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Perspectivas económicas de 2004

El que termina fue un año aceptable para la economía. Hay razones para pensar que el próximo será un poco mejor.

24 de noviembre de 2003

Hacía varios años que las mediciones hechas para tomar el pulso a la economía no se ponían de acuerdo. A unos sectores les iba bien, a otros no y, en todo caso, el clima de los negocios era adverso. En el último año, en cambio, los resultados y las expectativas de casi todas las actividades económicas se han recuperado. El crecimiento del PIB en 2003 se acercará al 3 por ciento, superando incluso la meta original del gobierno que era 2 por ciento. La economía se ha beneficiado del aumento en las inversiones del sector privado. Y los bancos, que después de la crisis restringieron el crédito a las empresas y los consumidores, otra vez están prestando.

La explicación de esta mejoría, según el gobierno, es el "retorno de la confianza". El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, suele comenzar sus presentaciones mostrando las líneas ascendentes de las encuestas sobre expectativas económicas y, en seguida, los resultados que ha tenido el gobierno en materia de seguridad. La combinación de orden público bajo control, desarrollo social y un manejo serio de las finanzas públicas, dice el Ministro, debe traducirse en mayor confianza. Y aunque todavía el país está lejos de resolver esas tres variables, la verdad es que hoy los colombianos ven la situación económica con mejores ojos.

"Una cosa que logró este gobierno fue mejorar las expectativas de los consumidores y del sector empresarial", dice Luis Oganes, economista de JP Morgan. El reto ahora es mantener ese optimismo. Todos los analistas consultados por SEMANA coinciden en que lograrlo dependerá de que el gobierno pueda cuadrar sus finanzas en el corto plazo. Si antes del referendo el hueco entre sus ingresos y sus gastos era grande, con todo y los ahorros previstos por la congelación de salarios y pensiones, después del 25 de octubre se convirtió en un abismo que amenaza con poner en peligro la recuperación.

Por eso todos tienen los ojos puestos en el llamado 'Plan B', que empezó a discutir el Congreso la semana pasada. La propuesta del gobierno es ambiciosa, pero nadie sabe qué terminarán aprobando los congresistas. Es seguro que los colombianos tendrán que pagar más impuestos el próximo año. Lo que no se sabe es si serán suficientes para evitar que el gobierno siga endeudándose peligrosamente. Por eso, agrega Oganes, "la percepción para el próximo año va a estar definiéndose en los próximos dos meses".

¿Qué se puede esperar entonces para 2004? Las proyecciones de los analistas consultados por SEMANA apuntan a que será mejor que este año. El promedio de los pronósticos sobre crecimiento del PIB es de 3,2 por ciento, muy cerca de la proyección del gobierno (3,3 por ciento). Hay que recordar, no obstante, que estos datos suponen un Plan B exitoso.

Motor externo

La primera pregunta es de dónde saldrá el crecimiento y si se dará más por el lado de las exportaciones que en el terreno de la demanda interna. Afuera las cosas pintan mejor en 2004. El entorno internacional será más favorable de lo que fue este año, que trajo muchas dificultades.

En los primeros meses de 2003 la economía de Estados Unidos, que es el principal destino de las exportaciones colombianas, estuvo débil. Otro socio importante, que es Ecuador, también mostró síntomas de desaceleración, para no hablar del mercado venezolano, que estuvo virtualmente paralizado durante buena parte de este año.

Pese a estas dificultades las exportaciones colombianas registraron un crecimiento de 7,7 por ciento en los primeros nueve meses de 2003. Esto se logró gracias al buen desempeño del petróleo y del carbón, que son los dos primeros rubros de exportación. Estos productos tradicionales, junto con los textiles y confecciones que se vendieron muy bien en Estados Unidos por efecto de las preferencias del Atpa, compensaron la caída de las ventas a Venezuela. De hecho, Proexport calcula que de no haber sido por la crisis del país vecino, las exportaciones colombianas este año no estarían creciendo al 7,7 por ciento sino al 14 por ciento.

La buena noticia es que la situación venezolana empezó a normalizarse a partir de octubre pasado, cuando el gobierno de ese país acogió el convenio de Aladi, que agilizará los pagos a los exportadores colombianos. Esto no va a solucionar todos los problemas, pues las tensiones políticas y las dificultades económicas continuarán en Venezuela en 2004. El año entrante, sin embargo, no podrá ser peor de lo que fue 2003. Por los lados de Ecuador se espera un buen desempeño económico el año que viene, gracias a un salto en la producción petrolera.

De otro lado, en Estados Unidos en el tercer trimestre de este año el PIB registró un crecimiento espectacular de 7,2 por ciento, que trajo una oleada de optimismo. Todavía hay, no obstante, un par de nubarrones en el horizonte. Uno es el déficit fiscal que ha alcanzado niveles preocupantes bajo la administración Bush, y el otro son las cuentas externas. Ocurre que Estados Unidos importa muchos más bienes y servicios de los que exporta. Según predicen algunos expertos y el propio FMI existe el riesgo de que este desequilibrio, que ya es muy grande, precipite una devaluación abrupta del dólar frente a otras monedas, lo cual sería traumático para la economía mundial.

Aún así, el salto del PIB en el tercer trimestre de 2003 llevó a la mayoría de los analistas a revisar hacia arriba sus proyecciones para el año entrante. La apuesta que hacen es que el país del norte logrará corregir su déficit fiscal y su desequilibrio comercial de manera gradual y ordenada. Las buenas expectativas económicas en Estados Unidos en 2004, junto con el anuncio de la negociación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con los países andinos, auguran un buen año para los exportadores colombianos que venden sus productos en ese país.

Considerando lo que pueda pasar con los principales productos y mercados de exportación, Proexport calcula que el año entrante las exportaciones colombianas podrían llegar a los 13.500 millones de dólares. Esto implicaría un aumento de 4,4 por ciento frente a la cifra proyectada de 2003. Si se tiene en cuenta que las exportaciones constituyen casi el 20 por ciento del Producto Interno Bruto, cabe esperar que en 2004 éstas aporten cerca de un punto porcentual al crecimiento total de la economía.

En la casa

En lo que tiene que ver con el mercado interno en Colombia, las perspectivas son buenas, pero con algunas dudas. Una de ellas es si el próximo año los colombianos por fin se decidirán a consumir más. Hasta ahora el consumo interno no ha despegado. Al primer semestre de 2003 había crecido sólo 1 por ciento, mientras que el PIB total lo hizo en 3,1 por ciento.

"La gente ha sentido un apretón importante en sus ingresos disponibles y eso se ha visto claramente en la evolución del comercio minorista. Cada vez es más cuidadosa y trata de no excederse en los gastos", dice Daniel Castellanos, economista del Banco Ganadero. Según datos del Dane, las ventas de los grandes supermercados han caído todos los trimestres desde finales de 2002, especialmente en renglones como alimentos, bebidas no alcohólicas y productos de aseo. También han caído las importaciones de bienes de consumo como, por ejemplo, la confitería o productos farmacéuticos.

El desempleo es una de las razones que explica por qué el consumo sigue deprimido. Aunque, según el gobierno, se han creado más de 400.000 nuevos empleos en las 13 principales ciudades del país entre septiembre de 2002 y el mismo mes de 2003, esto no ha sido suficiente para que el consumo de las familias crezca de forma significativa.

Ha habido, sin embargo, algunos síntomas de mejoría. Las ventas y avances con tarjeta de crédito, según la Asobancaria, han aumentado a un ritmo superior al 20 por ciento, así como, en general, los créditos de consumo. También han crecido las ventas de automóviles, de muebles y electrodomésticos y la ocupación de los hoteles.

A estos indicadores se suman los resultados de las encuestas de consumo. La más reciente, publicada por Fedesarrollo, muestra cómo mientras en septiembre de 2002 el índice de confianza de los consumidores era negativo (-6,14) en septiembre de este año es positivo (5,10). Una de las preguntas que hace la encuesta es si los consumidores creen que su situación económica es mejor hoy que hace un año. Desde marzo de 2003, las respuestas positivas han venido en ascenso. Por eso, algunos analistas esperan que los hogares se animen a gastar más en 2004 e incluso creen que el consumo interno será uno de los motores de crecimiento el año entrante.

Fuera del consumo, el otro rubro que impulsa la demanda es la inversión. Y por este lado las noticias han sido realmente buenas. En el primer semestre de este año la demanda interna creció cerca de 27 por ciento en relación con el mismo período de 2002, debido al impulso en la compra de maquinaria y equipos de transporte y al auge que ha tenido la construcción de vivienda. ¿Cómo explicar que los empresarios y constructores hayan invertido más en 2003?

De nuevo, las expectativas desempeñan un papel importante. "Las condiciones han mejorado, dice Mauricio Cárdenas de Fedesarrollo, especialmente las socioeconómicas". Y agrega que después de un período muy largo en el que los empresarios percibían condiciones desfavorables para invertir, la situación comenzó a cambiar desde finales de 2002.

Otra causa del relativo auge de la inversión del sector privado, señala Alberto Bernal de la firma IdeaGlobal, fue la posibilidad que tuvieron las empresas este año de importar maquinaria sin pagar aranceles. Este beneficio se acaba el 31 de diciembre de 2003 y por eso, dice Bernal, "es de esperar un menor ritmo de inversión el año entrante". También prevén que la construcción siga creciendo, pero a una velocidad menor.

Hay, no obstante, una razón de fondo que explica por qué los empresarios están invirtiendo más: las tasas de interés han permanecido bajas y estables. En los dos últimos años las empresas han pagado o refinanciado sus deudas, después de que la crisis las encontrara muy endeudadas. Desde hace varios meses las grandes compañías pueden conseguir créditos preferenciales con tasas cercanas al 11 por ciento, que al descontar la inflación, quedan en niveles históricamente bajos. Es probable que suban, dicen los analistas, debido al aumento esperado en las tasas de interés externas, pero no mucho.

Los industriales, en todo caso, tienen previsto adelantar proyectos de inversión el próximo año. Así lo indica la más reciente encuesta de la Andi, que encontró que el 72 por ciento de los empresarios piensan hacer nuevas inversiones, frente a 46 por ciento de hace dos años.

Vuelve y juega

La amenaza más clara al crecimiento de la economía colombiana el próximo año es el ajuste en las cuentas fiscales. Si se hace, el consumo y la inversión podrían verse afectados por el aumento en los impuestos. Pero si no se hace, el resultado podría ser peor, pues el gobierno tendría problemas para demostrar a sus acreedores -aquí y en el exterior- que sí puede pagar su enorme deuda. En ese caso dejarían de prestarle y todo se vendría al suelo.

Al gobierno le hacen falta 2,8 billones de pesos para cubrir sus gastos hasta dejar un déficit de 2,5 por ciento. A eso se comprometió con el Fondo Monetario Internacional y ese es el ajuste que esperan ver los inversionistas que le han prestado plata. Estos le dieron un compás de espera tras el hundimiento del referendo, que ordenaba ahorros de más o menos el mismo monto, y que ahora se deben conseguir por la vía de más impuestos y recortes en la inversión pública.

"Si el Congreso le da al nuevo proyecto de reforma tributaria una 'peluqueada' demasiado grande, los inversionistas esta vez sí penalizarían la deuda colombiana", dice Luis Oganes de JP Morgan ¿Cómo? Con mayores tasas de interés. El gobierno debería entonces endeudarse más en Colombia, lo que causaría un aumento en las tasas locales. Y eso golpearía muy fuerte al sector privado que, aunque en proceso de recuperación, todavía está muy débil.

"La reforma tributaria es mejor noticia que no hacer nada", dice Mauricio Cárdenas de Fedesarrollo. A nadie le gusta pagar más impuestos, pero no pagarlos puede resultar más costoso. El precio sería perder la confianza en que la economía en el futuro va a estar mejor y revisar hacia la baja los pronósticos que apuntan a un 2004 mejor que el año que termina.