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SE COCINA MAS CRUDO

Cusiana sería tan solo la cuota inicial de una riqueza petrolera cuya verdadera dimensión hasta ahora empieza a conocerse.

31 de julio de 1995

LA SEMANA PASADA, CUANDO SE CERRO EL tercer negocio para venderle el petróleo de Cusiana a una compañía norteamericana, al presidente de Ecopetrol, Juan María Rendón, le faltó poco para servir champaña y armar la fiesta. Fue así, no sólo porque se lo compraron a un precio superior al que siempre vende Colombia sino porque la noticia fue algo así como la gota que rebosó la copa de la felicidad.
En tan sólo 15 días, a Rendón le confirmaron otros dos negocios de compra de crudo a buen precio. Esos tres nuevos clientes en Estados Unidos -las compañías Fina, Sun y Tosco- demuestran que el país puede volverse un proveedor crucial del primer mercado para el crudo en el mundo. Ese anuncio significa también que ya se empezará a exportar el petróleo de Cusiana como un producto independiente y de mejor calidad, pues antes se vendía mezclado. En resumidas cuentas, se espera que este año las ventas al exterior de crudo colombiano sumen 2.500 millones de dólares, una cifra récord en el país.
Esa proyección será más fácil de cumplir ahora que el cronograma de producción de Cusiana se adelantó tres meses. Desde ahora el yacimiento comenzará a arrojar 180.000 barriles diarios de petróleo, cifra que se esperaba para finales de este año.
Y la expansión de la producción hasta llegar a 500.000 barriles diarios en un par de años continúa sobre ruedas. El miércoles por la tarde Ecopetrol recibió un comunicado anunciándole la colocación de unos bonos por parte del Oleoducto Colombia, por 150 millones de dólares y la posibilidad de conseguir un crédito directo de siete bancos extranjeros por cerca de 700 millones de dólares, para financiar las obras de desarrollo de Cusiana y Cupiagua, incluyendo el oleoducto, que llevará el crudo hasta Coveñas. La operación es particularmente significativa después de que tras la crisis mexicana en diciembre ni bancos ni inversionistas parecían tener interés en América Latina.
Semejante cadena de anuncios muestra que muchas cosas han cambiado y que todo conduce a una misma cosa: Colombia está dando pasos de gigante para entrar en las codiciadas ligas de las potencias petroleras. Si el país no cabía de la dicha cuando se supo que Cusiana y Cupiagua doblarían las reservas de crudo en Colombia -con al menos 2.000 millones de barriles-, ahora cualquier cosa se puede esperar si se tiene en cuenta que las reservas pueden aumentar hasta más de 4.000 millones de barriles. Eso es lo que indican los cálculos de Ecopetrol con base en exploraciones preliminares que todavía tardarán algún tiempo en confirmarse.
Las cuentas alegres se hacen con base en otros nueve contratos de asociación que hay firmados en el piedemonte llanero, no sólo para encontrar petróleo sino para buscar gas: tres con la British Petroleum y seis con Esso, Total, Kelt, Chevron, Oxy y Amoco (ver mapa). Y además, Ecopetrol está trabajando sola en Coporo, donde podría haber más de 1.000 millones de barriles de reservas. En este último, hasta ahora se va a iniciar la perforación del pozo y no hay ningún dato oficial. Hasta este momento, sin embargo, sólo hay expectativas en todos los contratos, las cuales comenzarán a despejarse en tres meses y sólo en un año se conocerán con mayor certeza.
Y por si acaso el piedemonte no da más abasto, este año se han firmado ocho nuevos contratos -frente a 12 en todo 1994-, la mayoría en el departamento de Santander, con compañías como Mohave, Ampolex y Heritage; como Texas Petroleum Company, Amoco y Triton Resources de Colombia; y uno en el Cauca con Trinity Gas Corporation. De ninguno de esos campos se sabe nada, pero según Rendón "es interesante que, por un lado, las compañías vayan a buscar en otra zona, porque eso quiere decir que hay un buen potencial, y por el otro, que nuevas compañías hayan llegado a Colombia".

EL LADO AMARGO
Pero como no todo puede ser bueno, la historia petrolera de Colombia también tiene algunos lunares negros. El primero y el más grave es que aún no se ha obtenido la licencia ambiental del oleoducto Central, que tiene 800 kilómetros y servirá para transportar el crudo desde el campo de Cusiana hasta el puerto de Coveñas. Según un funcionario del Ministerio del Medio Ambiente, "el defecto máximo es que en la elaboración del estudio de impacto social no se tuvo en cuenta la opinión de las comunidades como debería ser, tratándose de un proyecto que causa traumatismo por la mano de obra que se requiere, la infraestructura que se va a construir, la plata que se va a manejar y los operativos de seguridad que serán necesarios. Por lo pronto, hemos organizado unas seis audiencias públicas donde la comunidad nos explicará sus inquietudes y de ahí esperamos sacar las exigencias que le haremos a Ecopetrol. Además de eso, existen carencias técnicas, aunque sobre eso simplemente hicimos 40 requisiciones y estamos seguros de que las van a cumplir". Lo grave de tantos trámites es que pueden demorar la entrada en operación del oleoducto, que es indispensable para transportar el petróleo que salga de Cusiana. Ese caso ilustra un nuevo dolor de cabeza para las compañías involucradas en el sector: la concertación con las comunidades, vigente en las nuevas normas. Aunque el espíritu de éstas es bueno, en la práctica ha servido para abusos y chantajes en algunas poblaciones. Además, ha multiplicado las instancias de negociación para adelantar cualquier proyecto. Ahora todas las compañías tienen que realizar trámites con comunidades, pueblos, departamentos y Nación para efectuar su labor.
No menos preocupante es el hecho de que se haya postergado la aprobación de la reforma tributaria, en la cual se incluyen cambios en el llamado impuesto de guerra para los nuevos contratos de asociación. Aun el gobierno reconoce que debido a una serie de impuestos, Colombia es uno de los países menos competitivos en la lucha por atraer compañías multinacionales de exploración petrolera. El éxito de Cusiana y las perspectivas del piedemonte llanero han pospuesto la urgencia de algunas reformas, pero a menos que el país se siga ganando un premio mayor de cuando en cuando, va a ser necesario pensar en los premios secos.
TODO UN RETO
Todas las barreras, sin embargo, parecen tener solución, aunque no se sabe cuándo. Lo más difícil será encontrar la forma de manejar una economía que de un momento a otro se puede convertir en una potencia petrolera mediana, tratando de evitar que ocurra lo mismo que pasó en Venezuela.
Esa preocupación es particularmente válida ahora que el país podría duplicar sus reservas actuales de crudio, y por ende la cantidad de divisas que espera por exportaciones de petróleo. Las lecciones recientes que ha aprendido Colombia en este tema son amplias. Está la de Arauca, llena de oportunidades perdidas, despilfarro regional y aumento de la actividad guerrillera. Comienza la de Casanare, con un Estado débil que no parece darse cuenta de lo que tiene entre manos.
Ahora puede lle gar la del Pie de monte. En esta, lo mínimo que se puede pedir no es que a la tercera sea la vencida, sino que ahora sí llegue la victoriosa.