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A SEMBRAR LA BONANZA

Con el proyecto del Fondo de Estabilización Petrolera, el gobierno aspira a prolongar los beneficios de la explotación de los campos de Cusiana y Cupiagua.

10 de octubre de 1994

FUE UN CHORRO MAS DENtro de una cascada de noticias. Quizás por eso, el anuncio de que el gobierno se propone presentarle al Congreso un proyecto de ley mediante el cual se crearía el Fondo de Estabilización Petrolera, pasó relativamente inadvertido.

No obstante, en un país acostumbrado a vivir "ras con apenas" resulta destacable una iniciativa mediante la cual se ahorrarían algo más de 2.000 millones de dólares, con el fin de regular y ampliar el período de la bonanza petrolera que comenzará a sentirse en forma dentro de dos años. Según el cronograma aprobado por el gobierno, los campos de Cusiana y Cupiagua deben estar generando ingresos cercanos a los 500 millones de dólares en 1996, suma que debería estarse triplicando para 1988. Sin embargo, se espera que a partir del 2002 los rendimientos comiencen a descender, a medida que va disminuyendo la producción de la zona.

En consecuencia, la creación del Fondo debe ayudar para que el impacto de la bonanza se amortigue en los años pico, con lo cual se asegura también que el efecto de la "destorcida" sea más lento. Se calcula que, de ser aprobada la iniciativa, entre los años 1996 y 2001, uno de cada cinco dólares que reciba el país se ahorrarán. Esa proporción debe llegar a un 43 por ciento de los ingresos en 1998.

La idea es que todo lo ahorrado se gaste a lo largo de 15 años, entre el 2002 y el 2016. La administración correría a cargo del Banco de la República que, por cuenta del manejo de las reservas internacionales, tiene la experiencia y la información para invertir esos dineros de manera segura.

Ese hecho le permitirá, tanto a Ecopetrol como a los departamentos y municipios que percibirán regalías, planear de mejor manera la situación financiera. De lo contrario, se corre el peligro de repetir la triste experiencia de Arauca, con su historial de despilfarro y de obras suntuarias.

Y es que las cifras no son nada despreciables. Por ejemplo, el departamento de Casanare debe recibir cerca de 240 millones de dólares al año entre 1998 y el 2001. Con una población de 168.000 habitantes según el censo de 1993, esta suma equivale a un ingreso por persona de 1.500 dólares al año, sin contar las regalías adicionales que le corresponderán a municipios como Yopal o Tauramena. Con la creación del Fondo se espera un ahorro forzoso de unos 270 millones de dólares durante esos cuatro años.

El esquema que se busca es asimilar en términos generales al de otras experiencias exitosa como la del Fondo Nacional del Café. Pero las bondades de iniciativa no se detienen allí.

La aprobación del Fondo de Estabilización Petrolera mejoraría sustancialmente el manejo macroeconómico del país . Por una parte, es una manera de aumentar sustancialmente las tasas de ahorro, en una Nación que tiene un largo trecho por recorrer en ese campo. Por otra, ayuda a esterilizar una cuantía importante de dinero, evitando así las consabidas presiones sobre la inflación y la tasa de cambio.

En particular, se trata de disminuir los efectos de la llamada "enfermedad holandesa", nombre que le dan los especialistas al fenómeno que se presenta cuando un país descubre un recurso natural abundante, que le genera grandes entradas de divisas que aprecian la tasa de cambio y al tiempo afectan el desarrollo de otros sectores de la producción como el industrial.
Los ingresos esperados por la explotación de Cusiana y Cupiagua son tan grandes, que el peligro de que esta circunstancia suceda es real. Esa perspectiva es aun más evidente si se tiene en cuenta que aun sin la bonanza, las autoridades económicas están teniendo problemas hoy en día con la revaluación del peso frente al dólar.

Todo depende, por supuesto, de lo que diga el Congreso al respecto. Y es que a la hora de tomar decisiones sobre recursos de este tipo, el legislativo no tiene el mejor historial. Lo ocurrido con la Ley de Regalías durante la administración pasada, que tuvo que ser devuelta con objeciones después de un tránsito particularmente accidentado, hace prever que el paso de esta iniciativa no será fácil. La cercanía de las elecciones de alcaldes y gobernadores puede entorpecer así mismo la discusión, pues en las regiones productoras cualquier intento de regulación se interpreta como un intento de zarpazo del poder central.

De manera que a pesar de sus cualidades, la suerte del Fondo no está definida ahora. Pues para muchos parlamentarios, más vale regalía en mano que guardada en el banco.