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PARABOLA DEL RETORNO

La repatriación de capitales se ha convertido en un dolor de cabeza paralos países en desarrollo.

17 de agosto de 1992


A PESAR DE LA DICHA QUE produce, el retorno de un hija pródigo no deja de tener problemas. Cuando se va, el cuarto en que dormía generalmente se ocupa y la vida se acomoda poco a poco a su ausencia. Por eso cuando llega es necesario hacer ajustes, y no todos en la casa salen beneficiados.
Nada distinto es lo que está ocurriendo en América Latina en muchos otros países en desarrollo con la repatriación de los capitales fugados en la década pasada. Todo el mundo reconoce lo importantes que son, pero existe un enorme desacuerdo en la forma de tratarlos.
Tan complicada es la situación, que el propio Banco Mundial organizó en días pasados, en Washington, una conferencia que bajo el título "La cuenta de capital y las políticas macroeconómicas" reunió a un selecto grupo de expertos de América Latina con el fin de discutir el impacto que ha tenido en la región el retorno de capitales y estudiar las dificultades que han tenido los gobiernos para poder absorberlos.
Por Colombia asistió Miguel Urrutia, uno de los miembros de la Junta Directiva del Banco de la República, que es la entidad que ha tenido que "lidiar" la creciente acumulación de reservas producida por el flujo de capitales externos que ha recibido el país en los últimos 18 meses.
En la conferencia se presentaron en detalle los casos de Chile, Colombia y Costa Rica, países en los cuales la repatriación ha provocado, entre otras cosas, una revaluación del orden del 15 por ciento en la tasa de cambio real. Y aunque no se llegó a ningún consenso, prevaleció la tesis de que el ingreso de capitales, más que a las políticas internas de dichos países, obedece a un factor externo común: la recesión de la economía mundial y la baja en las tasas de interés en los Estados Unidos.
Menos claras, en cambio, fueron las conclusiones en relación con la forma de tratarlos. Y fueron menos claras porque la mayoría de los analistas estuvo de acuerdo en que no todos los capitales que han ingresado a la región tienen un carácter permanente. Si así fuera, probablemente la única manera de asimilarlos sin grandes traumatismos sería permitiendo una revaluación sin controles de la tasa de cambio.
Pero si buena parte de los capitales son temporales, como todos creen, el tratamiento tiene que ser muy diferente. Y es ahí donde no hay acuerdo. Porque si bien casi todos coinciden en la necesidad de establecer políticas para desestimular los ingresos de capital de corto plazo, el menú de sugerencias resulta bastante grande.
Entre las políticas que se discutieron están: baja en las tasas de interés, impuestos a los flujos de capital, tasas de cambio duales, aumento en los encajes, esterilización de reservas a través de operaciones de mercado abierto y reducción del déficit fiscal, entre otras. Como casi todas esas opciones han sido barajadas en Colombia, son de gran importancia los puntos de vista de los expertos que asistieron a Washington.
De todas las propuestas, las que menor apoyo tuvieron, de acuerdo con un resumen de la Conferencia que hizo Miguel Urrutia, fueron la tasa de cambio dual, que además de no distinguir entre los capitales temporales y permanentes es un llamado a la corrupción, y los impuestos a los flujos de capital,"por la dificultad de hacerlos efectivos en el mercado de capitales internacional de hoy en día", y porque existen "demasiados métodos para evadirlos".
Menos oposición tuvieron pesar de que algunos las consideraron poco viables en el mediano plazo la esterilización de reservas y la baja en las tasas de interés. Esta última, sin embargo, encontró en la experiencia colombiana un punto de apoyo que dejó sorprendidos a varios analistas.
En lo único que hubo consenso, según Urrutia, fue en que "ante un flujo de capitales, si se desea proteger un poco a los exportadores y productores de bienes transables de una revaluación, la única alternativa clara es disminuir el déficit fiscal".
Visto de esa manera, las autoridades económicas del país no lo han hecho nada mal. Pero como las reservas siguen llegando, el debate está lejos de terminar. Analistas como Luis Jorge Garay, siguen pensando en la bondad de algún impuesto a los flujos especulativos y en la necesidad de controles administrativos a la entrada de capitales.
Lo cierto es que el tema está hoy en día en el centro de la discusión. Y que sería muy bueno que en Colombia se ampliara el debate.