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¡Por fin!

El TLC le dará a Colombia acceso al mercado más grande del mundo y la obligará a modernizarse, a actualizar la infraestructura y a adecuarse para el siglo XXI.

15 de octubre de 2011

EL Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, que permaneció congelado cinco años y que llegó a estar más muerto que vivo, terminó aprobado en tiempo récord y por un amplio margen, si se compara con otros anteriores, como los de Chile y Centroamérica.

El hecho de que hubieran transcurrido casi cinco años entre la negociación y la ratificación ha puesto a pensar a muchos sobre si cambiaron -para bien o para mal- las expectativas que se habían generado inicialmente alrededor del tratado.

Los ejercicios que se hicieron, en su momento, basados en modelos económicos, indicaban que el TLC podría tener un efecto positivo en la estructura productiva del país -mejoraría la competitividad de las empresas­- e incrementaría en 1 por ciento el Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia cada año de la vigencia. Esto, como consecuencia de un aumento en las exportaciones y en la inversión extranjera, lo que a su vez debería reflejarse en un crecimiento del empleo. Pese a las preocupaciones de muchos sectores, especialmente del agrícola, el balance, en el papel, era más favorable que adverso.

Pero las circunstancias han variado mucho en este quinquenio. El tiempo, que parece corto, para la economía ha sido largo. Hace cinco años nadie hablaba de recesión en Estados Unidos y la tasa de desocupación estaba en 4,5 por ciento, el nivel más bajo desde 2001. El contraste es evidente. Hoy, el desempleo en Estados Unidos supera el 9 por ciento y la economía está en crisis: la probabilidad de una nueva recesión es superior al 60 por ciento.

Por otro lado, en materia de comercio, el mundo no era más abierto hace siete años que ahora, pero con la crisis de la economía en 2008, las ideas anti libre mercado se han fortalecido y hay un rebrote del proteccionismo, que es adverso a los TLC.

En Colombia, el ciclo económico viene en ascenso desde que comenzaron las negociaciones, la inversión extranjera y las exportaciones siguen en auge (sin TLC) y los precios de las materias primas que vende el país están disparados.

Sin duda, el TLC con Estados Unidos llega en otro instante para la economía mundial y esto abre la duda sobre si se cumplirán las expectativas que tenía Colombia inicialmente. Algunos analistas piensan que este es un buen momento para sacarle partido al tratado, pero también hay voces menos optimistas.

Para el presidente de la Andi, Luis Carlos Villegas, es una buena noticia para enfrentar el año 2012, que será de desaceleración mundial. "Yo creo que este instrumento más el que tenemos ya vigente con Canadá y Suiza y el que estará vigente con la Unión Europea nos ayudarán a compensar con creces la caída mundial y podremos pasar a un año 2012 con crecimiento positivo, no solo en producto, sino en empleo".

El exministro de Comercio Jorge Humberto Botero señala que el TLC es una política de largo plazo, y que la economía norteamericana en algún momento se recuperará. No hay que olvidar que es la economía más grande del mundo: el mayor exportador e importador del planeta.

Hasta podría decirse que al TLC lo salvó la campana porque con el proteccionismo que se está imponiendo en todo el mundo, y con un incierto año electoral en 2012, pasará mucho tiempo antes de que Estados Unidos vuelva a firmar otro acuerdo comercial. Con el fracaso del multilateralismo en la Ronda de Doha (negociaciones comerciales entre los miembros de la Organización Mundial del Comercio) y del Área de Libre Comercio de las Américas (Alca), los países no tienen de otra opción más que acudir a los acuerdos bilaterales para buscar beneficios comerciales.

Así las cosas, en buena hora se logró destrabar el acuerdo con Estados Unidos, un país con tradición de libre mercado, pero que atraviesa un momento de deterioro económico -desempleo creciente durante tres años- que fortalece la corriente proteccionista.

Esta circunstancia se convierte en una gran oportunidad para Colombia. El hecho de que Brasil no tenga un TLC con Estados Unidos, por ejemplo, ya ha despertado el interés de empresarios de ese país para buscar a Colombia como plataforma de localización y, respetando las reglas de origen, tener mayor acceso al mercado más grande del mundo. Lo propio está ocurriendo con inversionistas de otros países.

El ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, dice que el hecho de que Perú, Chile, México, Centroamérica y ahora Panamá tengan TLC con Estados Unidos le da un mayor sentido al tratado colombiano. "Si no tuviéramos TLC, sería como entregarles en bandeja de plata a los centroamericanos ese mercado, porque ellos tienen una oferta exportable similar a la nuestra, mejor infraestructura y están más cerca de Estados Unidos. Las posibilidades de Colombia quedarían borradas si no tuviéramos TLC y ellos sí".

Para el ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, el Tratado de Libre Comercio llega en el momento más oportuno. Su argumento es el siguiente. Hace un año, los costos de mano de obra manufacturera en Asia estaban alrededor de los 60 centavos de dólar y hoy están en un nivel de 1,60. Mientras tanto, en Colombia, el valor es de 1,70, lo que da un margen para competir con los asiáticos en el mercado gringo con productos de valor agregado.

Además de esto, Echeverry considera que es la opción para que las empresas pongan en marcha las inversiones que han estado frenadas por la incertidumbre del tratado.

La Andi considera que ahora los industriales colombianos podrán tener grandes fortalezas para enfrentar la competencia con países como China e India, al contar con las ventajas propias del tratado y el respaldo de una potencia económica como Estados Unidos.

No hay que olvidar que la economía china ha pasado a ser una de las más dinámicas del mundo. China ha empezado a desplazar a los exportadores latinoamericanos que sustentan su competitividad en mano de obra de bajo costo e incluso ha llegado a ser uno de los principales proveedores de América Latina.

Colombia sigue siendo un país exportador de bienes primarios -70 por ciento de la oferta exportable-, y aunque esto no es lo ideal porque estos productos son intensivos en capital y no en mano de obra, el TLC llega en un momento en el cual los precios de las materias primas y commodities están en alza -y seguirán en estos niveles-, lo cual permite sacarle más provecho a esta característica de la oferta exportadora.

A todo lo anterior hay que agregar que en las últimas semanas se produjo una inesperada devaluación del peso frente al dólar, lo cual aumenta la competitividad de los exportadores. Y aunque el aumento de la tasa de cambio no es estructural y puede no ser duradera, al menos demuestra que tampoco es inexorable la tendencia que se venía produciendo en sentido contrario -la revaluación-, que tenía con los pelos de punta a los productores nacionales.

Que sea un pretexto
 
El TLC no es una panacea ni su aprobación traerá de inmediato toda clase de beneficios. Pablo Belaunde, coordinador del TLC con Perú, dice que "hay que hacer un trabajo en paralelo para mejorar la competitividad".

El ex ministro de Hacienda José Antonio Ocampo considera que los TLC crean oportunidades y riesgos a la vez. "El que no son panacea lo muestra el caso de México bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte: mucho crecimiento exportador y mucha inversión, pero muy lento crecimiento, mucho menos que el de Colombia desde 1994 sin TLC".

Según Ocampo, las mayores exportaciones no serán automáticas y "dudo que se cumpla la aspiración, más que la meta, de triplicarlas en cinco años. Y, mucho más importante, como lo refleja el caso mexicano, no se traducirán necesariamente en mayor crecimiento porque habrá sectores afectados". La clave -dice- es crear las condiciones para que los sectores productivos se beneficien de la oportunidad, lo que significa una estrategia productiva de largo alcance y una tasa de cambio competitiva. "Temo que ninguna de las dos está dada hoy en día".

Aunque no vale la pena llorar sobre la leche derramada, Sergio Clavijo, director de Anif, señala que la tardanza en la ratificación del TLC con Estados Unidos hizo perder un tiempo precioso en la consolidación de un sector exportador mejor balanceado, lo que generó sesgos a favor de producciones capital-intensivas y en detrimento de las oportunidades de empleo y equilibrios sociales más duraderos. "Ese tiempo precioso jugó en contra de Colombia, pero a favor de México, Chile, Perú y toda Centroamérica".

Esto se corrobora con lo que ha sucedió mientras el TLC estuvo hibernando. Desde 2006, las exportaciones no tradicionales hacia Estados Unidos se han mantenido casi constantes mientras que las tradicionales han venido en permanente incremento.

Esto lo que demuestra, dice Clavijo, es que la penetración de las exportaciones de commodities no requiere de TLC, pero las no tradicionales (las intensivas en mano de obra) sí lo requieren, siendo este el gran desafío que enfrenta Colombia.

La verdad es que más allá de la posibilidad de tener acceso al mercado más grande del mundo, a una economía que representa cerca de la tercera parte del PIB mundial (14,7 billones de dólares), con una población de 300 millones de habitantes y con una alta capacidad de consumo (PIB per capita de 47.300 dólares), ocho veces más alta que Colombia, el TLC lo mejor que tiene es que será un pretexto para que el país progrese y se desarrolle.

En general, abre un potencial amplio para que Colombia se transforme. Es la mejor excusa para dar un salto al siglo XXI, superar el atraso que tiene la infraestructura del país; poner a las instituciones sanitarias, fitosanitarias, portuarias, aduaneras, a nivel de talla mundial; elevar el nivel educativo de los colombianos; cerrar la brecha que el país mantiene en invocación, ciencia y tecnología; ampliar la oferta exportable y generar empleo. Si se hacen bien las cosas, paradójicamente también el sector agropecuario, que se siente amenazado, se puede convertir en un gran motor de crecimiento, como ya está sucediendo en Perú, así no todo sea por efecto del TLC.

Desde el punto de vista político, los países que tienen TLC con Estados Unidos han fortalecido esta relación bilateral, que para cualquier país es crucial. Incluso México, país que tuvo siempre una actitud de amor y odio hacia el coloso del norte, se ha convertido en un estrecho socio. Colombia tiene sólidos lazos diplomáticos con Washington, en especial desde la existencia del Plan Colombia desde hace una década. Con los intereses que se fortalecerán entre los empresarios de cada país, el matrimonio tendrá una suerte de blindaje frente a los sube y baja de otros tiempos.

El gobierno Santos tiene un gran desafío. Tendrá que mostrar su capacidad de ejecución y liderazgo para coordinar la transformación de la estructura productiva en muchos sectores, implementar reformas y modernizar las instituciones. Si el país aprovecha esta oportunidad que da el TLC, la espera habrá valido la pena.

Evolución del TLC  Colombia-Estados Unidos (2004-2011)
 
El 18 de mayo de 2004, en Cartagena, se inició la primera ronda de negociaciones para la firma de un TLC con Estados Unidos, con Hernando José Gómez al frente del equipo.
 
En marzo de 2006, Colombia entregó  los textos, anexos y listados de desgravación completos al gobierno de Estados Unidos, tanto en inglés como en español.

El 24 de agosto de 2006, el gobierno de Estados Unidos efectuó la notificación oficial del TLC.

El 22 de noviembre de 2006, el ministro de Comercio, Jorge Humberto Botero, y el representante comercial de Estados Unidos, John Veroneau, firmaron en Washington el TLC.

En julio de 2007, el Tratado fue aprobado en el Congreso colombiano y sancionado por el presidente de la República.
 
El 24 de julio de 2008, la Corte Constitucional dio el aval al TLC.
 
2008 En plena crisis económica en Estados Unidos, la embajadora Carolina Barco programa visitas de congresistas a Colombia para tratar de ambientar el acuerdo.

El 13 de enero de 2009 se encontraron por última vez Uribe y Bush, y ya no había nada que hacer. El TLC pasó a manos de Barack Obama.

2011 Los presidentes Santos y Obama firman un plan de acción para tratar de descongelar el TLC.

2011 Bajo el liderazgo del embajador en Washington, Gabriel Silva, comenzó la tarea de agilizar el plan de acción y mover el interés del Congreso norteamericano.

El 3 de octubre DE 2011 se inició el trámite del Tratado en el legislativo de Estados Unidos.
 
El 13 de octubre de 2011, el Congreso de Estados Unidos ratificó los tratados de Colombia, Panamá y Corea.