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PENA CAPITAL

El gobierno decide enfrentar el tema de la caida de la tasa de ahorro en Colombia con la conformación de la Misión de Estudios sobre el Mercado de Capitales.

2 de enero de 1995

UNA DE LAS LEYES NO EScritas de la administración pública reza que, cuando algo no funciona, hay que nombrar una comisión. Probablemente en eso estaba pensando el gobierno cuando decidió 'meterle muela' al tema del mercado de capitales, una de esas áreas que, aunque abstrusas, son definitivas en el desarrollo económico de un país.
Para ponerlo en términos simples, toda economía necesita para expandirse una buena dosis de ahorro e inversión. En las naciones del sudeste asiático, como Malasia ó Tailandia, cada uno de estos agregados equivale a casi un 30 por ciento del Producto Interno Bruto -PIB- de cada país, lo cual a su vez permite mantener tasas de crecimiento cercanas al 10 por ciento anual.
En América Latina dicha proporción se ubica en cercanías del 20 por ciento del PIB, y tradicionalmente Colombia no había sido la excepción a esa regla. Sin embargo, desde comienzos de esta década, el comportamiento del ahorro en la economía nacional ha sido francamente desalentador. De acuerdo con estimaciones del Departamento Nacional de Planeación, el ahorro total (la suma del público y el privado) ha pasado de un 22.6 por ciento del PIB en 1991, a 15 por ciento en 1994.
Todo esto ha ocurrido al tiempo que la inversión ha venido repuntando. El abaratamiento relativo de los precios de la maquinaria importada, debido a la revaluación del peso frente al dólar, y la mayor actividad económica, han llevado a muchos empresarios a renovar sus equipos a ritmos pocas veces vistos. Según Planeación, la inversión privada creció 26 por ciento en términos reales en 1992; 43 por ciento en 1993 y se espera que lo haga en 13.5 por ciento en 1994.
Aunque eso es muy bueno, el problema es que con una tasa de ahorro en declive y una de inversión en aumento, la economía está mostrando signos de desequilibrio en ese campo. Por ahora, el boom en la inversión se ha logrado financiar gracias al aumento en el endeudamiento externo privado y a la inversión extranjera. Sin embargo, si el péndulo del flujo de dólares hacia América Latina se devuelve, el país se arriesga a quedar en una situación comprometida en un futuro no muy lejano.
En consecuencia, el gobierno piensa que debe actuar ahora. "El mantenimiento de altas tasas de ahorro del sector público y la recuperación del ahorro privado son esenciales para mantener un rápido crecimiento económico con estabilidad en los próximos años", sostiene el proyecto de plan de desarrollo del gobierno Samper. "El fortalecimiento de la sociedad anónima abierta y del mercado accionario, el desarrollo de los fondos de pensiones privadosy de los nuevos inversionistas institucionales (...) son esenciales para acrecentar y canalizar el ahorro doméstico", agrega El Salto Social.
Dentro de esa línea de pensamiento se creó hace unas seis semanas la Misión de Estudios sobre el Mercado de Capitales, que acabó siendo conformada a finales de noviembre. La idea es que 10 expertos -cinco del sector público y cinco del privado- estudien el tema a lo largo de un año con el fin de hacer una serie de recomendaciones.
Por ahora se han definido cuatro áreas de trabajo. La primera tiene que ver con los asuntos que influyen sobre la demanda y oferta de títulos.
La segunda cubre el funcionamiento mismo del mercado, un campo que abarca tanto aspectos operativos como de la información que se genera.
El tercer escenario es el del manejo de riesgo. En esta rama se incluye el desarrollo de los llamados 'derivados' financieros, como los mercados de futuros o de opciones.
Por último, en la agenda de la Misión se encuentra el tema de la financiación de proyectos de infraestructura por parte del sector privado.
Semejante menú de estudios debe ser suficiente para que se tomen las decisiones que permitan que el ahorro y la inversión en Colombia vuelvan a estar no sólo en equilibrio, sino que se ubiquen en niveles que aseguren un mayor crecimiento económico. Del éxito de la Misión y de la puesta en marcha de sus recomendaciones va a acabar dependiendo buena parte de la suerte del país en los albores del siglo XXI.