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PROGRAMAS DE CONCURSO

Por increíble que parezca, para finales de este siglo las ventas de programas de computador hechos en Colombia podrían acercarse a 500 millones de dólares.

25 de septiembre de 1995

LA ESPECTACULARIDAD del lanzamiento de Windows 95, el jueves pasado en simultánea para todo el planeta, es una prueba más de la importancia que la informática ha logrado en el mundo actual. El peso de esta industria también quedó evidenciado cuando Bill Gates, propietario de Microsoft, fue señalado en julio como el hombre más rico del mundo por la revista Forbes. Ese bollante negocio, que parecería reservado para los países desarrollado ha alcanzado al Tercer Mundo. Tanto que muchas empresas dedicadas al desarrollo de software tienen puestos sus ojos en el sur.
Los primeros que compartieron ese festín fueron Singapur. India, Irlanda y Bulgaria, países que de la noche a la mañana se volvieron potencias en el mundo del software. Ahora Colombia está a punto de meterse en este selecto club, con una ventaja geográfica sobre ellos. Está en el hemisferio occidental, tiene la misma hora que la costa este de Estados Unidos y está a tres horas de Miami por avión.
La historia la empezaron a escribir un grupo de pioneros que se quitaron de encima el complejo de inferioridad del subdesarrollo, y sin más cartas de presentación que su trabajo se atrevieron a tocar puertas en busca de nuevos mercados. Una de sus primeras aventuras fue ir a Las Vegas a la feria de Combex, la más importante del ramo de la informática.
"Cuando hace siete años participamos por primera vez, recuerda Fernando Jordan , presidente de Unisoftware, sólo nos preguntaban por Pablo Escobar y Rodríguez Gacha". La primiparada se pagó. Desde entonces varias compañías expositoras han asistido al evento cada año. Tal vez el reconocimiento más grande lo logró Liikkuva Systems International el año pasado. Su producto, Retki, un programa de localización de automóviles vía satélite, fue exaltado por la prensa especializada como una de las grandes novedades del evento forial.
La incursión internacional no se ha limitado a los pabellones; los negocios con los países de la región están a la orden del día. La mayor parte de las compañías exportadoras -cerca de 12- tienen negocios en Latinoamérica: entre los clientes de Unisoftware y Heisson están los grandes de la banca mexicana; Informática y Gestión, que ofrece programas para pequena y mediana industria, tiene oficinas en Venezuela, Ecuador y Perú. Graphical Information y Heisson entraron a Chile, donde la exportación de software ha sido tomada como un proyecto muy serio.
Una empresa, Mecosoft, espera meterse en todo el mercado hispano de la mano de la Intuit. Las dos compañías firmaron un contrato de riesgo' compartido para adaptar Quicken, el programa estrella de las finanzas personales, para hacer su traducción y adaptarlo a las necesidades latinoamericanas. El producto, totalmente manufacturado en Colombia, ya salió a la luz pública y espera venderse en todo el continente el próximo año.
Liikkuva, que sólo comercializa Retki en Estados Unidos, le está dando la pelea a las grandes casas de programación en un producto de consumo amplio. Las expectativas de la firma son las de vender 3.000 unidades el próximo año, con lo cual obtendrían ingresos cercanos a los 3 millones de dólares.
En cambio, las demás empresas colombianas están dedicadas al desarrollo de programas específicos para un cliente, llamados también aplicaciones.
Pero para jugar un papel importante a nivel mundial la dinámica de las empresas nacionales no es suficiente. Debería contarse con el catalizador de la inversión extranjera, que encontraría en Colombia un panorama atractivo. En un análisis preliminar realizado por la firma Booz Allen para Proexport sobre las perspectivas de esta industria, se enumeraron algunas de las ventajas competitivas. El menor costo de la mano de obra con respecto a Estados Unidos es importante, pues la diferencia del sueldo de un ingeniero podría ser de 10 a 1. Además, la calidad de formación profesional es otro punto a favor del recurso humano, que en la industria del software es la materia prima.
En materia de infraestructura, Colombia cuenta con redes de telecomunicaciones internacionales aceptables en el contexto mundial que, según los anuncios gubernamentales, estarían por mejorar.
A la lista de atributos se suma una larga experiencia en programación, pues en los años 80, por cuenta de la restricción a las importaciones, los ingenieros nacionales tuvieron que suplir la demanda local de software y la calidad del mismo.
Pero el mayor atractivo es que Colombia puede servir de entrada al creciente mercado hispano. La adaptación de paquetes, traducción de los mismos y el soporte técnico puede estar a cargo de empresas filiales.
Contar con estas ventajas, sin embargo, no asegura las anheladas inversiones, pues otras naciones en el continente también están en la pelea. Chile tiene una política de apoyo al desarrollo de programas de computación, pero su ubicación geográfica no le favorece; en Ecuador se está desarrollando software de buena calidad, pero cuenta con muy pocos profesionales. El rival por vencer es México, que con su súbita devaluación y sus altísimos niveles de desempleo profesional podría arruinar la fiesta.
La competencia tampoco es la única debilidad que afronta Colombia para convertirse en la guerra de la informática. En el análisis de Booz Allen, la mala fama pesa a nivel internacional. Al país se le asocia con la violencia y con el narcotráfico pero nunca es concebido como una nación educada donde pueden desarrollarse tecnologías de punta.
Si bien hay más profesionales que en Ecuador, aún no se puede contar con un ejército de 200.000 ingenieros de calidad, como los que hicieron el milagro en la India; la éscasez de personal en el nivel tecnológico es aún mayor. Claro que también hay fallas educativas, entre las que se encuentra el bajo dominio del inglés.

SILENCIO GUBERNAMENTAL
Por otra parte, el gobierno no ha asumido una actitud de apoyo a esta industria. No hay ningún tipo de incentivo fiscal ni una política educativa que promueva más este campo. Adicionalmente, hay el temor de que las empresas puedan usarse para el fácil lavado de dólares o sean blanco de la piratería.
Si los extranjeros consideran que hay muchas dificultades para establecerse, los productores nacionales aseguran que exportar es todavía difícil ya que tienen limitado el acceso a préstamos. "El 'software' no es considerado como un activo, por lo tanto no sirve de garantía bancaria", explicó a SEMANA Santiago Becerra, presidente de Graphical Information de Colombia. Las empresas de software en Colombia las han hecho los ingenieros que tienen un poco de visión para los negocios mas no los grandes capitales. Es decir que los recursos de las firmas existentes son bastante limitados y corren por cuenta y riesgo de sus propietarios, pues no existen políticas de capital semilla para ningún tipo de negocio.
Además, no sólo se trata de llegar a los mercados externos sino de lograr un reconocimiento y mantenerse en ellos, para lo cual es necesario brindar un excelente soporte técnico al cliente, que implica la apertura de sucursales en diferentes países. En opinión de Ricardo Alejandro Ortiz, de Informática y Gestión, "lograr éxito en Quito, Caracas o Lima es muy fácil, pero es igualmente fácil caerse si se deja a los clientes a su propia suerte".
No obstante, a pesar de todos los obstáculos, las aspiraciones son grandes. El crecimiento de los últimos años y la buena fama de los ingenieros y programadores colombianos son la fuente de tanto optimismo. La aspiración de los conocedores del negocio es que si se adoptan las estrategias adecuadas, al finalizar el siglo las exportaciones por este concepto asciendan a 500 millones de dólares, es decir que le haría competencia a las flores como fuente de divisas. Pero aún si se llega a la quinta parte de esa cifra se estaría desarrollando una nueva fuente de recursos con enormes posibilidades.
Semejantes cifras parecen increíbles a la luz de lo que se ha alcanzado. Y es que por ahora es muy difícil saber cuánto se ha percibido por esta nueva industria. Algunos hablan de medio millón de dólares de ingresos, mientras que otros se atreven a decir que tres, pero sin el apoyo de cifras oficiales. La razón consiste en que es imposible contabilizar la salida de programas, pues pueden enviarse por vía telefónica. Además algunos empresarios prefieren mantener su dinero en cuentas en el extranjero para no pagar el 10 por ciento de impuesto con que se castiga la exportación de servicios.
Todas esas cifras pueden verse eclipsadas si Colombia se la juega al tema del software. Si se adoptan las medidas adecuadas el país estaría a las puertas de uno de los mejores negocios de su historia, tanto en términos de divisas como de empleo. No se puede olvidar que el principal insumo en el desarrollo de software es el recurso humano, y el pago de servicios personales representa el 90 por ciento de los costos de producción. Es precisamente por estas particularidades que a los chilenos se les llena la boca diciendo que ellos "no exportan 'software' sino inteligencia ".