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Relación dólar y petróleo

La semana anterior, la tasa de cambio en Colombia superó la barrera de los 2.700 pesos por dólar, nivel que no se observaba desde hace 11 años.

18 de julio de 2015

El peso se ha devaluado 45 por ciento en los últimos 12 meses, convirtiéndose en la moneda más depreciada en América Latina y la cuarta más débil del mundo.

Los últimos movimientos en el precio del petróleo pusieron nerviosos a muchos por el futuro del gasto y la inversión pública. Aunque hay otros factores que están ayudando a que la mayoría de las monedas locales se devalúen, como la expectativa por el aumento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (FED) y la situación de Grecia, en el caso de Colombia la relación está muy ligada al petróleo. Esto debido a la enorme importancia que tiene el precio de este producto en las cuentas externas y fiscales del país, y al tamaño del déficit en la cuenta corriente.

La devaluación tiene de bueno y tiene de malo. En el caso del petróleo sirve de amortiguador, aunque no logra compensar totalmente la caída de la renta petrolera. También, en el largo plazo, debería favorecer las exportaciones, pues los empresarios recibirían más pesos por los productos que venden en el exterior.

Esto, sin embargo, todavía no se ha visto en Colombia, dado el reto que hay en diversificar la canasta exportadora. En general, las empresas nacionales ganan en competitividad y esto favorece el producto colombiano.

Aunque algunos temen por los efectos sobre la inflación, la verdad es que la devaluación no ha sido el principal factor que explique el aumento de los precios al consumidor, aunque sí le ha pegado en una magnitud moderada.
La devaluación tiene un efecto negativo para el servicio de la deuda externa. El gobierno estima que para 2016 este rubro aumentará en 3,5 billones de pesos, por depreciación del peso y por el eventual aumento en las tasas de interés en Estados Unidos.

En síntesis, si los factores que hicieron que el precio del petróleo pasara de 100 dólares el barril a 50 siguen presentes –amplia oferta liderada por Estados Unidos y la Opep y débil demanda en el mundo–, el mercado continuará viendo un dólar fuerte.

Así las cosas, si cuando el país estaba en ‘bonanza’ petrolera se decía que había que acostumbrarse a vivir con revaluación, ahora con las circunstancias contrarias habrá que habituarse a convivir con devaluación, es decir, con un dólar caro.