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SECRETO A VOCES

Suiza podría dejar de ser un paraíso bancario por culpa de las normas sobre el lavado de dólares.

13 de agosto de 1990


Los suizos eran famosos en el mundo por cuatro cosas: los chocolates, los relojes, el queso y los bancos. Pero tal como están las cosas, puede ser que no les queden sino tres. Porque con los vientos de cambio que están soplando por Europa y las presiones internacionales, el futuro para el sistema bancario suizo ya no pinta tan bien como antes.

Y la verdad es que Suiza ya no es la que era. No sólo la Confederación Helvética ha dejado de ser el oasis de tranquilidad que la hiciera famosa, sino que su economía -tradicionalmente sólida- ha tenido problemas. El franco suizo, que durante mucho tiempo fue considerada la moneda más estable del mundo, ha sufrido altibajos recientemente. Peor aún, la inflación en Suiza ha llegado al 5% anual, por encima de la de vecinos poderosos como Francia o Alemania.
Como si lo anterior fuera poco, la piedra angular del sistema bancario suizo está empezando a desmoronarse. Las famosas cuentas secretas que durante siglos fueron el principal atractivo para los ahorradores de todo el mundo, están siendo cada vez más cuestionadas. Varios escándalos recientes relacionados con el lavado de dólares y el movimiento de capitales, han obligado a las autoridades a romper -en casos excepcionales- el principio de la reserva bancaria. El más sonado involucró a Elisabeth Kopp, ministra de Justicia del país, cuyo marido fue acusado de organizar un esquema para lavar cerca de mil millones de dólares.

Tales sucesos obligaron a las autoridades a tomar medidas desde 1988. Las primeras iniciativas estuvieron relacionadas con el manejo de fondos que algunos financistas hicieron, utilizando información privilegiada, para especular en los mercados de valores de Estados Unidos. Ahora, el lavado del dinero del narcotráfico, ha obligado a que se aprieten más las tuercas. A partir del 1º de agosto se incluirá un nuevo artículo en el código penal suizo el cual castiga con prisión o multa a quien haya "cometido un acto para impedir la identificación del origen, el descubrimiento o la confiscación de valores patrimoniales, de los cuales se sabía o presumía que provenían de un crimen" .

Esas líneas van a asustar a mucho ahorrador que pensaba en Suiza cada que quería esconder su dinero. Y eso podría provocar un éxodo de capitales hacia otros paraísos bancarios como las islas Caimán, Bermudas, o Luxemburgo, donde las entidades hacen menos preguntas.

Lo anterior no quiere decir que el sistema bancario suizo esté en problemas. No en vano éste maneja dos quintas partes de los activos financieros internacionales. No obstante, sus tres organizaciones estrella -Unión de Bancos Suizos, Corporación de Bancos Suizos y Crédit Suisse- son conscientes de que tendrán que salir a competir agresivamente en Europa si quieren mantener su privilegiada posición. A pesar de la flexibilización del secreto bancario, dichas instituciones confían en que la calidad de sus servicios será suficiente para convencer a los inversionistas de que Suiza sigue siendo -tal como antes- el paraíso de los ahorradores de todo el mundo.--