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¿QUIEN QUIERE UN BANCO?

El gobierno propone al Congreso invitar a inversionistas extranjeros a tomarse la banca nacional

11 de noviembre de 1985

Tal parece que cuando el presidente Betancur afirmaba que "es preferible tener socios que acreedores" se refería a los grandes proyectos industriales del país y no a otras actividades productivas. No obstante, esa impresión fue desmentida la semana pasada, cuando el gobierno le presentó al Congreso un proyecto de ley según el cual se autoriza la "nueva inversión extranjera directa en todas las instituciones financieras", en lo que fue calificado como un paso atrás con respecto a la ley 55 de 1975 sobre nacionalización de la banca. De ser aprobada la iniciativa, un inversionista extranjero podrá poseer hasta el 100% de las acciones de una institución financiera, en contraste con un tope del 49% existente hoy.
Como era de esperarse, la noticia causó el debido revuelo entre los allegados al sector. Según varios especialistas, la propuesta del gobierno está estrechamente relacionada con los problemas que atraviesan las instituciones financieras del país que no se han podido recuperar con éxito, desde la crisis de 1982. El peso de las deudas de dudoso recaudo y de las pérdidas acumuladas durante añós, ha llevado a que por lo menos una cuarta parte de las entidades del sistema financiero, atraviesen serias dificultades.
Ante esa situación, se ha preferido la alternativa de tratar los problemas "por las buenas". Tal como afirmara recientemente el ex gerente del Banco de la República y actual ministro de Hacienda, Hugo Palacios: "Deliberadamente se dejaron de lado las alternativas tradicionales y, en especial, las que consisten en permitir que las instituciones en problemas entren en procesos liquidatorios comunes; en estos procesos, los propietarios pagan los errores que cometieron al administrar o escoger administradores, y los ahorradores y acreedores pagan con pérdidas la equivocación en que incurrieron al evaluar la solidez de la institución a la que confiaron sus recursos ".
En opinión de los especialistas gubernamentales, el país sencillamente no está preparado para resistir una crisis abierta y por lo tanto es preferible permitir que se produzcan operaciones de salvamento. Dentro de esa idea se ubica la iniciativa de permitirle a los inversionistas extranjeros entrar al sector financiero nacional.
Es así como en meses recientes el Banco Mercantil recibió una fuerte inyección de capital y en pocos días se espera que suceda algo similar con el Colombo Americano. Algo parecido se podría presentar en varias compañías de seguros y en algunas corporaciones financieras donde también existen problemas aparentemente insolubles.
Sin embargo, el proyecto de ley presentado al Parlamento la semana pasada no dejó de levantar ampollas.
En medios especializados se comentó que la práctica de permitir inversión extranjera directa en el sector financiero ha producido pésimos resultados en otros países de Latinoamérica.
Inclusive, economistas de países como Perú, Brasil, Argentina y Uruguay, justifican estallidos como el de la deuda externa latinoamericana, en torno de las actitudes asumidas por las entidades extranjeras al estimular la salida de capitales.
La posibilidad de perder el control sobre algunas compañías del sector financiero--si éstas pasan a manos de extranjeros--ha sido admitida en privado por miembros del gobierno.
Con todo, se sostiene que la situación es de tales proporciones que es necesario asumir ese riesgo a cambio de que el sistema financiero del país no se derrumbe. Quizás el caso más crítico es el de los bancos donde es necesario tomar correctivos de urgencia. Tal como lo indicara un informe de la revista Estrategia Económica "las cifras del primer semestre (de 1985) muestran que cinco bancos perdieron más de 40% de su patrimonio en el ejercicio y que en el caso de 15 bancos las deudas malas superan el valor del capital pagado y la reserva legal". En respuesta, la Junta Monetaria ha asignado una serie de cupos de crédito que deberían permitir una solución gradual al problema de las deudas de dudoso recaudo y el jueves pasado se volvieron a adoptar medidas en ese sentido. Lamentablemente, se tiene la impresión de que en algunos casos no hay remedio que valga porque, como sostuviera un banquero, "las cosas se han ido demasiado lejos". --