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Las autoridades investigan el escándalo bursátil por el uso de información privilegiada del Dane. Se conocen los primeros hallazgos.

20 de octubre de 2003

Hasta el pasado 5 de septiembre muchos sospechaban que algo grave estaba pasando en los mercados financieros del país, pero después de esa fecha no quedó ninguna duda. Ese día fue tan evidente que el Dane había filtrado información reservada para provecho de algunos corredores de bolsa, que el asunto se volvió inocultable. Estalló entonces un escándalo de grandes proporciones, que ahora está empezando a esclarecerse.

Ese viernes 5 de septiembre el Dane debía publicar la variación del Indice de Precios al Consumidor (IPC) correspondiente al mes de agosto. Como siempre, los operadores de los mercados financieros estaban a la expectativa puesto que, tan pronto se conoce el dato de la inflación, los precios de los títulos en la bolsa se mueven hacia arriba o hacia abajo. Es, por lo demás, bastante lógico que sea así. Si un TES, por ejemplo, paga un interés de 11 por ciento anual y la inflación es de 7 por ciento, el inversionista que lo compre recibirá una rentabilidad real de 4 por ciento. Es decir, que su inversión rendirá 4 puntos por encima de la inflación. Ahora bien. ¿Qué pasa si de un momento a otro el índice de precios se desinfla y la inflación baja, por ejemplo, a 6 por ciento? Pues la rentabilidad real de ese mismo TES ya no será de 4 sino de 5 puntos. El papel se volverá entonces más atractivo y subirá de precio.

Este sencillo ejemplo explica porqué en la bolsa y en las tesorerías de los bancos todo el mundo vive tan pendiente de la inflación. Más aún si se tiene en cuenta que el mercado de deuda pública ha crecido mucho en los últimos años, al punto de que hoy en día en la Bolsa de Colombia se mueve casi un billón y medio de pesos al día en TES. La sospecha que tenían de tiempo atrás algunos comisionistas de bolsa era que alguien estaba recibiendo el dato de inflación antes de que se hiciera público. Quien tenga esa información de manera anticipada puede hacer mucha plata comprando los títulos que se sabe van a subir cuando el dato sea público, o vendiendo los que se prevé que van a bajar. Estas transacciones con base en información privilegiada constituyen un delito que en el mundo entero se castiga con severidad. Es, en el fondo, una práctica muy parecida a la estafa.

Cuando el Dane finalmente publicó la inflación de agosto prácticamente todo el mercado sabía de antemano el dato exacto (0,31 por ciento). Era imposible que tanta gente adivinara con tanta precisión. Para esclarecer y rastrear la filtración lo primero que hizo el director del Dane fue poner a disposición de la Fiscalía, la Superintendencia de Valores y la Procuraduría el registro de todas las llamadas y correos electrónicos que salieron de la entidad ese día.

Con base en esas pistas arrancaron las investigaciones de las autoridades, que por ahora siguen en la etapa preliminar. No obstante, la semana pasada se conoció la renuncia de dos corredores de la firma Asesores en Valores investigados por la Superintendencia de Valores por este caso. El presidente de la comisionista, Enrique Velásquez, aclaró que se trataba de dos de los 40 corredores vinculados a ella y que la firma como tal no había recibido ninguna comunicación de las autoridades. La investigación, sin embargo, apenas comienza y el temor de muchos es que más adelante aparezcan implicados más corredores de otras firmas y, no se puede descartar, de otras entidades del sector financiero.