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OCAMPO SE CONFIESA

EL NUEVO MINISTRO DE HACIENDA ACEPTO EL CARGO PORQUE QUIERE PRESERVAR LA ESTABILIDAD HASTA QUE SE DE LA SOLUCION QUE HA OFRECIDO SAMPER.

10 de junio de 1996

La renuncia de Guillermo Perry agarró por sorpresa a todo el país, incluido su sucesor, José Antonio Ocampo. El nuevo Ministro de Hacienda habló con SEMANA sobre las razones que lo llevaron a aceptar el cargo, su visión de la política económica y su percepción de la crisis política. Estos son los principales apartes de la entrevista.Semana: ¿Qué cambios habrá en el manejo de la economía con la entrada de José Antonio Ocampo al Ministerio de Hacienda?José Antonio Ocampo: La gente puede estar segura de que no habrá ningún cambio en la política económica. Guillermo Perry y yo trabajamos de manera tan estrecha cuando él era ministro de Hacienda y yo jefe del Departamento Nacional de Planeación, que estoy totalmente identificado con el manejo que se le ha venido dando a la economía.Semana: Pero hay gente que piensa que Perry resultó siendo más ortodoxo de lo que parecía al comienzo del gobierno, y que en cambio usted es más amigo del gasto público...J.A.O.: En las decisiones pasadas sobre gasto también trabajamos en llave Perry y yo. Todos los recortes presupuestales que se han dado en el actual gobierno fueron presentados de manera conjunta por ambos. Si hay algo que hemos demostrado es que el gobierno está dispuesto a mantener el gasto público dentro de los límites necesarios. De hecho, el gobierno se ha dado la pela de no ejecutar ciertos aspectos del Plan de Desarrollo con tal de no desbordar el gasto público, y en ese proceso Perry y yo estuvimos juntos.Semana: Pero la gente lo identifica a usted como un economista que cree en las virtudes del gasto del gobierno...J.A.O.: Yo soy amigo del gasto público racional porque creo que tiene efectos benéficos, pero estamos pasando por un momento difícil. El gasto ha crecido muchísimo en los últimos años y hay dificultades para financiarlo. Uno no puede estar a favor de un mayor crecimiento del gasto cuando la participación del sector público consolidado dentro del Producto Interno Bruto ha pasado de 24 a 30 por ciento en los últimos años, y menos cuando no hay margen de financiación. El gasto del gobierno no puede crecer más. De lo que se trata ahora es de buscar una mayor eficiencia del gasto.Semana: ¿Y eso cómo se logra?J.A.O.: Entre otras cosas, recomponiendo la orientación del gasto público. Hay unas áreas prioritarias en las que es necesario aumentar el gasto y hay otras en las que habrá que recortarlo.Semana: ¿Y cuáles son esas áreas?J.A.O.: Creo que es fundamental aumentar la inversión pública en educación y carreteras, y, en menor proporción, en ciencia y tecnología. Las áreas en las cuales se harán los respectivos recortes aún están por identificar, pero nos ayudan cosas como el hecho de que el sector privado haya entrado de manera tan decidida a ejecutar proyectos de infraestructura.Semana: Pero la ejecución de los proyectos de infraestructura por parte del sector privado ha sido más bien baja, ¿o no?J.A.O.: Lo que sucede es que el plan inicial de concesiones era muy ambicioso y por eso su ejecución relativa no ha sido muy alta. Pero en términos absolutos los resultados han sido satisfactorios. Mientras en 1994 el gasto en infraestructura representó apenas el 3 por ciento del PIB, en 1995 superó el 4 por ciento, y casi todo el aumento se debe a la mayor participación del sector privado. En 1996 el salto va a ser todavía más grande por los compromisos que el sector privado ha adquirido. Semana: Usted ha dicho que el nivel del gasto público en Colombia es el adecuado. Pero hay mucha gente que considera que si se mantiene esta tendencia la situación fiscal se volverá explosiva a la vuelta de pocos años...J.A.O.:A mi juicio no existen análisis concluyentes sobre la perspectiva futura del gasto público en Colombia. Yo creo que el nivel actual de gasto es sostenible pero no se puede aumentar más. Para lograrlo es fundamental adelantar algunas reformas estructurales que la opinión ya conoce, como la modificación al esquema de transferencias del gobierno central a las regiones. Adicionalmente, creo que ha llegado el momento de hacer propuestas concretas para suprimir algunas entidades públicas y reformar el sistema pensional del sector público. Semana: Mucha gente teme que la crisis política sea un terreno propicio para que aumenten las presiones de todos lados por un mayor gasto público. ¿Cómo piensa manejar esa situación?J.A.O.:Yo ya estoy curado de espantos. La gente no se imagina cuánto pesa sobre un ministro de Hacienda la responsabilidad de mantener una tradición de estabilidad macroeconómica. Para ser sincero, y para desilusión de muchos, durante mi paso por Planeación Nacional me hice experto en atajar las iniciativas de mayor gasto y en resistir presiones en ese sentido.Semana: ¿Cómo ve usted las proyecciones de crecimiento económico para el presente año?J.A.O.: Según nuestros últimos cálculos el ritmo actual de crecimiento es de 4 por ciento anual. Yo definitivamente creo que en 1996 vamos a crecer entre 4 y 4,5 por ciento.Semana: ¿Pero no hay una desaceleración de la economía?J.A.O.: No hay duda de que así es. Pero con algunos ajustes podremos alcanzar esa tasa de crecimiento.Semana: ¿Qué tipo de medidas hay que tomar?J.A.O.: Las tasas de interés son la prioridad. La desaceleración se debe en parte a elementos coyunturales que no manejamos como la caída del precio del café, y las crisis por las que atraviesan Venezuela y Ecuador. Además está la caída de la construcción. Pero quizás el factor que ha influido de manera más importante en la desaceleración es el alto nivel de las tasas de interés. Por eso son tan positivas las medidas que se han adoptado recientemente para bajarlas. Semana: Pero muchos creen que con la reducción de los encajes y las medidas previas para facilitar el endeudamiento en el exterior las tasas apenas bajarán unos tres o cuatro puntos, y que eso es insuficiente para impulsar la economía...J.A.O.: No hay que menospreciar el efecto que puede tener una reducción modesta de las tasas de interés sobre el crecimiento económico. Las altas tasas están afectando la economía por la vía de problemas de iliquidez y de cautela, y no a través de su impacto sobre la rentabilidad de la inversión. La deuda de vivienda de las familias es tan alta que no les deja margen para gastar. Además las empresas y los bancos están muy cautelosos porque en la crisis de 1982 aprendieron que ante una situación financiera compleja hay que ser muy prudentes. Por eso creo que si alcanzamos unas tasas de interés pasivas de 28 ó 29 por ciento podremos estimular la demanda y mantener el crecimiento de la economía. Semana: ¿No se corre el riesgo de que al bajar las tasas de interés la gente quiera sacar sus capitales y se incrementen las presiones sobre la tasa de cambio?J.A.O.: El mercado cambiario colombiano ha sufrido muchos ataques especulativos y a pesar de ello se ha mantenido estable. Sin ir más lejos, desde que habló Medina ha habido varias oleadas de demanda por dólares, pero estas han sido cada vez más pequeñas y no han generado perturbaciones. Cómo será que con la renuncia de Perry no hubo mayores sobresaltos. En ese contexto, no le veo mayor riesgo a bajar las tasas de interés.Semana: ¿Qué papel le atribuye a la incertidumbre generada por la crisis política en la desaceleración de la economía?J.A.O.: Sin duda tiene un papel, pero nadie lo ha podido medir. De todas maneras, yo creo que la economía colombiana la ha aguantado bien: cualquier otra economía latinoamericana habría colapsado con una incertidumbre similar. Semana: ¿En qué consiste el nuevo plan de reactivación de la economía?J.A.O.: Quizás el concepto más preciso no es el de reactivación ya que la economía viene creciendo a un ritmo de 4 por ciento anual. Se trata más bien de apoyar al sector productivo en cuatro áreas: reducir las tasas de interés, estimular la construcción de vivienda de interés social, afinar los instrumentos de comercio exterior contra el contrabando y la competencia desleal y avanzar en los acuerdos de competitividad con los sectores productivos. Es una agenda de trabajo resultante de analizar las causas de la desaceleración. Y lo mejor es que no incluye aumentos de gasto público. Semana: ¿Qué opina de los movimientos empresariales que le piden la renuncia al presidente Samper?J.A.O.: Creo que están en su legítimo derecho de expresar su opinión. Pero también creo que si se radicalizan le pueden hacer mucho daño al país y a sus propios intereses. Semana: ¿Cómo cree que se resolverá la crisis política?J.A.O.: Creo firmemente en la intención del presidente Samper de proponer una solución política viable para el país cuando termine su proceso en el Congreso.Semana: ¿Y no le parece una locura haber aceptado el Ministerio de Hacienda en estas condiciones?J.A.O.: Yo le he apostado a este puesto en un momento tan difícil como este porque creo que hay que preservar la estabilidad hasta que se dé la solución que ha propuesto Samper.Semana: ¿Y cuánto aguantará el nuevo Ministro de Hacienda si la crisis se prolonga?J.A.O.: Desconozco el futuro y no trato de adivinarlo. Hay que hacer camino al andar. Hay que dar el espacio que ha pedido el Presidente y ver qué propone...Semana: ¿Y sus planes de ir a enseñar a la Universidad de Oxford?J.A.O.: No sé. Quizás nunca se me vuelva a presentar esa oportunidad... n"Cualquier otra economía latinoamericana habría colapsado con esta incertidumbre""Definitivamente creo que en 1996 la economía colombiana va a crecer entre 4 y 4,5 por ciento"n "Ha llegado el momento de suprimir algunas entidades públicas y reformar el sistema pensional"n "El gasto público no puede crecer más. Ahora lo que hay que hacer es buscar una mayor eficiencia"