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El ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, es blanco de comentarios y chistes mal intencionados por estos días

ECONOMÍA

Sin luna de miel

El Ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, enfrenta un entorno adverso por cuenta de su escasa experiencia técnica.

9 de junio de 2007

El chiste de moda en algunos círculos de economistas ortodoxos reza así: "Hay tres clases de Ministros de Hacienda. El técnico, como Alberto Carrasquilla, que por su dominio del tema se gana el respeto del Congreso y de sus colegas en la junta directiva del Banco de la República. El semi-técnico, como Juan Manuel Santos, que a pesar de no haber crecido en los corredores del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, se defiende bastante bien en temas económicos y es un ducho en el manejo del Congreso. Y el cuasi-técnico, como Óscar Iván Zuluaga, que no es ni lo uno ni lo otro, y no sabe de economía".

Esta broma mal intencionada -hecha seguramente por algún economista resentido a quien Zuluaga le quitó el turno de ser Ministro- salió hace un tiempo en la sección 1, 2 y 3 del noticiero CMI. Desafortunadamente, forma parte de los comentarios que circulan por estos días en torno a la gestión del nuevo Minhacienda.

Los comentarios van desde que al Ministro le falta conocimiento de lo económico, hasta que goza de poca credibilidad frente al Presidente. Que no tiene la fortaleza para decirles no a las peticiones de sus colegas de gabinete y que tampoco lo respetan en la Junta del Banco de la República. Que Uribe le cree muy poco de lo que dice y que por eso lo manda a hablar con economistas de 'pura cepa', como Ruddy Hommes o Santiago Montenegro. Incluso, se dice que Zuluaga se 'atortola' cada vez que está en un Consejo de Ministros o debatiendo con el Presidente, según le contó a SEMANA un alto funcionario del gobierno.

Es cierto que Zuluaga no es un experto en macroeconomía. También es cierto que los puntos fuertes de su hoja de vida son haber sido un excelente alcalde de Pensilvania, Caldas, un eficaz senador y cofundador del partido de La U. Pero tampoco hay que olvidar que es economista de la Universidad Javeriana y que cuenta con un máster en economía de las finanzas de la Universidad de Exeter en Inglaterra.

Esos últimos créditos, al parecer, no parecen ser suficientes para algunos economistas, que consideran inconveniente la poca experiencia técnica de Zuluaga para administrar asuntos tan importantes como la chequera pública. El último episodio que generó indignación entre la ortodoxia ocurrió la semana pasada. El Ministro de Hacienda descartó algunas de las recomendaciones hechas por la Comisión Independiente de Gasto Público, conformada por cinco de los más respetados economistas del país en este momento: Mauricio Cárdenas, Alejandro Gaviria ,Gabriel Rosas, Rodrigo Botero y Armando Montenegro.

Zuluaga consideró inviable la propuesta de la Comisión de bajar el arancel de algunos alimentos y desmontar los impuestos parafiscales. También se mostró escéptico frente a la posibilidad de objetar varios artículos del Plan de Desarrollo, que, según los cinco expertos, son inconvenientes para el país. Frente a la recomendación más urgente de todas, la de recortar inmediatamente 1,5 billones de pesos del presupuesto de este año, el Ministro dijo que analizaría con calma la propuesta y que trataría de incorporarla al Marco Fiscal de mediano plazo y al presupuesto del próximo año, cuando la sugerencia de la Comisión es hacerlo de inmediato.

Casi al mismo tiempo que se conocían los resultados del Comisión del Gasto, en un foro de empresarios convocado por la Fundación Carlos Lleras Restrepo, el codirector del Banco de la República Fernando Tenjo arremetía contra las últimas decisiones de la Junta. Tenjo dijo que sería un "suicidio" que el Emisor siguiera comprando dólares para frenar la caída de la divisa y advirtió que dichas compras van en contra del objetivo número uno del Banco de la República: controlar el aumento del costo de vida.

Es la segunda vez en menos de un mes que un codirector del Banco de la República se sale del libreto y arremete contra la actual política monetaria. Ya lo había hecho anteriormente Juan Mario Laserna, cuando, a finales de mayo, dijo que la alta inflación y la revaluación del peso eran consecuencias de una economía que se estaba "recalentando". Laserna dijo que las autoridades debían actuar rápidamente y darse de una vez la 'pela' con una serie de medidas para bajar la temperatura. Al día siguiente, el Ministro de Hacienda desestimó las observaciones del codirector del Banco de la República y señaló que el país está lejos de llegar a una situación como la señalada.

Para muchos, Zuluaga se está saliendo del 'manual' de lo que debe hacer un buen Ministro de Hacienda. Por ejemplo, acaba de aprobar 200.000 millones de pesos a los exportadores afectados por la revaluación del peso, siendo que éstos ya se benefician de la ley de Agro Ingreso Seguro, que contempla entregar subsidios en efectivo por 500.000 millones de pesos al año. Tampoco han gustado medidas recientes como el control a los capitales de corto plazo, el aumento del encaje bancario y la desaparición de los deudores morosos de las listas negras de las centrales de riesgo. Todos estos remedios, dicen algunos economistas, han resultado peores que la enfermedad

En el fondo, la preocupación de muchos es que un buen Ministro de Hacienda se mide no sólo por lo que hace, sino por lo que impide que otros hagan. Su trabajo es limitar los recursos que le piden tanto el Presidente como los ministros de área, y hasta ahora, dicen sus críticos, Zuluaga no ha demostrado tener la suficiente capacidad técnica para defender la chequera del Estado. Eso estaría empezado a tener un costo.

Pareciera injusto que al Ministro le estén pasando la cuenta de cobro, si lleva tan pocos meses en el cargo y si se tiene en cuenta que muchas de las dificultades las heredó de Carrasquilla. El problema radica en que en la cartera que él dirige no hay período de prueba. Tendrá que aprender a los trancazos, como les tocó a otros ministros de Hacienda de origen político y no técnico. Como Carlos Lleras Restrepo y César Gaviria Trujillo.