magnitud, que hay gente que afirma que el retraso en la entrega del oleoducto puede ascender a los seis meses. Por su parte, voceros de Occidental Petroleum y de Ecopetrol en Bogotá, fueron enfáticos en desmentir tales afirmaciones, aunque reconocieron que se ha perdido tiempo que se espera recuperar cuando se normalice la situación de orden público. "Por orden presidencial expresa se han desplazado unidades militares allá", afirmó un miembro de la administración, quien hizo votos para que la construcción del oleoducto se encauce nuevamente.
Si los problemas del oleoducto parecen tener solución, hay cuestiones a largo plazo que plantean deficiencias más serias. Concretamente, se han detectado problemas en lo que hace a la capacidad de refinación del país, para transformar el petróleo crudo en los llamados combustibles blancos. Hechas las proyecciones sobre consumo, conocedores del tema, como el economista Mario Villamizar, hablan de una necesidad adicional de refinamiento para 1990, superior a los 30 mil barriles diarios, si se quiere atender la demanda nacional. Ante ello, Colombia enfrenta la disyuntiva de construir una nueva refinería o ampliar las existentes, o bien exportar crudo para importar sus derivados. En las condiciones actuales, las siete refinerías en funcionamiento tienen un tope cercano a los 215.000 barriles de petróleo diarios, cifra que empezará a ser menor que el consumo interno a partir de 1986.
Como respuesta, diferentes grupos regionales han expresado su deseo de que se construya una refinería en su territorio. Sectores como el nortesantandereano han insistido en una planta de este tipo, no sólo porque supuestamente es necesaria, sino porque puede ser usada como área líder dentro de una estrategia de recuperación fronteriza. En su contra, la idea tiene el problema del costo, que puede superar fácilmente la barrera de los 700 millones de dólares.
El gobierno nacional ha sido explícito en sostener que adiciones o construcción de refinerías se han aplazado "hasta bien entrados los 90s". El gerente de Ecopetrol, Rodolfo Segovia, comento que el faltante de derivados no sería tan grande como el anunciado, debido a que los crudos de Arauca son más livianos (contienen menos azufre) que los del resto del país y con ello se puede aumentar sustancialmente el potencial de refinación. Semejante aseveración fue compartida por otros especialistas, aunque éstos discreparon sobre la mejora real, como consecuencia de la edad de la mayoría de las plantas nacionales cuyos procesos no son considerados modelos de eficiencia.
Un punto de controversia adicional en lo que hace a la política petrolera, tiene que ver con el llamado impuesto de remesas. Introducido como un gravamen a las compañías internacionales del ramo sobre la cantidad de divisas que se giren a la casa matriz por concepto de utilidades, el impuesto de remesas dejó de ser cobrado en 1975 debido a una confusión en las normas existentes. Esa disparidad en la legislación fue corregida en los decretos de emergencia económica de diciembre de 1982 y su aplicación respetada por la Corte Suprema de Justicia. Sin embargo, no duró mucho la alegría de los defensores de la medida, ya que en la Ley 9 de 1983 se exoneró explícitamente a las compañías petroleras del impuesto de remesas. Los esfuerzos por volver a imponer la iniciativa continuaron sus tropiezos la semana anterior, cuando en desarrollo de los debates sobre el proyecto de financiamiento del déficit fiscal, su inclusión dentro del principio de acuerdo político fue vetada por el propio gobierno.
Aparentemente, existen en torno a la idea dos posiciones bien definidas en el seno de la administración. Los que están en contra del impuesto alegan que cambiaría las reglas del juego para las multinacionales y desestimularía la explotación de petróleo en Colombia. "El impuesto de remesas no se pagó en la práctica y la Ley 9 sólo formalizó algo que ya era un hecho",insistió el gerente de Ecopetrol. Si bien aceptó la posibilidad de negociar con las compañías extranjeras sobre el tema, no fue partícipe de la iniciativa que defienden el ministerio de Hacienda y conocedores como Guillermo Perry, quienes insisten que las empresas no tendrían problema en el pago del tributo, ya que conocen la legislación colombiana y saben de su existencia.
En cualquier caso, queda claro que el hallazgo de los pozos de Arauca fue sólo una parte del esfuerzo para poner orden en el sector petrolero. Las expectativas son buenas, pero es evidente que se necesitará una concentración mayor para consolidar una política concreta que pueda ser aplicada en lo que resta de este siglo.
PERSPECTIVAS DEL PETROLEO EN COLOMBIA
Balance volumétrico en miles
de barriles diarios
(A) Suministro o producción nacional de crudos
(B) Demanda o consumo nacional de crudos
(C) Faltantes (-) o sobrantes
(D) Capacidad instalada de refinación nacional
(F) Déficit de refinación nacional respecto a demanda nacional
1985 1986 1987 1988 1989 1990
(A) 173.2 242.3 346.4 347.4 338.9 332.1
(B) 217.1 223.1 228.1 233.6 239.1 244.6
(C) -43.9 19.2 118.1 113.8 99.8 87.5
(D) 214.0
(constante)
(F) -9.1 -14.3 -19.6 -25.1 -30.6