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Sueldos de año nuevo

Después de tres años de recortes en los salarios de los altos ejecutivos, las empresas comienzan a descongelar la remuneración de sus gerentes y directivos.

1 de diciembre de 2002

Como ocurre siempre a finales de año, la puja por los incrementos salariales ya comenzó entre empresarios y trabajadores. Los primeros advierten que el palo no está para cucharas pues todavía la recuperación económica es incipiente y se avecina una avalancha de impuestos que les va a dejar muy poco margen de maniobra para hacerle ajustes a la nómina. Entre los empleados, muchos se quejan de que llevan más de tres años sin que se les suba el sueldo, por lo cual ganan mucho menos que en 1999, en términos reales.

Este es el caso de los altos ejecutivos, pues la crisis económica los obligó a darse la pela. Los generosos sueldos y los elevados aumentos anuales se han racionalizado mucho. En los tres últimos años los honorarios de presidentes, vicepresidentes y directores cayeron entre 20 y 50 por ciento en las grandes y medianas empresas nacionales, según estudios hechos por las firmas de consultoría en recursos humanos que existen en el país.

Mientras que a comienzos de 2000 el presidente de un banco de gran tamaño ganaba en promedio entre 26 y 32 millones de pesos mensuales -dependiendo de su prestigio, su hoja de vida y su habilidad para negociar- hoy ese mismo profesional no gana más de 23 millones al mes. Eso quiere decir que los ingresos para los presidentes de los bancos cayeron hasta en 28 por ciento.

Este fuerte proceso de ajuste no es exclusivo del sector bancario. En el caso de las empresas del sector real las cosas no pintan mejor. Hace tres años el gerente de una empresa manufacturera de tamaño mediano -esto es, con ventas anuales entre 40.000 y 100.000 millones de pesos- recibía una asignación mensual de 16 millones de pesos; hoy no puede aspirar a más de 14 millones. Si a eso se le suma la pérdida de poder adquisitivo por cuenta de la inflación y la devaluación de los últimos 36 meses, la cifra puede aumentar varios millones de pesos más.

La pela

El apretón a los ejecutivos también está dado por el recorte a las prebendas y beneficios extrasalariales. Las acciones en los clubes, automóviles con chofer, tarjetas de crédito empresariales, gastos de representación, viajes en primera clase y pago de los teléfonos celulares son algunos de los lujos que muchas empresas han optado por desmontar.

Otra tendencia que se ha acentuado es la de cambiar salarios fijos por sueldos variables, que dependen de los resultados individuales y también de los de la compañía. "Hoy en día la proporción del sueldo variable supera el 30 por ciento de la remuneración total de algunos ejecutivos", dice el presidente de Human Capital Consulting, José Manuel Acosta, empresa consultora en recursos humanos que forma parte del grupo Seeliger & Conde Internacional.

Igual opinión comparte José Fernando Calderón, de Egon Zehnder International, una firma dedicada a la caza de talentos. "Estos últimos años han servido para que se imponga en el país una cultura de pago por resultados, por lo cual los trabajadores se ven obligados cada vez más a demostrar sus capacidades", asegura Calderón.

Durante los últimos años esta modalidad ha tomado tal fuerza en el país que, de acuerdo con un estudio realizado por Human Capital Consulting, en 2002 el 30 por ciento de las empresas del país compensan a sus ejecutivos con pago variable y 60 por ciento están dispuestas a reestructurar la forma de pago, segmentando el ingreso en un fijo y en un variable definido por indicadores de gestión que midan los resultados obtenidos.

Lo que la mayoría de empresas utiliza como indicadores son variables tales como el trabajo en equipo, las habilidades y destrezas, la capacidad de resolución de conflictos, el servicio al cliente, el impacto y contribución a las unidades del negocio. Algunas más sofisticadas emplean herramientas como el EVA (Economic Value Added) para medir qué tanto ayudan sus altos ejecutivos a incrementar el valor de la compañía.

Si bien 2003 no se perfila como el año de la revancha para los salarios de los ejecutivos sí ha sido denominado por varios analistas como el de la transición ya que, en los tres últimos, la pérdida del ingreso real fue evidente por las difíciles condiciones de la economía.

Aunque los aumentos salariales dependen de múltiples factores varias firmas de consultoría calculan que éstos pueden estar cercanos a la inflación. Un reciente estudio realizado por PriceWaterhouseCoopers entre 150 empresas estima que, en promedio, los salarios de los ejecutivos podrían aumentar 7 por ciento para el próximo año. "Las empresas estimaron un aumento de 5 por ciento por costo de vida más un máximo de 2 por ciento atado a la evaluación del desempeño individual", dice la gerente de Compensación de PriceWaterhouse, Julieta de Castro.

Para 2003, según los reportes de las diferentes firmas, los mejores salarios en el mundo ejecutivo se verán en los sectores de consumo masivo, alimentos y bebidas, telecomunicaciones y en la industria farmacéutica. En tanto los sectores de seguros, salud, construcción y servicios se ubicarán por debajo del promedio.

Los aumentos salariales de los ejecutivos para 2003, pese a que estarán muy cercanos a la inflación, reflejan un esfuerzo de las empresas por mantener a gusto a los mejores directivos en sus filas, una estrategia que es fundamental en tiempos de apertura y alta competencia internacional. Los jóvenes ejecutivos, que recién ingresan a cargos de alto nivel, van a llevar las de perder. Por cuenta de la rotación, que se derivó de la crisis económica, muchos de ellos entrarán ganando menos que sus antecesores, así estén mucho más preparados, lo que también significa un detrimento real del ingreso.

Pero la buena nueva de tener aumento después de tres años vendrá acompañada, para muchos ejecutivos, de una mala noticia, que es la reforma tributaria. Propuestas que se discuten en la actualidad, como la de reducir la exención de las rentas laborales de 30 a 25 por ciento, y la de ponerle un tope de cuatro millones de pesos a este beneficio tributario, se harán sentir precisamente en las finanzas personales de los altos ejecutivos.