Home

Economía

Artículo

PARA PRINCIPIANTES

En las actuales circunstancias es necesario planificar cuidadosamente las inversiones. <BR>SEMANA le dice cómo.

23 de agosto de 1999

Hasta hace unos meses una masa significativa de los colombianos que tienen la
capacidad o la disciplina de ahorrar alguna porción de sus ingresos veían en los Certificados de
Depósito a Término (CDT) prácticamente la única alternativa de inversión, pues sus rendimientos eran
tentadores y les permitían tener un nivel de vida cómodo y seguro para los retirados y una rentabilidad
alta para los inversionistas. Sin embargo, ante la caída en las tasas de interés _y ante la liquidación de
varias entidades financieras_muchas personas han empezado a percibir que sus retornos disminuyen y
que su capacidad adquisitiva se ha visto afectada, poniendo en jaque el nivel de vida al que se habían
acostumbrado. Si bien es cierto que en medio de la crisis son menos los que pueden darse el 'lujo' de
ahorrar, también es un hecho que es un momento crucial para empezar a considerar otras opciones
para diversificar el portafolio personal y lograr así una mejor situación de las finanzas propias. Juan
Carlos González, director de investigaciones económicas de Corredores Asociados, sostiene que "los
colombianos debe-rían empezar por imponerse una disciplina para ahorrar, elaborando un presupuesto
elemental de ingresos y gastos fijos y variables, e incluir de manera metódica el ahorro como parte
fundamental de éste". En otras palabras, el ahorro no debería limitarse a los pocos pesos que quedan
al final del mes, que nunca son los mismos de un mes a otro, sino que debe ser programado. González
añade que no se requiere una fortuna para construir un portafolio de inversión y que "la mayoría de las
fortunas se han hecho centavo a centavo, así que por algo se debe empezar".El ABC del
inversionistaNaturalmente el tema de las inversiones no tiene una fórmula mágica y la mejor
aproximación es usar el sentido común. Pero los componentes del sentido común de las inversiones no
están claros para la mayoría de las personas y por eso se cometen errores, a veces muy costosos. Lo
primero que debe entenderse es la relación entre el riesgo de una inversión y su retorno, es decir, la
rentabilidad que le produce al inversionista sobre su capital. Según Alvaro Hernán Mejía, de la firma
Correval, "el riesgo en términos generales es la probabilidad de que un resultado se dé o no se dé, lo
cual traído al universo de las inversiones equivale a la probabilidad de que un retorno suceda o no".
Naturalmente, entre más riesgosa sea una inversión, los inversionistas van a exigir un mayor retorno.De
esta manera, como lo sostiene Mejía, "al evaluar una inversión se debe tener un punto de referencia
para saber si es buena o mala". Esto es crucial, porque de lo contrario, ¿cómo se podría saber cuál es
una combinación de riesgo y retorno deseable? El punto de partida es tomar una inversión de bajo
riesgo _como las operaciones de mercado abierto del Banco de la República a 90 días_ y utilizarla
como benchmark para evaluar las alternativas. Con esta información y teniendo en cuenta el grado de
riesgo en que el inversionista esté dispuesto a incurrir puede establecer si el retorno que se le ofrece es
o no aceptable para sus pretensiones. Pero la cosa no es tan sencilla, porque el riesgo no es uno solo,
se puede dividir por lo menos en cuatro categorías como lo afirma Javier Serrano, profesor de finanzas
de la Universidad de los Andes. Según Serrano existen riesgos de solvencia del emisor (la capacidad
del emisor para responder al vencimiento del papel por los intereses y el capital), de bursatilidad o
liquidez (la facilidad de vender el papel en el mercado), de duración (la sensibilidad del valor presente
neto del papel ante un cambio en la tasa de interés) y de plazo (la incertidumbre que se genera al
comprar papeles de largo plazo en una economía inflacionaria como la colombiana) aunque añade que
esta clasificación se podría hacer más sofisticada y extensa.

No todos los huevos en la misma canastaUna vez se entiende la relación entre riesgo y retorno entra en
juego un aspecto fundamental que "ha estado presente desde hace muchos años en la teoría de
portafolios, aunque es una idea relativamente extraña para el común de las personas", en palabras del
investigador de Corredores Asociados. Este concepto al que hace referencia González, que es a la vez
tan obvio y tan 'esotérico', es la diversificación, que se puede ilustrar con un ejemplo sencillo. Si una
persona apuesta en la ruleta de un casino todo su dinero a un mismo número, tiene una mayor
probabilidad de perderlo que si reparte su apuesta en varios números. Lo mismo sucede con las
inversiones, si se pone todo el capital en un solo papel, de un solo emisor, la exposición al riesgo es
mayor que si se tiene una selección de distintos papeles o instrumentos, de distintos emisores.Pero la
diversificación no es una sola, mejor dicho, la estructuración del portafolio no es única y depende de
una serie de variables que en muchos casos son diferentes para cada persona, dependiendo entre otras
de su edad, de los objetivos que quiera cumplir con su ahorro, y de su perfil de riesgo (ver segundo
recuadro). En un mercado de capitales tan sofisticado como el norteamericano, según Javier Serrano,
"existe tal diversidad de portafolios que se pueden satisfacer prácticamente todos los gustos, desde
personas que invierten en papeles de renta fija de alto riesgo _los conocidos como junk bonds_hasta
fondos de acciones de empresas que protegen el medio ambiente".
El mejor punto de partida es definir el objetivo personal _o familiar_ que se quiere satisfacer con la
inversión. Por ejemplo, una persona joven y responsable, recién egresada de una universidad y que esté
empezando a trabajar, puede estar considerando hacer una maestría en un espacio de dos a cuatro
años dependiendo de su carrera. Una persona un poco mayor, de 30 a 40 años, puede estar pensando
en financiar la educación de sus hijos pequeños, mientras que alguien rondando los 55 años de edad
puede estar pensando en su jubilación y en la forma como se va a mantener cuando ya no trabaje.Si
bien el plazo de la inversión tiene que ver con los objetivos que se tengan, los expertos recomiendan
tener la menor cantidad posible a la vista _en vehículos de ahorro en los cuales se puede disponer del
dinero de inmediato_ aunque también se deben tener en cuenta las expectativas que se tengan del
comportamiento de las tasas de interés. Cuando se espera un incremento en las tasas se debe invertir
a corto plazo, mientras que si se espera una disminución, se debe invertir a mayor plazo. Igualmente
se debe considerar tener una mezcla de monedas en el portafolio para cubrirse del riesgo cambiario.
Usualmente se cree que salir a la calle y comprar dólares es una forma de cubrirse, pero esta es la
más elemental _y rudimentaria_ de hacerlo. Hoy en día existen en el mercado colombiano alternativas
como los TES en dólares o los fondos de pensiones voluntarias que permiten diversificar la inversión en
bonos, acciones y plata a la vista en moneda local y extranjera, cubriéndose del riesgo cambiario y
obteniendo una rentabilidad adicional que en algunos casos llega a ser muy atractiva. Además este
último tipo de inversiones tiene el aliciente adicional de ser exento de impuestos. Finalmente, aunque
las acciones no garantizan una tasa de retorno, en el largo plazo se pueden obtener rendimientos
superiores a los del mercado de deuda.
No es cuestión de brujos
El análisis personal no es fácil, pero está demostrado que no se necesita ser un gurú para planear un
futuro financiero saludable. Lo que debe tenerse presente en cualquier momento de la vida es que la
responsabilidad del manejo del dinero no es de terceros, es de cada persona, y como tal se le debe
hacer seguimiento a las inversiones. Si bien Colombia no se caracteriza por ser un mar de información
para los inversionistas pequeños, se pueden consultar páginas de Internet como la de la
Superintendencia Bancaria (www.superbancaria.gov.co) y Supervalores(www.supervalores.gov.co) en las
que se encuentra información detallada de los emisores, en lugar de cruzarse de brazos y darse golpes
de pecho si el administrador de los ahorros propios es intervenido. De esa forma la recomendación más
acertada es la de hacer un esfuerzo por educarse en el tema financiero. Emulando a los horóscopos, la
fórmula es 'preguntas, muchas preguntas'.
No hay que rifar los ahorros
Los colombianos no se han formado en la ética de 'al que madruga Dios le ayuda' sino en la de
'comprar la lotería y esperar a ganárselos algún día'. De hecho, si las personas dedicaran la misma
energía al ahorro que al azar mucha gente estaría encaminada en un buen rumbo financiero. SEMANA
analizó el valor esperado de la 'inversión' al comprar un billete de lotería de 4.000 pesos, bajo los
siguientes supuestos:· Series: 150, números por cada serie: 10.000, premio mayor: $ 700 millones, 4
secos: $ 100 millones cu., 10 secos: $ 50 millones cu., 100 secos: $ 1 millón cu., otros premios
menores.
Al determinar la probabilidad de ganarse cada uno de los posibles premios (que en el mejor de los
casos es poco más del 1 por ciento por uno de los que menos paga) y computarla con el valor del
premio, se obtuvo que el valor esperado de la inversión de 4.000 pesos en lotería es de _2.750,84
pesos, lo cual sería absolutamente inaceptable para cualquier inversionista con nociones elementales.
Si se traen a valor presente neto los flujos de comprar la lotería semana tras semana, la cosa se vuelve
más dramática. Seguramente la gente no dejará de cifrar sus esperanzas en un sorteo, pero serán muy
pocos los que se hagan ricos a este paso.
Portafolio a la medida
No existe una combinación ideal de inversiones, pero sí es posible ajustar un portafolio a las
necesidades de cada persona. En la medida en que crecen los ahorros el inversionista debe cuidar de
no concentrar sus recursos en un CDT o una sola acción del mercado, sino encontrar una combinación
entre acciones, papeles de renta fija, dólares, acciones internacionales y otros, para evitar que la caída
de una sola inversión acabe con el esfuerzo de varios años. La teoría de portafolio indica que los más
jóvenes deben correr más riesgos que aquellos cuyo retiro será en el corto plazo. Por ejemplo, alguien
entre 25 y 35 años debe tener en acciones, colombianas o foráneas, alrededor de un 57 por ciento de
su portafolio, mientras una persona que se acerca a los 60 años debe ser más cuidadosa con su dinero
pues ya no está en capacidad de generar nuevamente la masa de sus ahorros, por lo que se
recomienda una inversión en acciones inferior al 30 por ciento de su portafolio.