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La semana pasada Luis Fernando Santos, presidente de la Casa Editorial El Tiempo, confirmó los rumores que empezaron a circular hace un año: la venta de la empresa a un socio estratégico

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Se busca socio

Casa Editorial El Tiempo está a la venta. ¿Decisión apresurada o jugada estratégica?

17 de febrero de 2007

Uno de los chismes más jugosos del mundo de los negocios, terminó siendo cierto: la venta del periódico El Tiempo. Un año después de que comenzaron a circular los rumores, Luis Fernando Santos, presidente de Casa Editorial El Tiempo (Ceet), confirmó el lunes pasado lo que todo el mundo ya comentaba: que la empresa está buscando socio. Pero no cualquiera. El nuevo inversionista deberá ayudarle a la compañía a "consolidar su papel de liderazgo nacional e internacional y encarar los retos de la globalización", según dijo Santos en un comunicado a la prensa.

Las declaraciones del presidente de El Tiempo alborotaron el avispero. Sus palabras se volvieron el plato fuerte de las reuniones empresariales que tuvieron lugar la semana pasada en el país. ¿Será qué el socio estratégico es un extranjero? ¿Por qué hablan entonces de un liderazgo internacional? ¿Qué porcentaje de la compañía está en venta? ¿Se quedarán los Santos con el control o se lo entregarán al nuevo inversionista? ¿Para qué vender la joya de la corona de la familia? ¿Cuánto vale el único diario de circulación nacional que existe en el país?

Lo primero que hay que decir es que no se trata de una decisión a la ligera. Todo lo contrario. La venta de El Tiempo responde a un acelerado cambio en el negocio editorial. Más exactamente, a dos megatendencias que están marcando la parada en todos los medios de comunicación del planeta: la conformación de grandes bloques o conglomerados y la creciente amenaza de Internet.

Prueba de ello es que los periódicos del mundo atraviesan la peor crisis de la que se tenga memoria. Los diarios más prestigiosos y tradicionales de Estados Unidos y Europa están a la venta o en reestructuración. Publicaciones tan prestigiosas como Los Angeles Times, Boston Globe, Chicago Tribune y The Philadelphia Inquirer están buscando un comprador. Otras como The Miami Herald, The Kansas City Star y The Fort Worth Star Telegram fueron vendidas a comienzos del año pasado. Y diarios como The Washington Post y The New York Times están inmersos en una gran reestructuración, lo que en plata blanca significa reducción de costos y personal.

Desde hace años todos los conglomerados de prensa han visto caer, en mayor o menor medida, sus ingresos por circulación y publicidad. Según un estudio de la firma Morton Research, los márgenes de ganancia de la industria fueron del 18 por ciento el año pasado, mientras que en la década de los 90 eran del 22 por ciento.

Y es que lo que preocupa no son tanto los números -un margen del 18 por ciento sigue siendo bastante bueno-, sino la tendencia. La circulación de los diarios en Estados Unidos viene cayendo desde hace cinco años. El promedio de retroceso del último semestre fue del 2,8 por ciento entre lunes y sábados y un 3,4 por ciento los domingos, según la Asociación Estadounidense de Periódicos (NAA, por su sigla en inglés). Según este organismo, a principios del siglo XX había 16.000 periódicos impresos en Estados Unidos; hoy sólo quedan 2.000.

Si en Norteamérica llueve, en el Viejo Continente no escampa. En la Unión Europea la circulación de los diarios impresos desciende a un ritmo de entre 500.000 y un millón de ejemplares al día. A la cabeza del recorte se encuentran diarios como el español ABC, que el año pasado perdió nada menos que el 16,7 por ciento de sus ventas y suscripciones. Ni hablar de lo que pasa con las empresas francesas de diarios y revistas, que el año pasado tuvieron una caída en sus ventas del 31 por ciento. El gobierno francés, tras conocer esa cifra, ha decidido llevar a cabo una serie de medidas para aumentarles las gabelas tributarias a las empresas del sector, como mayores deducciones de impuestos por reinversión de utilidades, y menores tributos.

Esos malos resultados financieros han propiciado la creación de grandes conglomerados, a fin de buscar sinergias. En Francia, una gran parte de la propiedad de los medios de comunicación se ha concentrando en manos de unos pocos grupos industriales o financieros. En Estados Unidos, los pulpos son básicamente seis: el Grupo Tribune (dueño de Los Angeles Times, y el Chicago Tribune entre otros), el Grupo Times (The New York Times, Boston Globe, International Herald Tribune), el Grupo Dow Jones (The Wall Street Journal) y el Grupo Gannett, dueño de USA Today. También figuran el Grupo Knight-Ridder, propietario de 20 periódicos, y el grupo de medios McClatchy, que el año pasado compró una docena de publicaciones de gran renombre como The Miami Herald y The Philadelphia Inquirer (este último de nuevo en venta).

Pero aun así, en Wall Street se sigue dudando del valor de estas empresas. Tanto, que recientemente una agencia de riesgo calificó los bonos de McClatchy con el grado de basura (elevado riesgo). Una de las razones que explica la antipatía de Wall Street es la evolución de Internet. Y la razón es obvia: las personas de entre 19 y 29 años, que son el grupo económico más interesante, encuentran la lectura en la red más atractiva que en el tradicional diario en papel. Según la federación estadounidense de editores de periódicos, ya son 57 millones los norteamericanos que visitan las ediciones digitales de los diarios. Eso es exactamente la mitad de lectores que ojean las ediciones impresas.

La realidad es que los periódicos en el mundo están perdiendo valor. El Tribune Company debió rechazar la semana pasada una oferta que tasa 160 años de actividad periodística en cerca de 40 por ciento por debajo del precio que tenían sus acciones hace apenas tres años. La oferta fue hecha por el propio accionista mayoritario del Tribune, la familia Chandler, para quien la compañía con sede en Chicago vale 7.600 millones de dólares, menos de la mitad de lo que costaba hace tres años.

El panorama es tal, que actualmente los mayores interesados en comprar diarios son los multimillonarios. Para ellos, adquirir un periódico se volvió una especie de trofeo, algo similar a lo que ocurría hace algunos años cuando adquirían el equipo de béisbol del momento. En Francia, la redacción del periódico Libération, de origen maoísta, tuvo que aprobar su venta al banquero insignia del capitalismo financiero: Edouard de Rothschild. El grupo de prensa Socpresse, con más de 70 títulos como Le Figaro y L'Express, fue comprado por Serge Dassault, uno de los pocos fabricantes privados de armamento pesado que todavía quedan en Europa. Arnaud Lagardère, otro relevante industrial francés, también presente en el mundo del armamento, es dueño del grupo Hachette. En Estados Unidos, el magnate de los supermercados Ron Burkle está interesados en los activos del Tribune Co. El multimillonario del sector de la música David Geffen podría hacer próximamente una oferta por Los Ángeles Times. Y el ex presidente de General Electric, Jack Welch, ha dicho que le gustaría comprar el Boston Globe.

'El Tiempo': ¿a tiempo?

Colombia no es ajena a ninguna de esas tendencias globales. Por ejemplo, el grupo español Prisa compró recientemente a Caracol Radio y ha demostrado su interés en El Tiempo y en el negocio de la televisión abierta. Televisa, el gigante mexicano, dueño de más de 30 publicaciones, compró la colombiana Editora Cinco hace un par de años y tiene una alianza con RCN Televisión para publicar las revistas Caras y Poder.

A eso se suma que los grandes conglomerados mundiales de medios están empezando a ver a América Latina con mucho interés. El grupo Time compró el grupo Expansión en México; el grupo surafricano Naspers compró el 30 por ciento del grupo Abril de Brasil; el grupo Condé Nast, dueño de revistas tan prestigiosas como Vanity Fair, GQ y The New Yorker, acaba de abrir operación directa en Ciudad de México; y la banca Goldman Sachs aspira a venderle su 18 por ciento del grupo Clarín de Argentina a un grupo de medios europeo.
La ventaja que tienen los periódicos latinoamericanos frente a los gringos o los europeos es que todavía la penetración de Internet es muy baja. Actualmente, ésta no llega ni al 7 por ciento en Colombia, y en América Latina ronda el 14, según Internet World Stats. En cuanto a pauta, los ingresos por publicidad online representan menos del 2 por ciento del total. Como quien dice, aún faltan cerca de 30 años para que Internet se quede con la mitad de la torta publicitaria de los medios impresos en América Latina. Sin embargo, nadie niega que es el renglón que más está creciendo y que se trata de la mayor amenaza para la industria.

Pero además del desafío de la competencia online y del darwinismo económico que se está viviendo en los medios de comunicación mundiales -donde el pez grande se come al chico-, El Tiempo ha decidido salir a la venta por otra razón: la atomización de la propiedad.

Resulta que la familia Santos tiene actualmente una mayoría frágil, cercana al 52 por ciento. Pero esa mitad está en cabeza de 11 familias diferentes: los siete hijos de Hernando Santos Castillo y los cuatro de Enrique. En las estadísticas mundiales, está comprobado que los negocios de familia se acaban cuando pasan a la cuarta generación, que es justamente la que viene en camino a asumir las riendas.

El 48 por ciento restante de la propiedad de El Tiempo está repartido entre diferentes personas que no son de la familia Santos. Entre ellos figuran los Espinosa, los Posada García-Peña, los Samper Pizano y los González-Pacheco, entre otros. Esa atomización de la propiedad pone en riesgo el negocio, debido a la cantidad de intereses distintos, tanto en el interior de la empresa como de la propia familia. Otro tema que ha sido bastante complicado de manejar para los Santos es la presencia de Pacho y Juan Manuel en el gobierno. El primero es Vicepresidente de la República, y el segundo, Ministro de Defensa. Dos importantes cargos del Estado que afectan la credibilidad de un periódico cuyo patrimonio fundamental es la independencia.

El precio es correcto

Si lo que busca El Tiempo es un socio estratégico y no un cheque, entonces deberá vender al menos el 51 por ciento de su propiedad. Difícilmente un inversionista estratégico va a echarse la empresa al hombro si no tiene el control accionario. Partiendo de esa base, ¿cuánto puede entonces llegar a costar la mitad de la Casa Editorial El Tiempo?

Lo primero que hay que tener en cuenta es que se trata del mayor conglomerado de medios impresos del país. La Ceet es dueña del periódico El Tiempo, el canal de Bogotá CityTV, los diarios Hoy, Portafolio y varios periódicos regionales como Boyacá 7 días, Llano 7 días y Tolima 7 días. También es dueña de las revistas Aló, Don Juan y socia de las revistas Cambio y Credencial, entre otras publicaciones

Lo segundo que hay tener claro es que El Tiempo es un periódico único en su especie. No sólo es el único diario de circulación nacional, sino que además no hay nadie en Colombia ni en el mundo que esté dispuesto a bajarse de 50 millones de dólares para montarle la competencia en un negocio donde los periódicos están decreciendo. Los mercados pagan bien ese cuasimonopolio. Es decir, tiene una prima, o un valor sustancial sobre el precio de una transacción normal.

Lo otro que hay que tener en cuenta es que de aquí a que Internet le haga mella, puede pasar una década. Actualmente, el gasto en publicidad online en América Latina no llega ni al 5 por ciento del total, según datos de la firma de consultoría e-marketer. A eso se suma que el papel no va a desaparecer. Así como la televisión no mató el cine, tampoco la era digital tiene por qué matar a los impresos. Simplemente, hay un reacomodamiento, y el mundo digital se va a llevar un pedazo grande de la torta publicitaria.

El gran interrogante es cuánto vale todo ese paquete. La forma tradicional de valorar una empresa es calcular su Ebitda (utilidades antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones), aplicarle el múltiplo utilizado en transacciones similares dentro de esa industria y, posteriormente, deducirle la deuda. En el caso de Casa Editorial El Tiempo, el Ebitda del año pasado estuvo alrededor de los 56.000 millones de pesos, es decir, unos 25 millones de dólares. La deuda estuvo por debajo de los 40.000 millones de pesos, casi unos 18 millones de dólares. La incógnita es cuál es el múltiplo que se debe aplicar.

Según un estudio independiente realizado por la banca de inversión Lehman Brothers para el grupo español Recoletos en 2005, el múltiplo promedio para la industria es de 8,5. Las compañías citadas en el estudio arrojan los siguientes múltiplos: Grupo Prisa: 8,9 veces Ebitda; Grupo Editorial L'Expresso: 7,3 veces; Grupo Mondadori: 7,9 veces; Pearson: 9,2 veces; Johnston Press: 9,3 veces, entre otros.

En general, el múltiplo promedio de 8,5 es válido tanto para las grandes empresas editoras de periódicos europeos, como para las empresas estadounidenses del sector. En el caso de las latinoamericanas, este podría estar ligeramente por encima, alrededor de las nueve veces. Pero comparado con otros sectores, estos múltiplos de Ebitda son relativamente bajos. Las empresas de cable, por ejemplo, rondan las 15 veces el Ebitda. Esto se debe a dos cosas: una, que el sector de los periódicos no tiene tasas positivas de crecimiento desde hace años, y dos, el florecimiento de Internet.

Sin embargo, para El Tiempo, un múltiplo de Ebitda de 8 podría no ser aceptable. Si bien en el mundo de las altas finanzas el good will y el poder de la prensa no suman, ser el único diario nacional sí tiene un valor importante. Mucho más cuando se trata del único periódico de la región que está solo en su mercado. En Argentina, Brasil, Ecuador, Venezuela, Chile y todos los demás vecinos hay, como mínimo, tres periódicos nacionales. En Colombia sólo hay uno: El Tiempo.

Teniendo en cuenta eso, un múltiplo Ebitda de 10 suena razonable. De ser así, el valor de El Tiempo es de 230 millones de dólares (25 millones de dólares de Ebitda multiplicado por 10, menos 18 millones de dólares de deuda, da 232 millones de dólares).

Por el momento hay más de cinco interesados, producto de los road shows en Estados Unidos, Europa y América Latina. Los dos que pintan más opcionados, por su perfil, son el grupo español Prisa y el grupo Santo Domingo. El primero es dueño en Colombia de Caracol Radio; en Bolivia, del diario La Razón; en Portugal, de un canal de televisión, y en su país es un emporio de medios de comunicación que abarca desde el diario El País hasta la cadena radial SER. El segundo, el grupo Santo Domingo, es dueño del semanario El Espectador, la revista Cromos y el Canal Caracol. El proceso, según dijo su presidente, debe finalizar hacia mediados de año, y la firma Credit-Suisse es la banca de inversión que acompañará a El Tiempo en todo este lapso.

Un tema que puede llegar a generar controversia es si El Tiempo queda en manos extranjeras. Al fin y al cabo, se trata de un patrimonio no sólo de los Santos, sino también de todos los colombianos. Y es parte fundamental de la historia del país durante el siglo XX. Por lo tanto, que semejante poder informativo quede en manos extranjeras preocupa a más de uno. En Estados Unidos, por ejemplo, la participación extranjera en los medios de comunicación está limitada al 25 por ciento. De ahí que empresarios mediáticos como el australiano Rupert Murdoch o el mexicano Emilio Azcárraga Jean hayan tenido que nacionalizarse para poder adquirir empresas gringas en su totalidad. La limitaciones a la propiedad de los medios tienen su razón de ser: el manejo de la información tiene una alta sensibilidad política, ya que moldea los imaginarios y las creencias de la sociedad. Es así como debido a que el capitalismo global -que ya ha llegado con tanto ímpetu a Colombia- derribó las restricciones a los extranjeros, la lógica empresarial de los medios choca con la lógica política de la información.

En todo caso, la decisión final está en las manos de los actuales accionistas de El Tiempo. Y, para bien del país, ojalá los Santos sepan a qué santo encomendarse para que los ilumine.