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PERDON Y OLVIDO

Con las últimas medidas, el gobierno reconoce que la democratización del Banco de Bogotá no funcionó

28 de marzo de 1988

Más de 5 años después de ocurrida la crisis del sector financiero, que dejó en manos del gobierno cerca del 80% de la banca nacional, además de miles de ahorradores damnificados, las autoridades llegaron a la conclusión de que uno de los principales objetivos de saneamiento del sistema, la democratización de la propiedad, es imposible de realizar, al menos por ahora. Como epílogo, el equipo económico prefirió adoptar la famosa frase de Benjamin Franklin: "antes de consultar tu fantasía, consulta tu bolsillo".
La Junta Monetaria acaba de crear un mecanismo novedoso para devolver al sector privado al Banco de Bogotá, lo que abre el camino para adoptar fórmulas similares en otras entidades oficializadas. Se descartó la opción utilizada hasta el momento de seguir inyectando recursos fiscales a la capitalización financiera, porque esos dineros "se podrían destinar con mayor beneficio económico a planes de infraestructura social y al mejoramiento de la calidad de la vida", arguyó el gobierno al preferir la vía privada para resolver la situación del Banco de Bogotá
Los peculiares problemas del establecimiento financiero nacieron a finales de 1981, cuando los grupos encabezados por Luis Carlos Sarmiento Angulo y José Alejandro Cortés se comprometieron en una puja por adquirir la propiedad mayoritaria. Para esa época el Grupo Bolívar, completaba 10 años como mayor inversionista del Banco de Bogotá. En agosto de 1981 poseía 14.191.516 acciones, es decir, el 16.69%. Y una vez se enteró que el Grupo Sarmiento, del Banco de Occidente, venía a invadir sus órbitas, inició una virtual "guerra bursátil" que sacó hasta la semana pasada del campo de batalla a los dos contendores.
En agosto de 1981, el Banco de Bogotá tenía en circulación 85 millones de acciones que se cotizaban en las bolsas de valores a $65.70 cada una. Entre el 11 de septiembre y el 18 de octubre de ese año, la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo, como beneficiaria real, adquirió el 16.75% del paquete de títulos de propiedad a través de Germán Rodríguez Navas, Julio Figueroa Meluk, Gestionar S.A. y Afinvar Ltda., dos empresas del grupo. Las compras fueron hechas con dineros prestados por otras compañías del conglomerado. En diciembre, Rodríguez vendió a otra empresa de la organización las acciones a $81.92, cuando en realidad se cotizaban por esa fecha a $183.93.
Pero Bolívar hacía algo similar. Germán Lozano Enciso, gerente de Inmobiliaria de Seguros y directivo de Acisa, filial de Capitalización y Ahorros Bolívar; y hoy concejal de Bogotá, sirvió como intermediario comprador para las personas que quisieran vender acciones del Banco de Bogotá al grupo Bolívar. Se presto como "testaferro" de operaciones que en gran parte se realizaron por fuera de la bolsa, se pagaron con préstamos del conglomerado y que le dieron el control sobre otros 7.2 millones de acciones del banco. Como resultado de la lucha titánica por el poder, la acción Banco de Bogotá llegó a valer $451.20 el 17 de octubre de 1981, lo que llevó a suspender su cotización en la bolsa.
LA PUJA
Pronto se detectó que los actores del enfrentamiento no estaban interesados en hacer una buena inversión en el mercado, sino que "el pago de tan elevados precios sólo se justifica cuando lo que se pretende es adquirir el control de la sociedad", según pronunciamiento de la Comisión de Valores de la época. Desde allí surgió en Colombia el debate sobre la necesidad de desconcentrar la propiedad del sistema financiero, porque la proliferación de conglomerados al frente de bancos y empresas desató la crisis de 1982, de la cual aún se resiente el país.
Se demostró que en 1982, 12 bancos comerciales que transaban sus acciones en bolsa, más de mil millones de papeles, tenían 44.890 propietarios, pero el 0.33% de ellos (140 nada más) poseía el 67.5% del control de las entidades, mientras que 26.921 accionistas mantenían el 2.15%. Y en diciembre de 1983 sólo 10 grupos controlaban el 57.5% en entidades financieras, Santodomingo 6.0%; Grancolombiano 15.6%; Suramericana 3.6%; Sarmiento 7.9%; Bogotá 12.3%; Valle 3.2%; Colpatria 2.2%; Cafetero 3.7%; Social 2.4% y Tequendama 0.4%. Esta situación ha variado, acentuándose en algunos casos y desapareciendo en otros ya conocidos.
La idea se generalizó. Era un peligro mantener esos grupos al frente del sistema, porque la lucha por la adquisición de las acciones de esas entidades no buscó el rendimiento o los dividendos de esos títulos, sino el manejo de la administración. Eso degeneró en la concentración de crédito y en las tomas de control de las empresas, con dineros del público. Más de 20 establecimientos financieros fueron intervenidos en 1982 por esos hechos y más de 18 mil ahorradores resultaron afectados. Los grupos del Estado, Colombia, Santa fe, Central, Grancolombiano, entre otros, fueron el reflejo de la falta de democratización. Fernando Londoño Hoyos aseguró que "el grupo financiero es un engendro satánico, diseñado para crear todos los peligros sin que pueda decirse nada plausible en su favor" y la entonces viceministra de Hacienda, Florángela Gómez, advirtió que "la existencia de grupos o conglomerados de hecho tenderá a atenuarse, no sólo a través de un proceso de desconcentración de la propiedad, sino, muy especialmente, deduciendo a cargo de las entidades vinculadas económicamente una serie de cargas para ellas y sus accionistas". Otros reconocían que grandes empresas en concordato como Fabricato, Samper y la Compañía Colombiana Automotriz, para mencionar algunas, eran el resultado de esa tendencia.
Pero no todos estaban de acuerdo con esas apreciaciones. Para Jorge Guzmán Moreno, ex directivo de Anif, se prohibe tener más de cierto porcentaje de la propiedad de una entidad financiera "sin que se precisen los estímulos que podría merecer también quien, habiendo adquirido lícitamente cierto número de acciones, debe vender ahora lo que la ley considera condenable", y Francisco Ortega, ahora gerente del Banco de la República, indicó que "el raquitismo en nuestro sistema financiero, es de lo más lamentable y las críticas que normalmente se hacen sin conocimiento y fundamento para decir que el sistema es gigante, (...) que el sector financiero se ha 'comido' el sector industrial, son afirmaciones que no tienen ningún sustento en la realidad".

EL FIDEICOMISO
El gobierno del presidente Betancur adoptó medidas, una de ellas fiscal, promocionando la apertura de las sociedades; una crediticia a través de capitalización y reguló la democratización, ordenando que desde el primero de enero de 1988 no podía poseerse de manera directa o indirecta, más del 20% del total de las acciones de una institución financiera. La desconcentración del poder comenzó con el Banco de Bogotá. Para eso se firmó en julio de 1983 un contrato de fiducia, por el cual el Banco Cafetero pasó a administrar 63.1 millones de acciones del Bogotá. Los grupos Sarmiento y Bolívar entregaron sus títulos de propiedad a cambio de unos $ 5.800 millones.
El Banco Cafetero otorgó un anticipo de $ 93 por cada acción. El 72.4% del valor de la acción en libros. El encargo fiduciario tenía vigencia de 7 años, prorrogables por períodos sucesivos de 5 años, sin exceder 20 años. Lo cierto es que el Banco Cafetero nunca pudo vender las acciones, pues $ 150 por cada una, era casi tres veces el valor patrimonial del papel. No era negocio. Como cláusula especial se dispuso que los antiguos propietarios que entregaron acciones no podían recomprarlas.
Sin embargo, el Bogotá debía seguir adelante y para eso necesitaba de recursos de trabajo. Realizó emisiones de bonos obligatoriamente convertibles en acciones por $ 3.700 millones. De la primera por $ 1.200 millones, se detectó que varias compañías vinculadas al los grupos Bolívar y Sarmiento adquirieron en conjunto el 51.4%: Asociación de Empleados del grupo Bolívar 37.4%; Inversiones La Cabrera 5.7%; Corporación Publicitaria de Colombia 4.6%; Administraciones Inmobiliarias 2.7%, Inmobiliaria Ganadera 2.0%; José Alejandro Cortés 0.5%; Toro y Cía. 0.1%. La segunda emisión por $ 2.500 millones también quedó en manos de ellos en 92.2%: Viviendas Planificadas 13.2%; Promotora San Martín 12.0%; Inversocios 11.9%; Vigía 11.3%; Proconstruír 11.3%; Salazar Acosta 6.7%; Santamaría Gómez 6.5%; Corporación Publicitaria de Colombia 6.1%; Administraciones Inmobiliarias 5.1 %; Inversiones Trafalgar 4.9%; Lavandería del Centro 3.2%.
Palabras más, palabras menos, el Grupo Sarmiento volvía a tener la mayoría de control del Banco de Bogotá. El hecho alcanzó a preocupar a las autoridades y en enero del año pasado Gabriel Galán Correa, subgerente del Banco de la República, envió una carta a las autoridades expresando su preocupación por un posible uso indebido de la línea de democratización del sistema financiero. Se encontraron vínculos económicos, financieros y administrativos entre los compradores y especialmente la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo. Una investigación conjunta del Banco de la República, Junta Monetaria, Superbancaria y Comisión Nacional de Valores concluyó que podría haber desviación del crédito e incluso se propuso hacer ejecutivos los préstamos concedidos al grupo para comprar bonos.
Allí fue donde el gobierno se encontró con las manos atadas. Tenía dos opciones: oficializar el banco inyectándole recursos públicos, o sacrificar la democratización y dejar en manos del sector privado uno de los bancos bandera del país. Por eso el año pasado decidió aplazar la democratización hasta 1992, dejándosela al otro gobierno, y el pasado fin de semana creó un mecanismo novedoso para poner en venta las acciones que maneja en fiducia el Cafetero, al tiempo que exigió la capitalización del Banco de Bogotá por $ 3.500 millones. Una fuente oficial comentó a SEMANA: "No nos podemos engañar. Es mejor reconocer que no funcionó el mecanismo de democratización y dejar que inversionistas privados eficientes saquen adelante al banco". El Banco de Bogotá, dadas las nuevas condiciones, será manejado por la Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo en su gran mayoría.
La idea, según las autoridades, es que quien tiene al Banco de Occidente dando utilidades superiores a los $1.000 millones en el 85 y 86 y de más de $2.282 millones en el 87, merece otra oportunidad. Claro está que esta especie de amnistía generará controversia.

Acciones en venta del Banco de Bogotá (en fiducia)

Titular Número

Activos integrales 7.832.119
Adquivalores 7.509.326
Afinvar 2.404.498
Agencias Const.e Inv. 2.554.174
Cómputo Bolívar 2.550.000
Cofinco 1.423.143
Seguros Bolívar 552.361
Construcciones Est.y Proy. 2.530.000
Estudios y Servicios Especiales 2.571.550
Gestionar 2.419.625
Importaciones Exportaciones 2.550.000
Impresiones Técnicas 2.570.000
Invermercantil 6.658.555
Maquiser 2.300.000
Movifin 749.124
Proestudios 2.181.490
Proinverfín 2.528.000
Administradora de Fondos 188.000
Seguros Alfa 74.750
Seguros Comerciales Bolívar 433.776
Seguros de Vida Alfa 31.652
Siarco 3.021.441
Capitalización Bolívar 2.550.000
Capitalización El Libertador 120.000
Construcciones Industriales 2.571.550
Universidad Externado de Colombia 2.280.000

TOTAL 63. 143 .723