CORONAVIRUS

Los tres frentes de acción para impedir que la estantería se caiga

El país necesita fortalecer su posición fiscal y garantizar flujo de caja a los sectores más afectados por el confinamiento. Además hay que pensar una estrategia para que la recuperación sea lo más pronto posible.

21 de marzo de 2020, 11:38 a. m.

El impacto económico del coronavirus está siendo repentino y contundente. El equipo de investigaciones de Goldman Sachs estima que la economía de Estados Unidos habría perdido 6% de su PIB en el primer trimestre y cerca del 24% en el tercer trimestre. Si bien se espera un efecto rebote a partir de junio, Estados Unidos está a punto de enfrentar la peor recesión de los últimos 100 años. Así va a ser en la mayor parte de las economías del mundo.

Por eso es clave tener claro el orden de prioridades: 1) salvar vidas humanas, impidiendo que el virus se propague y sin importar el costo que ello tenga, 2) ayudar a las personas más afectadas con la “parada súbita” de la mayor parte de la actividad económica 3)tener listo todo el arsenal para impulsar la economía apenas se pueda normalizar la situación.

Fortalecer los sistemas de salud

En el primer aspecto, es claro que el foco de los gobiernos debe estar en llevar hacia los sistemas de salud y abastecimiento la mayor cantidad de recursos tecnológicos, humanos y económicos.

Según el economista Salomón Kalmanovitz, el país necesitará entre $50 billones y $60 billones para atender el frente de salud pública en las próximas semanas.

Kalmanovitz destacó que la iniciativa del ministro Alberto Carrasquilla va en la dirección correcta, sin embargo, dijo que se necesita aplicar “políticas más contundentes en áreas críticas como el área de salud, en donde se requiere aumentar el gasto del Gobierno”.

La articulación con el sector privado y la ciudadanía también parecen ser fundamentales: mientras que el sector privado puede donar recursos para fortalecer la atención en salud, especialmente en las zonas apartadas, la ciudadanía, tomando precauciones para evitar presionar los sistemas de salud puede acotar el costo para los hospitales y clínicas. En el frente de donaciones empresariales, Argos, Bavaria y Rappi son algunas de las compañías que han tomado la iniciativa en este frente.

El Gobierno debería igualmente estudiar otras medidas para hacer llegar más recursos a los centros hospitalarios y articular con las universidades para ofrecer una mayor cantidad de Unidades de Cuidados Intensivos, investigación para entender el virus y recursos en general para atender la población afectada.  Para ello puede utilizar el marco excepcional que ofrece la emergencia decretada la semana pasada.

Atender a los más vulnerables

Cada vez es más claro que esta circunstancia de confinamiento obligatorio va a afectar especialmente a las personas pobres, a los independientes y en general a quienes dependen del rebusque para lograr su sustento.

Las decisiones adoptadas para fortalecer los programas de asistencia social son acertadas. No obstante, como lo señalan los economistas Salomón Kalmanovitz y Mauricio Cárdenas, es conveniente que el apoyo adicional sea en mayor cuantía.

Kalmanovitz está de acuerdo en aumentar los giros a programas como Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Colombia Mayor, pero cree que también se debe lanzar un programa de guerra contra el hambre, pues buena parte de la población que trabaja en la informalidad será la más afectada en las próximas semanas por el aislamiento social. “Se les va a derrumbar su economía familiar”, dice Kalmanovitz.

Cárdenas, en su habitual columna del diario El Tiempo, aseguró que el giro adicional por familia debería ser de $1 millón, aunque eso signifique un mayor costo fiscal y, en las actuales circunstancias, mayor nivel de deuda pública.

El sector privado tiene también un rol clave: es necesario empezar a considerar medidas extraordinarias de transición para contratos básicos como los laborales, los de crédito, los servicios públicos y los arrendamientos, entre otros.

La mayor parte de la población necesita un respiro en las actuales circunstancias y en muchos casos no va a poder seguir cumpliendo con los compromisos de pago mensuales. El tema debe ser analizado prontamente.

Acelerar la recuperación apenas se pueda

Es claro que el impacto económico y ya muchos se preguntan de qué nivel va a ser la recesión que todo esto va a significar. pero también hay coincidencia generalizada, que el rebote puede ser importante igualmente. Así que hay que estar preparados para enfrentar esa circunstancia.

Kalmanovitz cree que el Gobierno debe aumentar el endeudamiento, particularmente en el mercado interno,  y llevar la deuda de una participación actual del 55% del PIB a por lo menos 60%. Pero sugiere que esta deuda se consiga internamente porque las condiciones internacionales hacen que contratar créditos en el exterior resulten en este momento muy costoso, pues debido al riesgo, las tasas de interés para países emergentes están disparadas.

Para Juan David Ballén, de Casa de Bolsa, en un primer momento el impacto se ha notado en la valoración de todos los activos financieros: el dólar, las acciones, los bonos, que sufrieron las peores pérdidas. Aún así, considera que la recuperación vendrá pronto: “sin duda alguna la economía irá a recesión por las medidas que se están tomando para evitar la propagación del coronavirus. Sin embargo, una vez culmine, como es normal retomarán su senda de crecimiento”.

En este escenario la política fiscal y la política monetaria van a jugar un papel clave: más gasto público. 

El coronavirus es el principal desafío que ha enfrentado la humanidad en el último siglo. Aprender a enfrentarlo con rapidez, amortiguar el golpe económico para los más pobres y reaccionar pronto para que la recuperación sea más robusta son claves en esta coyuntura definitiva.